La Real Sociedad ha dejado pasar muchos trenes en estos últimos meses que le podían haber asegurado de forma casi definitiva la clasificación para la Champions. Partidos ante adversarios que se encuentran muy por debajo en la clasificación y que cuentan con un potencial a priori muy inferior y tres visitas consecutivas a rivales directos en las que solo ha podido arañar el último empate ante el Betis y en las que no ha logrado marcar ningún gol. En las horas previas a la visita en el Villamarín, y en lo que supuso una excepción a la regla, Imanol Alguacil no tuvo problemas en afirmar que según como transcurriese el encuentro podían dar por bueno el empate. Como así fue. Pudo elegir intentar correr o controlar y anestesiar el juego y, aunque es cierto que había mucho futbolista de vocación ofensiva sobre el césped, la realidad es que en la segunda parte dio la sensación de que firmaba las tablas para mantener a la misma distancia a los verdiblancos.

Las cuentas están claras y pasan por asegurar los cuatro encuentros de casa para intentar sumar algo fuera. Y esta es probablemente la salida más factible para los realistas. No por la exigencia del escenario, que siempre es máxima, ni por el nivel del oponente, que acumula dos victorias seguidas, lucha por entrar en Europa y es finalista de la Copa, sino por el momento en el que llega el partido. Los osasunistas son plenamente conscientes de que les espera el partido de sus vidas a la vuelta de la esquina, el próximo sábado 6 de mayo y quien más o quien menos, y por mucho que Jagoba Arrasate intente mantener la concentración y el pulso de la competición, tendrá la cabeza puesta en otro sitio.

La Real sabe muy bien de lo que habla, porque se pasó demasiados meses aguardando la final para siempre y sus jugadores reconocieron, una vez logrado el título, que se les hizo muy complicado sobre todo debido a la presión social que sufrían en la calle. Los blanquiazules se presentan a la cita sorprendidos de que a estas alturas del campeonato les hayan impuesto jugar tres partidos en seis días cuando alguno de sus perseguidores van a disfrutar de tres jornadas más de asueto. Curioso, como tantos otros finales de campeonato anteriores...

Imanol introducirá cambios seguro en el once, entre otras cosas por no haber tenido descanso. En la zaga lo normal es que entre Aritz, mientras que Pacheco cuente con opciones de entrar en función de cómo estén los titulares. En el centro del campo, lo normal es que Zubimendi se mantenga (es duda), aunque Guevara esté llamando a la puerta. Las vueltas de Merino y de Silva parecen más que probables. Arriba, no se descarta que haya sorpresas con las alternativas de Cho y Barrenetxea en las bandas y la de Carlos en la punta de ataque, aunque Kubo, Oyarzabal y Sorloth también mantengan sus aspiraciones de jugar de inicio.

Osasuna es un auténtico mar de incógnitas. Jagoba Arrasate pretende que su equipo no pierda pie en su carrera por entrar en Europa, pero también que no se lesione ninguno de sus efectivos para el encuentro decisivo que afrontarán dentro de ocho días con el primer título de su historia en juego. Abde, que vio la roja, y David García, que se llevó un fuerte golpe, son bajas. El Chimy Ávila es duda, aunque ha entrado en la lista. Muchas incógnitas.