El de Samu Omorodion es uno de esos casos que hablan de lo rápido que pueden darse las cosas en el mundo del fútbol. Este delantero de padres nigerianos, nacimiento español (en Melilla) e infancia sevillana impresiona ahora a media Liga con los colores del Deportivo Alavés, cuando hace apenas seis meses pocos le conocían. Es cierto, acababa de concluir entonces la temporada de su explosión como jugador, la 2022-23. Pero durante el curso en cuestión solo había competido con el filial del Granada, sin incursiones en la plantilla ascensora de Segunda División pese a estar a punto de cumplir 19 años. Tenía y tiene toda una carrera por delante, pero en contextos de precocidad como el actual muchos debutan con anterioridad...

El caso es que Paco López, el técnico (ya destituido) del Granada que subió a Primera, se fijó este verano en Samu, en sus 18 goles del pasado curso e incluso en su incursión internacional durante el Europeo sub-19 que se disputó en julio con España. Omorodion fue luego titular en la primera jornada liguera, marcó en la derrota contra el Atlético de Madrid en el Metropolitano (3-1), y la historia a partir de ahí resulta ya mucho más conocida: el club colchonero pagó a botepronto seis millones de euros por su traspaso, y lo cedió de inmediato a un Alavés que ya disfruta y sufre, a partes iguales, a un atacante tan peligroso y amenazante como falto de acierto para el gol (suma solo cuatro como babazorro). Hace semanas que arrebató la titularidad a Kike García. Y desde entonces ha aportado al juego del equipo casi todo lo que este necesita. Solo le queda mostrar un poquito más de puntería.

Letales en transición

En la era de las nuevas tecnologías y de las redes sociales, se hizo viral este diciembre un vídeo de Míchel, entrenador del Girona, abroncando a su jugador Savinho tras cometer una pérdida aparentemente intrascendente. El cuadro catalán ganó aquel día al Alavés en Montilivi, con holgura además (3-0), pero el entrenador local hizo hincapié en no propiciar contragolpes del rival. Preguntado al respecto tras el encuentro, Míchel adujo la velocidad de Samu y Luis Rioja, así como los buenos envíos de Guevara y Guridi, para justificar su bronca. Y lo cierto es que ver en acción al adversario txur-urdin viene a darle la razón, residiendo la velocidad visitante en el principal foco de peligro esta tarde en Anoeta

El Alavés aterriza en Donostia falto de puntos. Su 2023 resultó espectacular, ascendiendo en el descuento de la prórroga en el play-off y permaneciendo fuera de la zona de descenso tras 18 jornadas en la máxima categoría. Sin embargo, el cuadro albiazul se apresta a cerrar la primera vuelta con la rémora que suponen sus dos últimos partidos en casa. El 10 de diciembre perdió de forma increíble en Mendizorrotza contra Las Palmas (0-1), en la tarde más aciaga para el citado Samu Omorodion. Once días después, mientras, quien ganó en Vitoria fue el Real Madrid (0-1), con diez y tras un cúmulo de despropósitos locales en el tiempo de prolongación. Otro gallo les cantaría ahora mismo a los de Luis García Plaza si hubiesen sumado los cuatro puntos que merecieron entonces, alcanzando los 20. De momento se tienen que conformar (o no) con 16, solo tres más que el 18º clasificado (el Celta).

Las esperanzas a futuro pasan por la competitividad casi permanente de un equipo que rara vez le pierde la cara a los partidos. El citado episodio de Girona hace solo dos jornadas resultó extraño por inusual, con un Alavés poco compacto y desajustado de forma casi permanente por el dinamismo del entonces líder. Al margen de aquel borrón, los aficionados albiazules pueden ser optimistas si a la base colectiva ya existente se le suman dosis adicionales de acierto para el gol y una pieza de la que carece la plantilla, un extremo derecho específico para el 4-2-3-1 del técnico madrileño. Luis Rioja (ala izquierda) y Andoni Gorosabel (lateral derecho) venían jugando ahí últimamente. Ahora, con el mercado ya abierto, ha llegado Carlos Vicente (Racing de Ferrol). 

RECORDATORIO: NO ERA LUIS GARCÍA...

Luis García Plaza, entrenador del Alavés, ha visitado siete veces Anoeta, con Levante, Getafe y Mallorca. No sabe lo que es ganar en feudo txuri-urdin (cuatro empates y tres derrotas), estadística que alimenta, entre otro resultados, el 3-1 al cuadro granota en la campaña del ascenso. Durante aquel partido, tras una discusión, Martín Lasarte (expulsado) se despojó de la americana retando a una pelea en el túnel a un técnico rival, pero dicho técnico, en contra de la creencia general, no era Luis García, sino el preparador de porteros visitante.