Aunque parezca mentira por todas las malas nuevas que ha ido acumulando, esta semana puede llegar uno de los momentos de la temporada de la Real. Carlos Fernández prepara su regreso y cuenta con muchas opciones de regresar a una convocatoria nada más y nada menos que 16 meses después de disputar sus últimos 16 minutos en partido oficial con la txuri-urdin. Resulta curioso recordar, porque esa tarde en Pamplona en la que los realistas sellaban su segundo pasaporte europeo consecutivo el pobre sevillano también reaparecía de una lesión muscular que le provocó que se perdiera cinco encuentros en el tramo decisivo del curso. Como reconoció con esa gracia sevillana que no pierde a pesar de los años que se ha pasado en el norte, “todavía no he jugado un partido con la Real con afición en la grada”, ya que por aquel entonces todavía se jugaba a puerta cerrada porque la pandemia seguía causando estragos.

No fue un año sencillo para Carlos. Después de un año triunfal en Granada cedido por el Sevilla, Julen Lopetegui no contó con él hasta que en el mercado de invierno la Real apostó fuerte por su fichaje. El problema que se encontró fue la inactividad que le había hecho perder parte de esa confianza y esa chispa que le convirtieron en la gran referencia ofensiva del club nazarí. Pero poco a poco fue entrando en los planes de un Imanol Alguacil que se mostró encantado con su incorporación. En total participó en doce encuentros, once de Liga y uno de Copa, en los que solo fue titular en cuatro choques consecutivos yendo de forma evidente de menos a más. Marcó un gol al Sevilla, cumpliendo la famosa ley del ex, y dio dos asistencias, actuando en varias ocasiones más de mediapunta que de delantero.

Ahora regresa a un equipo que ha cambiado su forma de jugar al pasar del casi inamovible 4-3-3, al 4-4-2. Su sitio parece destinado claramente a la delantera cuando se recupere de forma definitiva y encuentre la tan ansiada regularidad que le permita alcanzar el nivel que ofreció en A Coruña y en Granada. El sevillano aspira a formar una dupla muy interesante con Sorloth. Dos arietes corpulentos, pero con condiciones muy distintas que podrían encajar a la perfección. Sin perder el efecto intimidatorio por los centímetros, ambos tienen clase y buen manejo de balón. Además Carlos domina muy bien el juego de espaldas, lo que sin duda le puede venir muy bien para buscar y encontrar la potencia del noruego.

La sensación es que si regresa el jugador que apuntaba altísimo cuando aterrizó en Donostia, todo se calmará y lloverá bastante menos después de la terrible lesión de Sadiq, ya que serán tres delanteros puros (Sorloth, Karrikaburu y el sevillano) con los que contará Imanol, a la espera del ansiado retorno de Mikel Oyarzabal.

Entrenamiento

El andaluz fue de nuevo uno más en el entrenamiento que completó la plantilla en Zubieta. En total participaron 17 jugadores y los tres porteros. Los ausentes fueron los internacionales de la sub’21, Pacheco y Turrientes, además de Sorloth, que se encuentra con Noruega, y Kubo, con Japón. Destacó la presencia de los potrillos Olasagasti, Urko y Karrikaburu, que por supuesto cuentan con opciones de viajar a Girona en función de las bajas definitivas con las que contará Imanol.

La sesión estuvo marcada por la tromba de agua que cayó en los primeros minutos de la práctica, aunque afortunadamente fue remitiendo y el terreno de juego del z1 o José Luis Orbegozo aguantó a la perfección o eso al menos pareció desde la grada. Después de unos rondos y unos ejercicios de posesión, la plantilla se retiró a los vestuarios a los 50 minutos ante la perplejidad de los presentes que esperaban ver un poco más en acción al equipo y, al menos, poder fotografiarse con ellos. No parece la mejor manera de hacer afición...