La Real Sociedad cayó derrotada este sábado en el partido de la 23ª jornada de Liga que le midió al Valencia en el estadio de Mestalla. El equipo txuri-urdin ofreció una de las versiones más pobres de la temporada y regresó de vacío a casa, tras un encuentro en el que las soluciones ofensivas que exploró no se tradujeron en oportunidades y en el que además se mostró más vulnerable que nunca a la hora de recibir los contragolpes del rival. Este es el análisis táctico del encuentro.

Punto de partida: dibujos idénticos en ambos equipos. Los dos arrancaron con sendos 4-3-3, dando continuidad a lo visto en la jornada previa.

El panorama que marcó el partido de inicio fue este: bloque medio del Valencia (4-1-4-1), poco agresivo a la hora de saltar a la presión y (como hacen todos los rivales) centrado en evitar el juego interior de la Real. Los extremos (Castillejo-Lino) tapan más dentro que fuera.

Eso sí, a diferencia de lo que han hecho otros adversarios, el Valencia no concedió excesiva importancia a borrar de los ataques txuri-urdin los pases a Zubimendi. Los toleró y dejó a menudo a Guillamón-Musah-Almeida en superioridad tres contra dos ante Brais-Merino (zona BLANCA).

El resultado fue un dominio territorial claro de la Real, dentro del que el equipo insistió en su plan ofensivo de los dos partidos anteriores: buscar hacer daño por fuera. ¿Cómo? Merino gana altura y fija la marca del lateral Foulquier. Hombre libre en el ala.

Aquí tenemos varias situaciones en las que lateral o extremo recibieron solos. El perfil de los pasadores (centrales y pivote, todos diestros) condicionó mucho: las diagonales fueron a izquierda y apenas a derecha. Para este plan, puede resultar más recomendable situar a Kubo en la banda zurda.

La Real logró generar esas acciones de mano a mano en banda, pero quedaron en poca cosa. Además, en caso de pérdida, el movimiento de piezas que exigían estos ataques (interiores Merino-Brais muy altos y escorados) dejaba al equipo mal parado ante las transiciones del rival. 1-0: mala acción de Kubo, con pase defectuoso ante el que el Valencia encuentra rápido una zona despejada. A Rico la jugada le pilla por delante del balón. A Merino y a Zubimendi, escorados, fuera del carril central. Brais no puede llegar a la presión desde su perfil.

Además, quizás por lo reculado que en muchas fases defendió el Valencia, la pérdida cogió a Zubeldia y Le Normand alejados del bloque (zona NARANJA vacía), lo cual se tradujo en lo siguiente. 1- Duda Igor en la vigilancia a Duro. Raro en él, porque este es uno de sus puntos fuertes.

Y 2- Le Normand, enganchado atrás, habilita a Samu Lino, a quien lanzan al contragolpe. Son situaciones que apenas llaman la atención, pero esta Real venía destacando, y mucho, por las sobresalientes vigilancias de los centrales a campo abierto, muy lejos de Remiro.

Muy discreto primer tiempo del equipo, que al descanso modificó el sistema y pasó a jugar con un 4-4-2 en rombo cuyo mediapunta era Kubo.

Sin hacer ninguna maravilla, la Real firmó así sus mejores minutos del partido, buscando las bandas desde una fórmula distinta. Un interior vuelve a fijar al lateral, esta vez escorándolo y llevándolo alto. Balón largo a la carrera diagonal del punta, al espacio generado.

Aquí un ejemplo con Merino fijando otra vez a Foulquier y Oyarzabal recibiendo al espacio, para forzar el córner de la ocasión de Le Normand.

Estuvo interesante esta batalla durante el inicio de la segunda parte, porque Baraja enseguida acertó a desactivar la fórmula txuri-urdin dejando a Foulquier en línea defensiva y escorando a banda a Musah para marcar a Merino...

Así que la Real volvió a recurrir a las diagonales, aunque con el 4-4-2 estas requerían de una nueva versión. Es un punta quien debe fijar dentro a un lateral rival. Ahora es un interior el destinatario del envío largo a la banda.

Ejemplo con pase de Le Normand a Brais, que no es preciso por lo que comentábamos antes: el francés tuvo que darlo con la pierna mala. Para planes como este, jugar con Pacheco y un central diestro en la derecha te permite combinar amenaza y ser menos previsible.

De hecho, generó algo más de peligro esta diagonal de Zubeldia para un movimiento idéntico de Merino, con Oyarzabal fijando dentro a Foulquier.

Repetimos que no fueron minutos ni mucho menos brillantes. Pero al menos hicieron pensar a un Valencia cuyo entrenador acertó de nuevo en su intento de controlar mejor a la Real. Con defensa de cinco (a partir del minuto 63), Baraja defendió mucho más cómodo todo el ancho del campo.

Tras el movimiento del técnico rival, la Real se atascó definitivamente, ya que tampoco terminó de funcionar la inclusión de un mediapunta como Carlos Fernández, más agresivo para aprovechar las caídas o romper al espacio que generaran los delanteros. En definitiva, el equipo txuri-urdin firmó una de sus peores actuaciones de la campaña. Porque el plan no propició demasiadas situaciones ventajosas. Y porque a lo poco generado tampoco le siguieron acciones técnicas de precisión.