Llegan las mejores noticias desde el Hospital Donostia. Ion Aranburu, el antiguotarra salvajemente agredido el pasado 27 de mayo en Soria, ha salido de la UCI y se encuentra ingresado en planta. Está, según ha podido saber este periódico, “consciente y orientado”, además de ser capaz de mantener “conversaciones normales” con sus familiares y allegados. Ha comenzado a ingerir sólidos y no ha perdido ni un ápice del sentido del humor que le caracteriza. Eso sí, no recuerda nada de lo que le ocurrió el fatídico día que viajó a Soria a encontrarse con un amigo y acabó debatiéndose entre la vida y la muerte al ser víctima de un salvaje ataque propiciado por varios grupos ultra

Se trata de una noticia excelente, más si cabe teniendo en cuenta que los delincuentes que le agredieron en Soria lo dejaron “entre la vida y la muerte”, como ha recordado su familia esta semana en un comunicado. Debido a los golpes a los que fue sometido, Aranburu, de 44 años, sufrió un traumatismo craneoencefálico y rotura de la base del cráneo. Tal era su estado que los facultativos que en un primer momento le atendieron en Soria decidieron trasladarlo de forma urgente al hospital de Burgos, que dispone de una unidad especializada en neurología, ya que su vida corría serio peligro. 

En el hospital burgalés permaneció dos semanas y media en coma inducido y, tras recuperar la consciencia, el pasado día 23 fue trasladado en ambulancia medicalizada al Hospital Donostia, donde permanece ingresado desde entonces. 

Larga recuperación

Las noticias que ahora llegan desde el Hospital son las que la familia y seres queridos de este antiguotarra llevaban tantas semanas esperando. Sin embargo, Aranburu tiene por delante todavía un arduo trabajo de recuperación. Su propia familia reconoce que, aunque la evolución es “favorable” todavía le queda “un camino largo y duro” por recorrer. 

No obstante, tras la inmensa preocupación con la que han vivido el proceso, ahora se instalan en un estado de optimismo: "Estamos convencidos de que en el futuro, volverá, como lo solía hacer, a disfrutar de jornadas de fútbol con sus hijos y amigos en Anoeta, en Soria o en cualquier otro lugar". 

Sin detenidos

Las buenas noticias médicas contrastan con la ausencia de buenas nuevas en la investigación. Casi 40 días después de la brutal paliza, la investigación policial sigue sin dar frutos y continúa sin detenerse a nadie con relación con estos hechos. Se sabe, porque los propios protagonistas colgaron en las redes sociales imágenes del encuentro, que grupos ultra del Numancia y el Leganés participaron en una capea previa a la cacería que organizaron en las calles de Soria y en la que, además de dejar moribundo al donostiarra, hirieron de carácter leve a más personas y destrozaron varios locales de hostelería. 

Unos graves hechos que, sin duda, ponen en tela de juicio la actuación policial. “¿Por qué no se quedó la policía a socorrer a Ion? ¿Por qué les dejaron huir a los atacantes como si no hubiera pasado nada? ¿Por qué no había un dispositivo de seguridad debidamente organizado y serio sabiendo que los atacantes se habían juntado para hacer una capea y habiendo un partido de fútbol importante? ¿Cómo es que no se previó el ataque armado y cobarde? ¿Cómo es posible?", se plantea la familia de la víctima, que denuncia que “una vez más, la ultraderecha ha actuado con total impunidad; entraron en la calle armados y salieron de rositas escoltados. “Hoy por hoy, ninguno de ellos ha pagado por aquello", remarcan. 

En la misma línea, el Ayuntamiento de Donostia ha aprobado esta semana una moción con el apoyo de todos los grupos a excepción del PP, que votó en contra, en la que, además de condenar los hechos y mostrar su solidaridad con el herido, instando a las instituciones implicadas "que aclaren la agresión ocurrida en Soria". 

Con Ion en el camino de la recuperación, lo único que cabe esperar ahora es que los delincuentes que le agredieron paguen por sus actos.

Silencio de la Real

Pese a la gravedad de lo acontecido, la Real continúa sin manifestarse en torno a estos hechos. Una postura cuando menos sorprendente, ya que Aranburu es socio txuri-urdin desde hace años e incluso acude a Anoeta acompañado de sus dos hijos pequeños.

La familia del donostiarra llegó a ponerse en contacto con el club sin que, por el momento, haya recibido ayuda alguna.