Aterriza la Real Sociedad en el Metropolitano con la afición local mirando más a las 18.15 horas de este domingo que a las 16.15. No se trata tanto de que empiece el partido como de que termine, y de que llegue así, por fin, un parón internacional balsámico para el Atlético de Madrid. Recibe al equipo txuri-urdin sin siete futbolistas lesionados (Soyuncu, Giménez, Reinildo, Barrios, Lemar, Depay y Correa) y tras ver este pasado miércoles como el Feyenoord convertía en agónico su trascendental triunfo europeo. Sin embargo, la evidente merma de energía en el plantel atlético tampoco va a significar, no nos engañemos, ninguna merma de competitividad ni de espíritu. Simeone ha puesto al servicio del colectivo, además, un versátil funcionamiento táctico que otorga a su escuadra una estructura camaleónica, facilitada por el dinamismo y la polivalencia de varios jugadores.

Cuando la Real pueda enlazar varios pases consecutivos y su rival se junte para defender, podrá reconocerse en el Atlético de Madrid un clarísimo 5-3-2. En el resto del fases del juego, mientras, discernir qué esquema dibujan los rojiblancos puede dar para debate. Su salida de balón, por ejemplo, resulta flexible a más no poder, ya que los centrales de los costados, Azpilicueta y Hermoso, sirven tanto para el eje de la zaga como para el lateral (derecho e izquierdo respectivamente) de una línea de cuatro. Delante de ellos pueden actuar, además, carrileros con alma de extremos como Nahuel Molina, Samu Lino o un Riquelme que, proyectado al ataque, tiende en mayor medida a ocupar parcelas interiores. Muta por un lado la defensa colchonera. Muta luego por el otro. Y genera así, en líneas generales, una especie de desorden que afecta mucho más al rival, mientras en clave atlética hablamos de un desorden ordenado (y trabajado).

Aún hay más

Los de Simeone vienen de tener en el Feyenoord, durante el mencionado encuentro, a un adversario de características relativamente similares a las de la Real, por juego y también por sistema, el 4-3-3. Pues bien, el Atlético se matizó el miércoles de un modo que puede servir como referencia de cara a lo que aguarda este domingo. Los madrileños respetaron a menudo su línea inicial de tres al comenzar las ofensivas, cosa que no suelen hacer. Y formaron así una especie de 3-4-3 cuya media abandonaba Saúl para formar arriba con Morata y Griezmann y atacar con eficacia el pasillo entre central y lateral. Tras el descanso, Simeone le dio una vuelta de tuerca al equipo sentando a De Paul, retrasando al propio Saúl y metiendo en el campo a Llorente para que hiciera exactamente lo mismo que había ejecutado su compañero antes del descanso, pero en esta ocasión desde el perfil derecho. Semejantes movimientos explicaban, en el minuto 50, por qué ganaba 3-2 un Atlético que ocupaba a menudo la vanguardia con hasta cinco futbolistas, los tres de arriba más los dos carrileros. Después tocaría ya sufrir para sostener la renta.

Replegado, con Witsel atrás (no es defensa) y con un Azpilicueta que no termina de estar fino, el Atlético se encomendó entonces a un brillante Oblak, quien salvó los tres puntos. Estos no fueron óbice, sin embargo, para que el duelo concluyera con la sensación de que el cuadro madrileño abrió demasiadas puertas a su rival. ¿Cuáles? Su bloque bajo no resultó consistente. Y antes la presión adelantada había evidenciado igualmente ciertas grietas, si el equipo no acompasaba bien un movimiento relativamente arriesgado y que apunta a darse también contra la Real. A los interiores les va a tocar salir fuera a por Traoré y Aihen. Los carrileros se van a quedar pegados a la banda con Kubo y Barrene (o con quien juegue). Y a dos centrales les va a corresponder saltar a por Merino y Brais, generando unos espacios aprovechables si media antes una buena circulación. Cuidado, eso sí, porque el rival suele emplearse así por algo. Busca robarte lo más arriba posible y correr. Si lo logra es letal.

EL CARRIL ZURDO Y LA 'LEY SIMEONE'

A quienes llegan al Atlético de Madrid de Simeone les cuesta una barbaridad hacerse con un hueco en el once tipo del argentino. Y si no que se lo cuenten a Antoine Griezmann... El caso es que semejante tradición choca frontalmente con las circunstancias actuales en el carril zurdo de los colchoneros. Dos de sus ocupantes el pasado curso se han marchado ya (Carrasco y Reguilón ). El otro (Reinildo) está lesionado. Y ahora tres refuerzos como Lino (Valencia), Riquelme (Girona) y Galán (Celta) se están repartiendo los minutos en el puesto.