Dicen que soñar es gratis. Pero la expresión se refiere a cuestiones casi milagrosas. La misión de la Real es perfectamente posible y se encuentra al alcance de su mano porque cuenta con las suficientes individualidades como para marcar las diferencias si tiene un buen día y un funcionamiento coral que le convirtió en el mejor equipo del torneo en la fase de grupos. Además es que tampoco se trata de la gesta de las gestas. Aunque en la Champions se enchufa mucho más, el PSG no luce esa versión arrolladora de años anteriores, como quedó demostrado en la primera parte de la ida en el Parc des Princes, que debió acabar con ventaja txuri-urdin, y un 2-0 tampoco es un resultado tan definitivo desde que no valen doble los goles marcados en campo contrario. En realidad lo que tienen que hacer los realistas es vencer el partido y si lo logran, estarán muy cerca de igualar o remontar el resultado.
Está claro que el equipo solo ha remontado una eliminatoria en la historia de Anoeta, que lleva tres meses sin ganar en casa, que viene tocado por el terrible varapalo de la Copa y lo que cada uno quiera añadir, pero el fútbol suele guardar sorpresas para los clubes y los equipos que hacen muchas cosas bien como la Real. Y si contra el Mallorca había mucho que perder y bastante menos cosas que ganar, en esta ocasión a nadie se le escapa que la Real tiene todo por ganar y nada por perder.
Como ya sucedió el martes, se espera un gran lleno y se confía que una atmósfera increíble para reforzar la confianza de los jugadores y su convicción de que pueden hacerlo. Como suele decir Imanol, por intentarlo no va a ser. Igual no se vuelve a la Champions en muchos años y no todos los días visita Anoeta uno de los gallos del viejo continente a pesar de que nunca haya ganado la Campions. Por algo será, porque ellos se vuelcan todos los años en estar cerca del gran título.
Imanol al final ha metido en la lista a Barrenetxea que no será titular. ¿Cuántas veces se habrá arrepentido el técnico de haberle alineado contra el Villarreal en la Liga? En principio el oriotarra recurrirá a su once de gala con Remiro, Traoré, Zubeldia, Le Normand y Javi Galán en la zaga; Zubimendi, Merino y Brais en la medular y arriba, Kubo, André Silva y Oyarzabal. Un once reconocible y que ya ha demostrado que puede competir y derrotar a cualquiera. Ahora a ver si tiene la energía suficiente.
El PSG llega en su habitual crisis anual que genera Mbappé, el mejor del mundo. Esta vez la cosa va en serio al haber confirmado al club que no renovará su contrato, y parece que recalará en el Madrid. Como suele pasar con este tipo de cracks, la intención de su entrenador, Luis Enrique, es formar un bloque fuerte y compacto que deje de depender tanto de las individualidades. Un candidato al título, con eso está todo dicho, pero con debilidades...