Cuando hace un mes el sorteo de la Europa League situó a la Real Sociedad en un grupo compartido con el Sheriff, la cabeza de muchos seguidores txuri-urdin rebobinó hasta el martes 28 de septiembre de 2021. “Es el equipo moldavo que ganó al Real Madrid en el Bernabéu”. Quienes así pensaran atinaron con la referencia. Pero, transcurrido ya un año desde aquella sonada victoria, toca subrayar que el precedente sirve ahora de muy poco, a la hora de analizar al rival blanquiazul esta noche. Catorce futbolistas participaron con la escuadra de Tiraspol en el histórico 1-2 de Chamartín, y solo dos de ellos permanecen en el club: el carrilero de Trinidad y Tobago Keston Julien, quien cuenta más bien poco para el entrenador, y el centrocampista ghanés Addo, pendiente aún de reaparecer tras una larga lesión. Los otros doce, mientras, acabaron dejando la entidad: cinco en enero de 2022 y siete este pasado verano. Sí, el rival de hoy es el Sheriff. Pero otro Sheriff.

Los jugadores del Sheriff celebran uno de sus goles la pasada temporada en el estadio Santiago Bernabéu. En el centro (dorsal 21), el ghanés Addo, quien sigue en la plantilla pero sale de una larga lesión

La ciudad

Tiraspol, la ciudad sede del equipo, tiene alrededor de 200.000 habitantes y se encuentra ubicada a apenas dos kilómetros de la frontera ucraniana. Si a esto le sumamos su realidad geo-política, capital de Transnistria, una autoproclamada república dentro del territorio moldavo y de orientación prorrusa, el enclave no parece resultar ahora mismo el más seguro del mundo, al menos a ojos forasteros. ¿Se puede achacar así al conflicto con el Kremlin la reciente desbandada de futbolistas en el Sheriff? Pues no exactamente. Un simple repaso al historial de salidas y llegadas en el club, público y disponible en el portal Transfermarkt, evidencia que hablamos de una entidad de plantillas sumamente cambiantes. De un curso a otro, acostumbra a variar su composición en una media de quince jugadores. Así que las revoluciones de cada verano le vienen de serie.

Las instalaciones del club en Tiraspol, con sus dos estadios. En primer término, el que suele utilizar en los torneos europeos, con capacidad para 13.000 espectadores. Detrás, el de los partidos ligueros

Los relevos

La Real tendrá hoy enfrente a un Sheriff que trata de asentarse tras su enésima metamorfosis, banquillo incluido. Ya no lo ocupa el ucraniano Yuriy Vernydub, artífice del exitoso paso por la Champions el pasado curso. Y ha llegado en su lugar el croata Stjepan Tomas, quien en la temporada 2021-22 no pudo salvar al Goztepe del descenso a la segunda división turca. De la mano del técnico balcánico, en la dirección deportiva han tenido que reconstruir el equipo una vez más, objetivo completado con el foco situado de forma casi exclusiva sobre el mercado africano. Así, el once que apunta a medirse esta noche a los txuri-urdin incluiría a hasta nueve jugadores del continente negro: dos nigerianos, dos de Burkina-Faso, un costamarfileño, un camerunés, un ghanés, un senegalés y otro de Mali. Los dos únicos futbolistas de raza blanca serían el portero Koval (ucraniano) y el central izquierdo Radeljic (bosnio), una torre de casi dos metros que asistió como suplente al 1-2 del Bernabéu. Ahora es capitán.

Con motivo del conflicto ruso-ucraniano, la UEFA ha trasladado el encuentro de hoy al estadio Zimbru de Chisinau, inaugurado en 2006 y con capacidad para albergar a 10.300 personas.

El proyecto

El club dominador de la liga moldava (lleva ganadas siete ediciones seguidas) maneja un proyecto de cierta ambición, con sus modernas instalaciones como principal indicativo. Sin embargo, ciudad deportiva al margen, a la trayectoria reciente de la entidad le falta continuidad en sus planteles para alcanzar una mayor fiabilidad a medio y largo plazo. Al fin y al cabo, e independientemente de los últimos éxitos, el Sheriff sigue significando un club lanzadera en el que muchos futbolistas ven un posible trampolín. El Fluminense, el AEK Atenas, el Steaua Bucarest, el Ferencvaros, el Hansa Rostock (segunda división alemana) y la máxima categoría de Rusia (Krylia Sovetov y Nizhny Novgorod) son los destinos más glamourosos encontrados por los héroes de Madrid. La pléyade de africanos que busca ahora emularles, mientras, viene de bastante más abajo: equipos descendidos de las ligas suiza y turca, las segundas otomana y francesa o los campeonatos croata, eslovaco y bielorruso significaron los caladeros en los que pescó la institución durante los dos últimos mercados. Nada extraordinario, como acredita la exigua nómina de internacionales del Sheriff en este pasado parón de selecciones. Solo lo han sido dos de los titulares, Ouattara y Badolo, ambos burkineses.