Imanol ya luce nuevo contrato. Se lo ha ganado. Doy por hecho que sus emolumentos han ascendido de forma acorde a sus logros, haciéndole justicia. Más allá de esto último, tampoco será un servidor quien conceda excesiva importancia a semejantes escenificaciones. ¿Seguirá el míster hasta junio de 2025? El fútbol dirá. El fútbol y los resultados, claro, que siempre significarán el desencadenante final de todo: de las renovaciones y de las destituciones. Sea como sea, incluso antes de que lleguen esas malas rachas que liquidan entrenadores, suelen encenderse en los equipos determinados chivatos de índole peligrosa. No afectan aún a los marcadores ni a las clasificaciones. Se refieren a la confianza que una plantilla tiene en su técnico. Y aquí en la Real podemos presumir de mantenerlos a raya, apagados y sin la más mínima lucecita. No es que ganemos. Es que los futbolistas van a muerte con su líder. Y esto retrasa el momento en que empecemos a dejar de ganar. Fantástico.

En sevilla

La fe de los jugadores en Imanol resulta cristalina. Ejecutan a rajatabla aquello que se les ordena. Y esto facilita analizar desde fuera, encuentro tras encuentro, el plan de partido txuri-urdin. Así sucedió, por ejemplo, el miércoles en el Sánchez-Pizjuán. El Sevilla, víctima de una de esas expulsiones que aquí censuraremos siempre, sean del color que sean, jugaba con diez tras la tarjeta roja a Rakitic. Y Alguacil aprovechó la revisión del VAR, justo tras la criminal entrada de Nianzou a Brais, para organizar un cónclave en la banda, con Merino y Kubo como principales participantes. El técnico varió el sistema a 4-3-3, siendo perfectamente conocido el resto de la historia. Ya contra nueve, la Real sacó la falta y, sin que el adversario lograra tocar el balón, cocinó el segundo gol a partir del cambio de dibujo: asistencia del navarro, interior derecho, y diana del gallego, extremo diestro. Ambos se quedan sin Mundial.

Catar 2022

Luis Enrique dio su lista y se dispararon las reacciones, en clave general y también en clave blanquiazul. He de confesar que admiro una barbaridad a quienes tienen las cosas tan claras, en un sentido o en el otro. En el bando de los indignados figuran quienes reclaman la presencia de Méndez y Merino en el Mundial, acudiendo a teorías de lo más variopintas para explicar los efectos positivos que habría tenido para la Real. En el club de los aliviados, mientras, suspiran con felicidad quienes preferían que ambos futbolistas descansasen durante mes y medio. Yo qué quieren que les diga… El bagaje que habría supuesto Catar para los dos, a nivel de experiencia internacional de elite, sí era muy susceptible de beneficiar a futuro a nuestro club, por ejemplo en unos cuartos de final de la Europa League. Pero ese oxígeno puro que todos los centrocampistas txuri-urdin (incluido Zubimendi) van a respirar de aquí a navidades le pone los dientes largos a cualquiera. De antemano, el debate no se me antoja ni negro ni blanco. Gris más bien. Pero el peculiar calendario de la temporada que vivimos me acerca en mayor medida a la acera feliz que a la contrariada. Mikel, Brais, descansad que vienen curvas.

La copa

Posiblemente, si Karrikaburu llega a aprovechar un par de las que tuvo en Talavera, o si Illarra llega a convertir en gol ese remate a bocajarro que se le marchó arriba, el 8 y el 23 habrían disfrutado ya el domingo de su placentero reposo invernal. Sin embargo, la Real solo ganaba 0-1 al Cazalegas en el minuto 60, así que empezaron a desfilar teóricos titulares sobre el rectángulo de juego. El equipo se llevó con ellos un partido que, al disputarse a las siete de la tarde del domingo, muchos tuvimos la sensación de haber visto varias veces ya durante el fin de semana. Osasuna, Girona, Celta, Rayo Vallecano… Todos habían vivido sus momentos de apuro para superar a rivales de Preferente, procedentes de la ronda interterritorial. Y a los txuri-urdin también les tocó atravesar una fase de cierta inquietud, esta con dos matices. Primero: se vieron empatados, simple y llanamente, porque no convirtieron antes oportunidades claras para sentenciar. Y segundo: el propio Cazalegas, sin acercarse ni mucho menos al Manchester City de Pep Guardiola, me pareció un rival bastante apañado, dentro de su nivel inferior. Terminó sucumbiendo ante el juego por las alas de una escuadra txuri-urdin a la que, en Old Trafford o en El Prado, en Europa o en la primera ronda de Copa, su entrenador siempre entrega herramientas fiables. Por eso ha firmado lo que ha firmado. Zorionak Ima.