Los últimos coletazos de la temporada 2022-23 aguardan en escenarios que, a estas alturas, casi todos tenemos controlados: Estambul y su final de Champions, Mendizorrotza y un derbi decisivo en la carrera por el ascenso, y si me apuran Praga y ese West Ham-Fiorentina por el título de la Conference. A partir de todo ello, queda ya la nada más absoluta, si exceptuamos el desenlace este miércoles de la liga búlgara. Tiene su miga el asunto en clave txuri-urdin, porque Ludogorets o CSKA Sofía van a completar el cartel de la Liga de Campeones 2023-24, pudiéndose producir un guiño histórico para la Real Sociedad si se clasifica el conjunto capitalino. Este fue, en septiembre de 1981, el primer rival blanquiazul en la competición, entonces denominada Copa de Europa, y opta ahora a que se repita aquel duelo 42 años después. Parece complicado, la verdad.
IDENTIFICADOS Y CABREADOS. En primer lugar, el CSKA debería proclamarse campeón de liga mediante una carambola que incluye victoria propia y fallo del líder. Después, los búlgaros tendrían que superar en verano cuatro eliminatorias a doble partido para acceder a la fase de grupos. Y finalmente tocaría que el sorteo de las liguillas emparejara a ambos clubes, la Real y un conjunto de Sofía que dudo en si identificar directamente o no con aquel que avanzó ronda en Atotxa hace cuatro décadas. Técnicamente, la entidad es la misma y conserva su escudo. En la práctica, sin embargo, hablamos de un sucedáneo de institución, absorbida en 2016 por el Litex Lovech e inmersa desde entonces en un agitado ecosistema social. Aquel cambio de propiedad abrió una irreparable zanja entre la afición, con dos grupos muy distanciados: el de los identificados con la maniobra y el de los (muy) cabreados.
EL PROBLEMA. Rebobinemos ocho años en el tiempo y demos con el inicio de todos los problemas, el descenso administrativo del CSKA a tercera división debido a irregularidades financieras. El conjunto de Sofía conservó gran parte de su nivel deportivo en la categoría de bronce, como demuestra el hecho de que ganara la copa búlgara 2015-16. Sin embargo, a aquel éxito le siguió una mala noticia: la renovada y flamante First Professional Football League denegó una solicitud de readmisión y no incluyó al equipo entre sus 16 participantes de cara al siguiente curso, decisión que desencadenó los acontecimientos. El presidente del citado Litex Lovech, saneada escuadra de primera, apostó por fusionar ambos clubes, siendo la plaza en la elite para el nuevo CSKA y la de tercera división para el propio Litex. El lío estaba servido.
DOS CLUBES. Hinchas del equipo con mayor historia del país aceptaron el cambio y dieron continuidad a su incondicional apoyo. Otros seguidores, sin embargo, denunciaron el carácter artificial del movimiento, dieron la espalda al club y promovieron la creación de otro nuevo, el CSKA-1948, popular y desmarcado de toda la crisis previa. La escuadra naciente fue subiendo escalones en las categorías inferiores búlgaras y hoy es el en día en que compite en primera... contra el auténtico CSKA. El pasado sábado sucedió lo que algún día tenía que suceder. Se jugaba la penúltima jornada de liga, el histórico CSKA Sofía lideraba la clasificación con un punto más que el Ludogorets y recibía en su estadio al popular CSKA-1948. ¿Qué ocurrió en el partido? Que los visitantes, desconozco si tan motivados como su afición, arrancaron un empate (1-1) clave en la resolución del campeonato. El propio Ludogorets, primero ya, depende de sí mismo para, ganando al Cherno More (miércoles, 17.45 horas), ser campeón por duodécima temporada consecutiva.