- Un año más, la fortuna le ha sido esquiva a la Real Sociedad en el sorteo de la Europa League. Si el pasado curso el equipo txuri-urdin quedó emparejado con Nápoles y AZ Alkmaar, además de con el Rijeka, en esta ocasión la papeleta se presenta incluso más complicada, en teoría. Los de Imanol Alguacil deberán medirse a dos rivales recién caídos desde las previas de Champions como Mónaco y PSV Eindhoven. Y también tendrán enfrente al Sturm Graz austríaco, un equipo que, pese a ser el más débil del grupo, no atesora el cartel de cenicienta. Tal y como sucediera en la campaña 2020-21 con el Rijeka croata, se trata de un adversario perfectamente capaz de restar puntos al resto de escuadras en liza.

Lo que sí cambia respecto a la campaña anterior es el enfoque desde el que analizar el sorteo. Entonces, se trataba únicamente de terminar entre los dos primeros, para entrar en dieciseisavos de final y no caer eliminados. Ahora, mientras, el sistema de competición es otro, y cada una de las cuatro posiciones finales en la liguilla implica circunstancias diferentes: el campeón entra directamente en los octavos de final, el segundo accede a dieciseisavos (una especie de repesca) para medirse a un tercero de grupo de la Champions, el tercero cae a su vez a la nueva Conference para disputar sus propios dieciseisavos, y solo el cuarto dice adiós a las competiciones continentales antes de Navidad (la última jornada se juega el 9 de diciembre).

Desde un punto de vista meramente deportivo, la entidad de los rivales y las nuevas condiciones del torneo hablan de un mal sorteo para la Real. Pero otras perspectivas dibujan un balance más positivo. El propio director de fútbol del club, Roberto Olabe, analizó ante los micrófonos que la dificultad de la empresa "supone un estímulo adicional" para el equipo y para la entidad, al tiempo que subrayó que los desplazamientos no son excesivamente largos. "Se trata de algo que teníamos en cuenta, porque compaginar Liga y Europa se hace exigente, y porque cinco de los seis partidos que jugamos los domingos tras las jornadas continentales serán fuera de Anoeta".

No debe quedar ahí el análisis de los destinos, pues en clave de afición también se presentan buenas oportunidades para acompañar al equipo, después de una edición marcada por las restricciones. Eindhoven y Graz (esta a dos horas de Viena, más sus respectivos entornos, significan ciudades óptimas para desplazarse con la Real. Y quizás no lo sea tanto Mónaco, por su frialdad y sus elevadísimos precios. En cualquier caso, hablamos de tres ámbitos (ligas neerlandesa, austríaca y francesa) en los que los aforos funcionan prácticamente al cien por cien, y donde no parece que la pandemia vaya a suponer un problema a la hora de viajar con la escuadra txuri-urdin.

Lo que el sorteo apunta a suponer en lo ambiental significó, así, la nota positiva de un mediodía agridulce. "Cualquier grupo iba a resultar difícil. El nuestro lo es. Pero parece que la afición va a poder desplazarse con el equipo", resumió in situ, en Estambul, el consejero Javier Igarza. Lo dijo con gesto tibio, solo minutos después de que los bombos depararan lo que depararon. Con la Real en el tercero, se sortearon de inicio los dos primeros. Y todo apuntaba al que compartían entonces Nápoles y Leicester como grupo de la muerte a evitar. Sucedió, sin embargo, que los txuri-urdin caerían en el B, con Mónaco y PSV, y que Spartak de Moscú y Legia completaron la liguilla de italianos e ingleses. Los focos apuntan así de lleno a la escuadra de Imanol y a sus primeros rivales, grandes atractivos en el inicio del torneo.