Si alguna vez le preguntan en qué consiste la felicidad en el fútbol, pueden contestar que simplemente es lo que se ha vivido este sábado en Anoeta para despedir un maravilloso 2022. Un equipo extraordinario, uno de los mejores de la ya centenaria historia de la entidad, una comunión excelsa entre la grada y el verde, una afición entregada a un entrenador hasta el punto de levantar un impresionante mosaico que ocupaba todo el fondo Zabaleta, unos jugadores de una calidad excelsa capaces de marcar diferencias en cuanto logran imponer su manifiesta superioridad, dos goles preciosos en acciones colectivas y el acto más emotivo de lo que llevamos de campaña con la reaparición nueve meses después de la gran estrella del equipo. El hijo pródigo. El alma y el corazón. La bandera. El sentimiento. Nueve meses después, Mikel Oyarzabal ya está aquí. Qué nivel atesoran sus compañeros para que no se haya resentido el óptimo rendimiento deportivo, los resultados y el juego en su ausencia. El mejor cotillón de Nochevieja lo han organizado entre Aperribay, Olabe e Imanol. Una fiesta emotiva, preciosa e inolvidable que ha contado además con la presencia estelar de un equipo amigo como es Osasuna que, muchas veces se nos olvida, son tan pesados en el campo (en el buen sentido del concepto) que hasta han intentado sabotear el festejo del regreso, al acusar a Sorloth de perder tiempo y que en cambio esta vez han quedado reducidos a la nada por la indiscutible supremacía del dueño de Anoeta.

Un gol en cada tiempo, de maravilla Brais y el noruego, han sido suficientes para dar otra victoria más a los realistas que les permiten afianzarse en la tercera plaza. Tras una primera mitad apagada en un tablero de ajedrez, los realistas se han iluminado en la reanudación y nos han recordado los motivos por los que no dio hasta pena que llegara el parón. La vida sigue igual en la Real, ese el mejor resumen que se puede extraer de lo acontecido en el estadio donostiarra a pocas horas de comer las uvas.

Imanol jugó al engaño en la previa, una práctica que les gusta mucho a los entrenadores, pero lo cierto es que dio en el clavo. Acertó que, aunque no venían actuando con tres centrales, Osasuna podía presentarse con una zaga de cinco en Anoeta y dejó caer alguna pista de que podía regresar a su dibujo de cabecera 4-3-3 ahora que Oyarzabal ya comenzaba a asomar la cabeza por las convocatorias blanquiazules. El oriotarra ha optado por una línea de cuatro en la que destacaban las presencias de Aritz en el lateral y de Zubeldia como compañero de Le Normand. Lo del azkoitiarra entraba dentro de lo previsible, porque su campaña está siendo impresionante. Menos esperado es el regreso a la banda del beasaindarra, que denota que por una cuestión o por otra, ahí existe un problema. Brais ha ejercido del sancionado Merino, Silva de mediapunta, y Momo Cho y Kubo han escoltado a Sorloth en punta.

Se presagiaba un duelo cerrado y complicado y así ha sido. La mejor demostración es que la Real se ha puesto por delante en su única ocasión clara antes del entreacto y que Osasuna solo ha protagonizado una opción reseñable en un cabezazo de Chimy que ha atrapado sin despeinarse Remiro. La jugada de los primeros 45 minutos ha brotado de un saque de banda de Aritz a Kubo, quien no ha tardado en combinar con Brais para acabar metiéndole un balón de oro en el área que su socio ha definido como los grandes. Los que juegan mundiales. Recorte de crack con la derecha y definición excelsa con rosca incluida que ha depositado la pelota en las redes tras golpear en la cepa del poste. El testarazo del argentino ha llegado casi a reglón seguido. El resto muchos duelos y choques conquistados por unos y por otros y muy poco espacio para detalles de calidad.

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[Fotos] Ambientazo en el derbi entre Real Sociedad y Osasuna Ruben Plaza

Lo que ha sucedido en la reanudación tiene una explicación muy sencilla. Las estrellas txuri-urdin han hallado la inspiración cuando estaban en el verde (que las musas te pillen trabajando solía decir Picasso) y cuando se han encontrado, han ofrecido un auténtico recital con jugadas propias del All Star de la NBA. Porque hay que destacar que ninguna ha sido una cabalgada individual, a lo Messi, casi todas las oportunidades han llegado en acciones colectivas que han desarbolado por completo el siempre incómodo entramado defensivo navarro. El carrusel de ocasiones lo ha iniciado Kubo, en un centro al que no ha llegado Silva; Cho ha finalizado con un disparo alto un gran servicio de tacón de Silva; a Brais se le ha marchado alta una falta directa y poco después, en la mejor de todas, la ha culminado con un chut cruzado que ha salido lamiendo el palo. Una internada de Kubo, con recorte y disparo desviado ha sido el preludio del gol en una jugada entre Rico, Silva con otro tacón, la estrella en el cielo Brais y su clarividencia para asistir a Sorloth, que ha definido con sutileza.

Enfrente solo Moncayola, en un chut lejano, y Chimy en un testarazo que ha salvado el infranqueable Zubeldia han dado algún pequeño sobresalto. De los cambios, Navarro ha entrado fuerte y ha servido un centro con música que Sorloth ha desperdiciado a puerta vacía.

Para final de año se suelen pedir deseos. Esta vez la providencia ha tenido a bien adelantar el más solicitado por los realistas: el regreso de Oyarzabal. El gran capitán, el que nos dio la Copa, ya está de nuevo entre nosotros. El mejor fichaje de la historia de los mercados de invierno. No podemos reclamar nada más a día de hoy. Jamás olvidaremos el cúmulo de sensaciones que vivimos aquella Nochevieja de 2022. Y lo mejor de todo, que con este equipo, puedes seguir pidiendo regalos y los Reyes Magos nunca fallan. Lo que nos espera...