Alejandro Menéndez (Gijón, 1966), entrenador, vive con el teléfono permanentemente a mano. Ahora mismo no tiene equipo, pero sí alguna opción en ciernes que puede concretarse. A la espera de novedades, atiende la llamada de NOTICIAS DE GIPUZKOA para charlar sobre Brais Méndez, de cuya explosión como futbolista fue testigo y responsable. Menéndez dirigía al Celta B durante aquella temporada 2016-17 en la que el nuevo futbolista txuri-urdin dio el paso adelante que se le demandaba. El técnico asturiano, con experiencia también en las canteras del Sporting y del Real Madrid e igualmente con bagaje en plantillas profesionales (Racing, Burgos o Albacete), se muestra locuaz y analiza con detalle al de Mos, a quien la Real Sociedad presenta este lunes (13.00 horas) en el estadio de Anoeta.

Campaña 2015-16. Brais vive su tercer y último año como juvenil. Mediado el curso, usted llega al club para dirigir al filial.

Eso es. Llegué a una plantilla con la que Brais entrenaba durante la semana, para luego competir en el División de Honor juvenil en la mayoría de las ocasiones. Sí creo recordar que le di minutos en algún partido de las últimas jornadas, en Segunda B.

¿Qué vio en él?

Enseguida detecté que se trataba de un futbolista talentoso. Todo el mundo me hablaba de que tenía cualidades para llegar a la élite. Y lo cierto es que ofrecía destellos de gran calidad, aunque también se mostraba muy intermitente. Ibas a verle con el juvenil y pasaba largas fases de los partidos bastante desaparecido, hasta que de repente filtraba un pase sobresaliente o marcaba un golazo con un disparo de 30 metros. Estas situaciones compensaban todo lo malo que podía tener: la falta de continuidad y la falta de trabajo defensivo. Pero tampoco terminaba de quedar muy claro si Brais conseguiría convertirse en jugador profesional.

Explotó durante la siguiente temporada, ya con ficha del filial.

Fue la campaña del famoso Panda Team. Dicho de este modo, puede parecer que el Panda (Borja Iglesias, actual delantero del Betis) era el equipo entero, y yo tampoco creo que resultara así. Pero la denominación enganchó a la gente y nos quedamos con ese cartel. Hicimos un año fantástico en Segunda B, peleando el primer puesto del grupo al Racing de Santander y a la Cultural Leonesa hasta la última jornada. Brais emergió durante aquel curso.

¿Cómo lo recuerda?

Contábamos con dos muy buenos delanteros para dibujar una doble punta, así que diseñé una estructura, un 4-4-2 con dos pivotes en paralelo, donde no existía la demarcación en la que Brais venía jugando. Hablamos de un mediapunta que se había movido siempre por el carril central y a quien yo situé en la banda derecha como punto de partida, digamos que de extremo mentiroso. Desde ahí se metía a posiciones más interiores para recibir dentro y convertirse en un jugador muy importante. Lo logró a base de calidad individual, pero sobre todo incrementando su intensidad defensiva e involucrándose más en las labores colectivas.

"En el juvenil actuaba de mediapunta, pero las circunstancias me llevaron a situarle en la banda derecha como punto de partida, digamos que de extremo mentiroso. Ahí se convirtió en un jugador muy importante"

¿A qué atribuye semejante cambio de chip en Brais?

Fue sencillo. Digamos que no le quedó otra opción. El nivel de aquel equipo era muy alto, hasta el punto de que Brais no llegó a ser titular indiscutible en él. Alternó titularidades y suplencias, porque en su puesto también podía actuar Juan Hernández, un chico que juega ahora en la Ponferradina. La exigencia que le generaba la propia plantilla era tal que, ya solo para jugar, era necesario dar ese plus, un plus que a Brais le sirvió para crecer una barbaridad. A partir del mismo, pudo desarrollar todas sus cualidades en los últimos 30 metros, con esa visión de juego y esa calidad top que tiene en la pierna izquierda.

Digamos que aprovechó un contexto muy favorable.

Favorable, primero, por esa exigencia de la que te hablaba ahora mismo. Y segundo, por el empuje de un equipo que funcionaba y en el que todos se ayudaban entre sí. Recuerdo que algunos compañeros como el propio Borja Iglesias apretaron muchísimo a Brais, cuando este se mostraba poco participativo o poco trabajador en la presión. Le decían: Venga tío, que así nos vas a jugar en ningún lado. O Venga tío, aprieta un poco más. Es lo clásico en una plantilla que obtiene buenos resultados: ahí los futbolistas se apoyan los unos a los otros. El entorno resultó favorable por todo. Por esa mayor exigencia y por el empuje de un equipo en inercia positiva. Así se dio la gran mejoría de Brais.

¿Le ayudó su nueva ubicación en banda a paliar esos déficits defensivos de la etapa juvenil?

Posiblemente, porque ahí quedas más expuesto a la hora de realizar esfuerzos, menos tapado que en posiciones interiores. Partiendo del extremo debes cerrar tu costado en fase defensiva y te ves obligado a desarrollar mayores intensidades: saltas a presionar, persigues a tu lateral, te repliegas en bloque bajo… Pero, más allá de la demarcación, lo que más influyó en el cambio de Brais fue la mayor dificultad del contexto competitivo.

No es lo mismo la División de Honor juvenil que la Segunda B.

Claro. Esto es algo que viví en su día en el Real Madrid con Alberto Bueno o con Mata, por ejemplo. Hablamos de casos de futbolistas acostumbrados a jugar relativamente cómodos en la categoría juvenil y que luego, en un contexto de equipo filial, se ven más obligados no ya para ofrecer un buen rendimiento sino incluso para poder tener minutos. Brais supo adaptarse a este cambio, ayudado también por su físico. Es un chico fuerte, de buena envergadura, con zancada.

Sus primeros pasos con los ‘mayores’ del Celta los daría luego en esa misma posición de “extremo mentiroso”, pero últimamente, con Coudet, su demarcación más habitual ha sido la de interior diestro dentro de un 4-4-2 de medular en rombo. ¿Cómo lo ve?

Yo creo que este último dibujo al que aludes beneficia a Brais. Jugó muy liberado durante años, en la mediapunta, así que tener ahora un punto de partida más centrado le ha venido bien. Se trata de un cambio acorde a la tendencia en el fútbol moderno. Hace unos años, cuando Brais subió al primer equipo, los interiores o extremos como venía siendo él se ubicaban más abiertos y trazaban un movimiento para liberar la banda y recibir dentro. Últimamente, mientras, ese punto de partida es otro, más centrado. Y pienso que Brais lo ha aprovechado para mostrarse más contundente y desequilibrante aún en el último cuarto de campo.

"Le costó hacerse con la titularidad en el primer equipo del Celta, un club de filosofía ofensiva que siempre se ha gastado dinero en reforzar el ataque. Pero la competencia también ha ayudado a Brais a crecer y a progresar"

Una vez más, el contexto.

Sí. Y eso que al chaval le costó convertirse en titular indiscutible en el Celta, un equipo de filosofía ofensiva que siempre ha invertido dinero en reforzar su ataque. Aquí volvemos también a lo de antes: Brais ha tenido tanta competencia a lo largo de su carrera que no le ha quedado otra que subirse el listón, trabajar y progresar.

Por lo que me dice, es un chico mentalmente fuerte.

Bueno, vamos a ver… También creo que necesita mucha confianza y un buen entorno. Muchas veces, tú le ves jugar y te parece que está como en su propia nube, aislado del resto, pero en realidad ha agradecido verse rodeado de gente como Iago Aspas o Santi Mina, jugadores de la casa. Ese contexto también le ha hecho evolucionar. Recuerda que tuvo un paso de dos años por la cantera del Villarreal antes de incorporarse al Celta en edad cadete. Y después, en la etapa del filial, estuvo cerca de dejar su tierra de nuevo. Finalmente no lo hizo y pienso que le vino bien para continuar su trayectoria más arropado.

¿Cómo cree que encajará Brais en la Real?

Le veo jugando en varias posiciones pero, a la hora de armar el puzzle, corresponderá a Imanol ubicarle donde él estime oportuno. Es lo que me sucedió a mí en aquella temporada con el filial del Celta: las circunstancias llevaron al jugador a la banda derecha y desde ella tuvo una continuidad que le permitió desarrollar todas sus cualidades. ¿Brais en la Real? En líneas generales, todo lo que sea recibir el balón en posiciones interiores le permitirá ser desequilibrante. Se siente importante ocupando esos espacios a la espalda de los mediocentros rivales. Creo que puede desempeñar perfectamente la función que tenía Martin Odegaard en el equipo.

Al cuadro txuri-urdin le han faltado este último curso toneladas de acierto ante la meta contraria. Pero me decía usted que Brais va a aportar contundencia en los últimos metros.

Tiene una pierna izquierda que es un guante y el disparo a puerta es una de sus principales cualidades. Hablamos de un futbolista muy preciso que si dispone de cinco llegadas francas va a acertar en cuatro de ellas. Es eficaz y no suele fallar sus oportunidades, tanto a la hora de marcar como de dar una asistencia decisiva.

¿Qué tal es en lo personal?

Brais es un chaval muy de fútbol. Cuando trabajé con él en el filial del Celta, el dinero que conseguía se lo gastaba en botas, no en salir de fiesta. Se trata de un chico muy noble, tranquilo, pausado. Recuerdo una noche de sábado, víspera de un partido en casa, en la que de repente me llegó un mensaje al teléfono. Era una foto de cinco o seis jugadores de la plantilla y entre ellos estaba Brais, además de Borja Fernández, Oriol Riera… Yo les insistía mucho en el asunto de la alimentación y de la nutrición, y ellos quedaron en la casa de alguno para cenar en plan concentración, su arroz y esas cosas, lo que les dábamos cuando viajábamos fuera. Para mí se trata de un ejemplo significativo, que ilustra lo que es Brais y también lo que te comentaba antes: aquello que necesitaba de juvenil, entorno y exigencia, se lo encontró en el Celta B.

Me lo está pintando casi todo de color de rosa. ¿Algún punto negativo en Brais?

Que hay que estar apretándole siempre. No se trata de andar encima suyo gritándole: Venga Brais, me cago en la leche, corre más. Me refiero a que hay que marcarle muy claramente unas directrices: Quiero esto. Quiero lo otro. Este es el objetivo. Hoy no has hecho tal cosa. Ahí tienes que mejorar. Hay conceptos sobre los que toca exigirle de forma permanente. Pero si lo haces, él mejora.

¿Seguirá progresando en la Real?

Con el paso de los años se ha hecho más fuerte. Tiene condición física y mucho recorrido. Además, ha adquirido esa capacidad de sacrificio para trabajar en defensa. Y luego está su esencia, su calidad. La tiene de sobra, al nivel del propio Odegaard o de Canales. No sé si en un Barça o en un Madrid, pero a partir de ahí puede jugar en cualquier club. A ver qué tal le salen las cosas en la Real.

LA SEGUNDA EXPERIENCIA DE BRAIS FUERA DE CASA, TRAS SUS DOS AÑOS EN VILLARREAL

Con apenas cinco años de edad, Brais Méndez ingresó en el club que comenzó a formarle como futbolista. Se trata del Santa Mariña, una de las entidades con mayor dedicación a las categorías inferiores en Vigo. El nuevo jugador txuri-urdin siempre despuntó en los distintos equipos de la institución, compitiendo con chavales mayores que él, y sus prestaciones enseguida llamaron la atención en el mercado futbolístico estatal.

Lo hicieron hasta el punto de que durante el verano de 2010, cuando Brais tenía trece años y se disponía a iniciar su segunda temporada en edad infantil, la joven promesa de Mos recaló en la cantera del Villarreal, desplazándose él solo, sin su familia, a tierras castellonenes. A lo largo del curso 2010-11 vistió la camiseta amarilla. En la segunda campaña (2011-12), mientras, defendió como cadete los colores del Club Deportivo Roda, un equipo satélite que el propio Villarreal utilizaba para que todos los jugadores de su factoría pudieran competir en la División de Honor de la categoría.

Los números y el rendimiento de Méndez durante aquellos dos años resultaron positivos. Pero la morriña y el deseo de regresar a casa, para reunirse con familia y amigos, pudieron más que las buenas perspectivas deportivas. Al Celta le costó desvincular a Brais del Villarreal para incorporarlo a su cantera. Sin embargo, finalmente se produjo el ansiado acuerdo y desde 2012 hasta ese mismo verano el jugador ha completado una década entera como celeste. En la Real inicia ahora su segunda experiencia fuera de casa, con un contrato de seis temporadas de duración.