A nadie se le escapa que estamos ya en abril y que ha pasado casi toda la temporada sin que apenas hayamos disfrutado del supuesto potencial de Zakharyan. Su fichaje incluso admite muchas discusiones, porque la dirección deportiva optó por la contratación de una gran promesa rusa, unos de los candidatos europeos para ser estrella durante la próxima década, pero que, obviamente, necesitaba un tiempo de aclimatación porque no había salido de su país, no conocía el idioma y tenía un carácter retraído y tímido que tampoco le iba a ayudar en su integración.

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Las mejores jugadas del Alavés-Real Sociedad Paulino Oribe Gutiérrez

Expectativas altas

Una vez más, el mejor termómetro para calibrar el nivel de un futbolista que promete mucho pero que no acaba de estar a la altura de las expectativas que genera su fichaje, son sus propios compañeros. Y en Zubieta todos aseguraban desde el primer día que su talento era indiscutible y que tarde o temprano iba a deslumbrar

Su entrenador, Imanol, fue el que apostó fuerte por su progresión hasta el punto de que le fue cambiando de puesto para allanar su aterrizaje, poniéndole en la banda para que no asumiera tantas responsabilidades. Pero sus condiciones no engañaban a nadie. Es un mediapunta como la copa de un pino y ayer, en el derbi de Mendizorrotza ante el Alavés, el zar inició la reconquista de un imperio aún por descubrir al mostrar todas las virtudes que apuntaba y nos anunciaban los que de verdad le conocían. Imanol no tardó en imponerle el gen competitivo, ese que evita que sea frío e indolente como al principio nos preocupaba.

Pero este domingo, tras la lesión de Brais, ha asumido galones, ha querido ser protagonista, ha disfrutado de las luces que le enfocaban y ha marcado las diferencias para que la Real sellara su tercera victoria seguida en Liga. Cuando no tiene dos partidos a la semana, vuelve el equipo que no perdona y que apenas deja escapar puntos. No es casualidad, lleva cinco años haciéndolo

Su segundo saque de esquina seguido con música a la cabeza de Pacheco ha acabado decidiendo un encuentro bien jugado por la Real, en el que ha sido muy superior al Alavés a pesar de que en este escenario siempre le cuesta mostrar su juego y todo su repertorio. Una vez más, Remiro ha sido un simple espectador que no ha tenido que hacer ninguna parada en todo el partido. En definitiva, la Real de Imanol de siempre. Nada nuevo bajo el sol. Ni bajo el frío vitoriano.

Ha vuelto el tridente mágico

El conjunto realista regresaba a la competición dos semanas después de haber derrotado al Cádiz en la que supuso su segunda victoria consecutiva. Imanol ha obrado el milagro de volver a contar con su tridente mágico de la temporada tras 28 partidos. Concretamente desde el 8 de noviembre en la paliza al Benfica en Anoeta. Pero lo mejor no ha sido eso, sino que la baja de Brais la ha cubierto un Zakharyan que ha sacado a relucir por fin gran parte de su repertorio cuando muchos ya la tildaban precipitadamente de fracasado o de fichaje equivocado. Pacheco ha ocupado la plaza del sancionado Le Normand y el resto han sido los esperados con los tres hombres G de los ex, Gorosabel, Guridi y Guevara enfrente.

Gorosabel disputa un balón con Javi Galán Paulino Oribe Gutiérrez

El equipo txuri-urdin ha dominado y ha dado la sensación de ser mucho más equipo en la primera parte. La pena es que eso no se ha traducido ni en ocasiones claras ni se ha plasmado en el marcador. En una primera parte bastante decepcionante, aburrida y de muy poco nivel, las oportunidades han llegado a cuentagotas. A los dos minutos Zubeldia no ha empujado una peinada de Merino, a los 12 Barrene, tras un incisivo recorte, ha disparado demasiado cruzado y dos pases extraordinarios y medidos de Zakharyan no los ha aprovechado Oyarzabal, primero por entretenerse en un recorte evitable y segundo porque le han anulado la vaselina al estar por milímetros en fuera de juego.

Susto de los babazorros

La única opción del Alavés, con clara predisposición a la contra a pesar de jugar en casa, ha llegado en una contra después de una posible falta a Zakharyan que Luis Rioja ha culminado con un disparo al palo. Antes del entreacto, un Kubo muy apagado se ha lesionado y ha pedido el cambio. Confirmado: el tridente está maldito. 

 

Ambiente de derbi en Mendizorrotza Paulino Oribe Gutiérrez

En la reanudación, Zakharyan ha sacado el compás en el córner y su primer centro lo ha cabeceado Pacheco con una parada en dos tiempos estelar de Sivera y en el segundo, el testarazo del mismo protagonista ha acabado en las redes. A partir de ese momento, el Alavés ha intentado meterse en el duelo con los cambios pero la Real ha controlado muy bien la situación y sin apenas sobresaltos, salvo un susto en un barullo en la prolongación, se ha llevado los tres puntos ante su afición que se ha repartido por toda la grada.

Y ya son tres victorias seguidas, lo que deja el Betis a siete puntos, una distancia considerable para confiar en que el quinto pasaporte para Europa consecutivo no se le puede escapar.

La Real por fin ha comprendido que para vencer en Vitoria hay que jugar de otra forma, sin exponerse tanto y esperando hasta que llegue su oportunidad para no desaprovecharla. Ahora llegan otros quince días de trabajo en Zubieta, lo que promete mucho para creer en que el sprint final de los de Imanol va a ser tan fuerte como los de todos los años. Ya tenemos otro recuerdo bueno de Mendizorrotza. Una postal de mérito y de orgullo.

Superar las adversidades

Un equipo que casi siempre se encuentra a la altura de las circunstancias y que, además, sabe adaptarse a las situaciones para aprender y reinventarse lo que le permite ganar en escenarios históricamente hostiles como es Vitoria. Gran Real. Así le vieron en Mendizorrotza. Y a nosotros no nos puede sorprender su meritoria reacción.