La Real Sociedad solo ha logrado dos puntos de seis posibles contra el colista y ante el Getafe, un bagaje que a priori sabe a poco pero que conviene analizar tomando cierta distancia, con la perspectiva que dan la propia competición y sus acontecimientos recientes. El Athletic empata contra el Granada, el Villarreal gana en el descuento al Almería, el Atlético de Madrid pierde en Vitoria... A todos los equipos les cuesta un mundo sumar a estas alturas del campeonato. Obviamente, también a un conjunto txuri-urdin que arrastra la campaña que arrastra. Ya avisó Imanol hace mes y medio, cuando Copa del Rey y Champions League desaparecieron del calendario, que las famosas semanas limpias tampoco iban a hacer milagros. Se agradecen. Aportan necesarias dosis de gasolina. Pero no es lo mismo cargar diez eurillos de combustible que llenar el depósito completo, objetivo este que solo se consigue mediante dos pasos. Primero: mandar a los futbolistas de vacaciones. Segundo: llevar a cabo después una pretemporada. Y si es una pretemporada como Dios manda, mejor que mejor.

1- CON UNO MÁS POR DENTRO. El notable arranque de la Real tuvo su razón de ser en la superioridad interior que los txuri-urdin (recuadro) supieron explotar. Al saltar Maksimovic a por Pacheco, el Getafe presionaba con un 4-4-2 que desnudaba su medular, sobre todo si Óscar no ayudaba lo suficiente por dentro. Mediante esta filtrada (imagen) de Le Normand a un Zakharyan libre, los de Imanol comenzaron a construir la acción del 0-1.

El equipo empezó muy bien el partido del domingo en Getafe. Ante un rival que desnudaba su centro del campo para presionar y cuyos teóricos extremos (Greenwood y Óscar) no ayudaban en exceso basculando dentro, la Real se hartó de encontrar hombres libres en zonas interiores, cocinando así el 0-1. Moviendo el balón con precisión y apretando de forma eficiente, los txuri-urdin eran muy superiores, pero el rival acertó de repente a hallar el lado débil del rombo defensivo blanquiazul. Diez segundos antes de que Carmona diera uno de los pases claves de la acción, Barrene, su teórico par, recibía un suplemento de un auxiliar y se lo tomaba sobre la marcha al sentirse mareado, circunstancia que pudo explicar su actitud menos agresiva a la hora de salir fuera a por el lateral azulón.

2- ROMBO CON PUNTO DÉBIL. Como suele ser habitual, la Real apostó de inicio por presionar al Getafe mediante un 4-4-2 en rombo. Los azulones, sin embargo, supieron encontrar el punto débil de semejante dibujo en la jugada del empate. Con los txuri-urdin basculados hacia su izquierda, el rival acertó a cambiar de orientación para encontrar a Rico. A Barrene, que ya acusaba cierta indisposición, le había faltado agresividad a la hora de apretar a Carmona.

Dicen que el fútbol es un estado de ánimo y el adversario, espoleado por el gol, fue poco a poco haciéndose con el encuentro. Porque Óscar ya sabía que tenía que vigilar antes a Zakharyan que a Traoré. Y porque el equipo local pasó a encontrar cada vez más espacio y más tiempo para lanzar directamente a su última línea. Maniobró bien ahí Imanol, con un cambio a secas, ni ofensivo ni defensivo. Se trataba, mediada esa segunda parte, de jugar mejor, y conseguirlo simplemente pasó por introducir un zaguero más. Acierto del míster. La Real se ajustó así para apretar al hombre con marcas claras y definidas. Y consiguió también atacar con mayor fluidez: Odriozola como carrilero y Kubo como interior protagonizarían al final las dos mejores tentativas. Pudo parecer insuficiente el punto... Pero todo suma en primavera.

3- MEJORADOS CON EL 3-5-2. Con 1-1 y un claro panorama de inferioridad sobre el campo, Imanol varió el sistema mediante una maniobra que, por mucho que añadiera un zaguero a la ecuación, no resultó defensiva. Con el 3-5-2, la Real volvió a hallar conexiones interiores apoyándose en el favorable seis contra cuatro (recuadro) que tenía dentro. Además, el nuevo dibujo facilitó presionar a pares al Getafe, opción a priori más arriesgada.