Dicen que el mejor remedio para la resaca que implica una derrota consiste en encarar cuanto antes un nuevo partido. En el caso de la Real Sociedad, la premisa se cumple en toda su expresión, pues los txuri-urdin perdieron un derbi el sábado en Bilbao y ahora espera otro a la vuelta de la esquina, el miércoles en El Sadar contra Osasuna (21.00 horas). El emparejamiento entre ambos equipos implica una especie de guiño al título que conquistó el cuadro blanquiazul hace apenas tres años en La Cartuja: durante aquella edición de la Copa del Rey, navarros y guipuzcoanos también se midieron en octavos de final y a partido único, con victoria de los de Imanol en Anoeta (3-1). Ahora la eliminatoria se repite, aunque en Pamplona.

La trayectoria de esta plantilla durante los más de cinco años de proyecto que acumula el técnico oriotarra en el banquillo habla de un auténtico martillo pilón. Con sus rachas mejores o peores, el equipo garantiza siempre una competitividad que no debería faltar este miércoles en feudo rojillo. Esto no es óbice, sin embargo, para reconocer igualmente que la derrota de San Mamés ha dejado un poso muy amargo. La Real perdió el que para su entrenador es “el encuentro más importante de la temporada”, una opinión subjetiva que sin embargo no se aleja de la trascendencia que tiene el duelo entre vecinos.

Bilbao y Pamplona

La de Bilbao fue una contienda extraña, ya que la renuncia de ambos equipos a salir desde atrás en corto, ante las eficaces presiones del rival, llevó el partido a un contexto de disputas y de balones divididos poco acorde a lo que venían estilando Athletic y Real últimamente. Rojiblancos y txuri-urdin aceptaron así un encuentro de panorama general muy igualado en el que, eso sí, dio la sensación de que los locales se encontraron más cómodos dentro de la incomodidad. Duelos, pugnas, robos, acciones de pierna fuerte... El porcentaje de éxitos de los zurigorris en este tipo de acciones resultó superior al de los guipuzcoanos, y así comienza a explicarse el marcador final. Toca tomar nota para lo que viene.

Y lo que viene no es cualquier cosa, una visita a Osasuna en El Sadar. Si nos ceñimos a lo que dictaría la teoría en vísperas del encuentro, el partido de la capital navarra se podría aproximar a lo recientemente vivido en San Mamés. Los clichés que rodean a los encuentros allí hablan igualmente de duelos intensos, con muchas disputas, aunque el precedente liguero del pasado diciembre (1-1) apunta a un panorama distinto. Para recibir a la Real hace mes y medio, Jagoba Arrasate apostó por un 5-3-2 que le dio buen resultado a la hora de cortocircuitar el juego txuri-urdin, aun a costa de ceder metros. Los rojillos se replegaron, eso sí, desde la licencia que les concedió su tempranero gol. Veremos el miércoles, si el 0-0 se prolonga en mayor medida.

El trabajo de Imanol estos días, con una plantilla que a nivel moral y psicológico sabe reponerse de los golpes, se va a centrar principalmente en preparar alternativas a lo que plantee el rival en El Sadar. Jagoba repitió 5-3-2 el pasado jueves en la Supercopa contra el Barça, por lo que el plan A txuri-urdin pasaría por meter mano a un adversario bien protegido atrás, en un encuentro con su asterisco. A diferencia de lo que sucede en Liga, el empate inicial el miércoles no implicará reparto de puntos, sino prórroga y quizás penaltis. En la Copa del Rey los encuentros, convertidos en eliminatorias, cobran un espíritu diferente.

Todo o nada

Los últimos resultados ligueros y la nómina de efectivos con la que la Real está compitiendo, lastrada por las bajas de los internacionales, han generado una sensación negativa que choca con la situación del equipo. En Liga es sexto y se encuentra bien situado para sellar su quinto billete europeo consecutivo. En la Champions fue primero de grupo y le aguarda una ilusionante eliminatoria con el PSG. Y en la Copa del Rey se han hecho los deberse ante tres adversarios de inferior categoría para alcanzar los octavos de final. Semejante fotografía, sin embargo, estará en juego en El Sadar, en un duelo a todo o nada que dejará a una de sus contendientes fuera del torneo. Así, el encuentro es trascendente y susceptible también de generar dinámicas: una derrota afearía el panorama descrito, mientras un triunfo sería revitalizante.

De momento, el historial reciente en la competición del K.O. invita al optimismo. Imanol Alguacil ha dirigido al equipo en cinco ediciones de la misma, saldadas con un título, dos eliminaciones en cuartos de final (1-0 ante el Barça en 2023 y 0-4 con el Betis en 2022) y otras dos en octavos de final (3-1 con el propio Betis en 2021 y 2-2 global con los verdiblancos en 2019).