¿Cómo está ahora la salud del arbitraje guipuzcoano? Hubo un momento en el que preocupó la escasez.
–El nuevo equipo gestor del comité técnico de árbitros ha hecho un trabajo excelente. Hemos aumentado la plantilla más de un 20%, hay más de cien árbitros nuevos, así que en este momento no tenemos un problema de número. Hemos remontado la situación gracias al trabajo de mucha gente con el liderazgo de Ayesa. Ahora hay que seguir sembrando para que en el futuro alguno de estos árbitros sea parte de la elite porque sí que es verdad que en la actualidad en categorías profesionales no tenemos la representación que nos corresponde por tradición. A ver si de la cantidad conseguimos sacar la calidad y posicionarnos mejor en el fútbol profesional.
Querer ser árbitro es difícil. ¿Los chavales se apuntan?
–Sí lo hacen. Tenemos más problema en que se apunten en toda la geografía guipuzcoana. Hay zonas, como Donostialdea o Irun, que son cantera de árbitros, pero en otras, en la provincia, cuesta más. Hay que transmitir esa vocación para tener árbitros en todos los sitios. Eso sí, tenemos muy pocas árbitras. Tenemos el mejor fútbol femenino de España y, en cambio, en cuanto al número de colegiadas tenemos mucho que mejorar aún.
Esta última campaña un padre agredió a un árbitro en un partido de juveniles entre el Trintxerpe y el Behobia. ¿Es frecuente o son hechos aislados? ¿Le preocupa?
–Aunque no es frecuente, preocupa mucho. De hecho, es nuestra mayor preocupación en este momento. Tanto es así que el próximo año vamos a monitorizar más de mil partidos de la categoría cadete; vamos a calificar cada partido y a intervenir en cada incidente que surja como prueba. Vamos a poner a expertos en este tema. Porque con las sanciones solo, que han sido muy duras este año, no vamos a conseguir mejorar en este apartado.
¿Y alguna otra medida que se vaya a tomar para evitar el problema?
–Hemos sido la Federación que ha puesto las sanciones más duras con los incidentes en los campos. El siguiente reto va a ser llevar la reflexión a los padres y a las familias a través de un plan de actuación. Y llevarlo también a los chicos que van a ver otros partidos y van a divertirse de una manera que es muy poco sana metiéndose con los contrarios o con los árbitros.
“No creo que en el fútbol haya racismo, pero sí hay comportamientos racistas porque en la sociedad los hay”
Otro asunto alarmante es el del racismo en el deporte. Esta temporada un jugador de las categorías inferiores del Hondarribia sufrió un caso en un partido ante el Hernani. ¿Ha habido sanciones?
–Sí. Ha habido sanciones en este y en otros casos más. No somos una sociedad que tengamos un sesgo racista destacado. Yo no creo que en el fútbol haya racismo, pero sí que hay comportamientos racistas porque en la sociedad los hay. En el fútbol guipuzcoano está muy mal visto cualquier insulto de este tipo. Y en cuanto sucede, las personas que están alrededor rechazan y afean a quien profiere este tipo de insultos. Estamos muy atentos, pero el componente del insulto racista en el fútbol de Gipuzkoa es mínimo, y hemos actuado con la mayor energía cuando ha sucedido. Ahora no hay un número de casos que nos haga estar especialmente preocupados porque es excepcional.
Aunque incide en que no es preocupante en nuestro territorio, ¿qué proponen desde la Federación para acabar con el racismo en el fútbol? ¿Se trabaja desde la educación para evitarlo?
–Así es. Pero a veces se nos exige a las instituciones y a los clubes una responsabilidad que tiene que comenzar por las administraciones, por los colegios y por las familias. Tenemos que repartir responsabilidades y nosotros no hacemos dejación de la nuestra, pero pedimos un esfuerzo a las familias y a las instituciones para la educación preventiva. Quien insulta en un campo lo hace en su vida habitual; quien profiere alusiones racistas en un campo también lo hace en su vida. Somos un reflejo de lo que pasa en la sociedad; por eso todos tenemos que estar alineados y cada institución y cada colectivo tiene que hacer uso de la responsabilidad.