Pablo Marín fue profeta en su tierra. El riojano vivió una jornada memorable en la ciudad en la que su padre es un auténtico mito del Logroñés. En declaraciones a NOTICIAS DE GIPUZKOA y a la Cadena SER reconoció que había vivido emociones fuertes: “Fue una experiencia inolvidable jugar en mi tierra delante de mucha gente que conozco y con la camiseta del club que hasta ahora me lo ha dado todo”.

Incluso no se fiaba del equipo de su tierra: “Con el cambio de formato de la Copa los equipos de menor categoría tienen más posibilidades de dar guerra a los grandes. Pero objetivo cumplido, pasamos de ronda, que era lo importante. Aunque el triunfo haya sido por la mínima, supimos mantener el resultado y nos clasificamos, que es lo importante".

Como reconoció su padre en una entrevista en este periódico, Pablo es un txuri-urdin acérrimo: “Yo defiendo mis colores y doy todo lo que puedo por ganar siempre. Los primeros años solía ir a Anoeta más que nada cuando iba de recogepelotas, pero me he ido asentando cada vez más y ahora mismo siento mucho los colores”.

Imanol ya es un hombre clave en su carrera. Su irrupción no se podría explicar sin la presencia y la confianza del oriotarra: “Imanol es el que le da sentido a todo lo que se hace en Zubieta y gracias a él más jugadores como yo hemos tenido la oportunidad de debutar en el primer equipo. Él trata de ser cercano con todos, de que estés tranquilo y que hagas las cosas que sabes hacer y te da confianza plena”. El técnico lo dejó claro en la víspera, “si juega Pablo no va a ser por que es de Logroño, sino porque se lo merece": “Yo sabía que Imanol no me iba a poner porque sea mi casa. Había posibilidades como el resto de partidos pero él pone a los que cree mejor para ganar el partido”.

Como no podía ser de otra manera, el riojano rememoró muchos recuerdos cuando saltó al campo y fue ovacionado por ambas aficiones: “Al final cuando era pequeño venía con la ropa del Logroñés a animar a mi padre. Era mi sueño pero tampoco me imaginaba jugando ahí porque era un crío todavía. Es muy bonito debutar aquí en casa, con gente que me conoce, con los colores que me lo han dado todo hasta ahora. Es un momento muy especial pero tienes que estar centrado en el partido y tienes que normalizarlo para entrar concentrado como en cualquier otro día”. Seguro que en la grada muchos se acordarían del niño del tambor: “Al saltar me he acordado de ese niño que iba en brazos de su padre a Las Gaunas y con el tambor, la trompeta… Iba con todo a animar (risas)”.

Su familia prefirió seguir el encuentro desde el fondo ocupado por los blanquiazules: “Mi familia estaba en la parte de la Real. Podían haberse cambiado porque muchos socios de esa zona les están moviendo a otras partes del campo, pero mi madre y los de mi familia quisieron quedarse en esa parte porque ahora mismo van con la Real”.

Pablo demuestra tener los pies en el suelo y no tiene problemas en reconocer que pertenece al Sanse: “Mi equipo sigue siendo el Sanse pero todas esas oportunidades que pueda tener con el primer equipo hay que aprovecharlas al máximo porque no sabes cuándo puede ser la última o las oportunidades que te pueden permitir seguir dando pasos”. Por ahora no se marca nuevos objetivos: “Yo creo que hay que vivir el presente y no parar de trabajar. Sigo siendo jugador del Sanse y tengo que seguir mejorando cada día por cumplir mis objetivos pero sin olvidarme del equipo al que pertenezco”.

Aunque ahora todo parece un camino de rosas, ya ha superado momentos duros: “Al principio de año lo único que pensaba era recuperarme de una lesión larga que había tenido y no me esperaba que todo esto me pasara tan rápido, pero hay que trabajar, tener constancia y estás cerca y por cualquier motivo se puede dar la ocasión”.

Su aita es más un socio que un consejero. Prefiere dejarle a su aire: “Mi padre no suele ser el que está encima de mí. Me deja esa libertad y si yo quiero hablar o lo que sea él está ahí para ayudarme y darme consejos. Alguna pincelada siempre sí que me da y siempre me ayuda”.

La final o el título se encuentra a cuatro pasos: “Es algo muy complicado. Es un título muy importante que muchos equipos quieren conseguir, pero al final hay que centrarse en cada eliminatoria y si tú vas a tope en ese partido es probable que si lo das todo pases de eliminatoria”.

Pablo, que irrumpió con fuerza tras la lesión de Silva, manifiesta una admiración profunda por el canario: “Cuando yo era pequeño en la selección española que ganó todo, David Silva era mi favorito por delante de todos los grandes nombres que había, era el que más me gustaba y es un auténtico privilegio verle cada día entrenando. Obviamente te da respeto porque es David y es un clase mundial, pero él intenta ayudarte siempre que puede”.

Para el siguiente paso en octavos, a Pablo no le importaría otro desplazamiento cercano para que viaje la afición: “Está claro que es bueno para el club que toque un rival de no mucha lejanía para que los aficionados puedan desplazarse más fácil y nos apoyaron mucho en el partido”.