Los que le vieron caer desde la cubierta del estadio de Anoeta hasta el suelo, casi 20 metros de vacío, difícilmente podían pensar que Antonio Escandón, andaluz afincado en Paiporta (Valencia), regresaría al estadio de Anoeta caminando por su propio pie para ver el partido de Liga entre la Real Sociedad y el Cádiz, el equipo de su corazón. Lo verá este jueves desde el palco, junto a parte de su familia, invitados por Jokin Aperribay, anfitrión de excepción de una de esas historias que, pese a la desgracia, al final salen bien.

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El 17 de julio de 2019 Antonio Escandón, trabajador del estadio de Anoeta, llegó al Hospital Donostia con "la cabeza abierta por dos sitios, el cráneo aplastado por la parte frontal del golpe, la caja torácica aplastada, un pulmón perforado por una costilla y una fractura en un codo" tras un tremendo accidente laboral sufrido en el estadio municipal . Estuvo tres semanas en la UCI, grave, con su familia en un sinvivir.

Hoy, casi tres años después, cumple una promesa. La misma que se hizo al salir del hospital: regresar al renovado Anoeta por su propio pie y comerse "un chuletón en San Sebastián". O cerca. Lo hará en una sidrería guipuzcoana, después de visitar las instalaciones de la Real por la mañana.

Antonio ha llegado esta misma tarde del miércoles a Donostia y se ha alojado en la misma pensión de Urnieta en la que se alojaban junto a otros operarios de las obras de Anoeta, y donde más tarde su familia se hospedó mientras él estaba en la UCI del Hospital Donostia. Se siente afortunado: "La verdad, que dentro de la mala suerte que he tenido, he tenido una suerte de escándalo de la gente que he tenido alrededor".

Se encuentra "físicamente bien": "No me puedo quejar. Lo peor que tenía era la pierna y va de maravilla". Estar de nuevo frente al estadio de Anoeta y en Donostia es para él "sentir que estoy vivo y que lo he conseguido. Gracias que me cogieron vuestros médicos. Al principio de todo, si no me llegan a salvar la vida ellos, no estaría aquí. La verdad, que dentro de la mala suerte, he tenido una suerte de escándalo que he tenido alrededor. Entre los médicos vuestros, y el doctor Cavadas".

Iban a amputarle la pierna

Fue este último quien le salvó la pierna. Antonio recibió la noticia de que le iban a amputar la pierna la misma semana en que se iba a reinaugurar el estadio de Anoeta, en cuyas obras él se accidentó. En vísperas del encuentro inaugural entre la Real Sociedad y el Atlético de Madrid. "Me quedé hundido", reconoce a este periódico. Pero las "duras" negociaciones in extremis del sindicato ELA con la mutua y con las empresas constructoras, obró el milagro.

Antonio pudo pedir una segunda opinión al prestigioso doctor Pedro Cavadas, que ofreció una alternativa a la amputación. Y Antonio Escandón, que hoy tiene 54 años, fue intervenido a finales de 2019; primero para limpiarle y salvarle la pierna; y unos meses después, ya en 2020, se sometió a otra intervención de cinco horas en el Hospital Nueve de Octubre de Valencia, también a manos de Pedro Cavadas, para recomponerla. Hoy, camina con ambas piernas y ha recuperado gran parte de la movilidad.

Agradecimiento a Jokin Aperribay

"Dije que volvería a este estadio. Se lo debía a Igor (San José) también, porque le prometí que iba a volver andando a San Sebastián, porque tengo que darle las gracias a mucha gente; yo ya estuve trabajando en ese estadio (Anoeta) en 1993 y conozco a muy buena gente aquí, se puede decir que son como mi familia", asegura Escandón.

También tiene palabras de reconocimiento para la Real Sociedad y su presidente. "Yo le tengo que dar las gracias al presidente de la Real Sociedad porque se ha preocupado", explica el propio Antonio.

Este jueves Antonio vivirá un día intenso. Visita al sindicato ELA a conocer a tanta gente que le ha ayudado en el proceso judicial y encuentros con "varios amigos, gente que cuando tuvo el accidente ayudó mucho a la familia. La familia estuvo aquí bastante tiempo, las hijas, el hijo. Y más gente que forman la 'otra familia de aquí', como les llama él, que se ha implicado mucho", explica San José.

La Real ofreció a Antonio y su familia alojamiento en un hotel más cercano a Donostia, pero ellos han preferido estar en "su casa" de Urnieta, el mismo hostal en el que pasaron semanas durísimas tras el accidente. "Es una forma de agradecer a los propietarios de la pensión todo el apoyo dado entonces. Las hijas estuvieron casi solas aquí . Querían estar con los suyos, con la gente que estuvo con ellos", asegura Igor San José.