Esteban Granero (Pozuelo de Alarcón, 1987) habla con conocimiento de causa. Él mismo sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha al poco de llegar a Donostia. Fue en el estreno de la Real Sociedad en la Champions League en Anoeta, con el Shakhtar Donetsk como rival. Siete meses después de aquella grave lesión, el Pirata regresó a una convocatoria. Granero relata su experiencia en NOTICIAS DE GIPUZKOA y asegura que Carlos Fernández, lesionado el pasado sábado, volverá siendo “un mejor jugador”.

¿Qué mensaje le puede mandar a Carlos Fernández alguien que en su día sufrió una lesión de la misma gravedad?

-Yo me identifico con él porque yo también me la hice muy pronto. En mi caso la competición ya había comenzado, pero fue al principio de temporada. Los primeros momentos siempre son los más duros por la incertidumbre que te genera, pero las lesiones son algo que luego en perspectiva se recuerdan como una parte importantísima del camino. Y no siempre son negativas. De hecho, estas lesiones que son así de traumáticas, que no son musculares, sino que es una lesión que te da tiempo a reflexionar, a reubicarte, a conocerte un poco a ti mismo y demás, digamos que te aportan muchas cosas y a largo plazo las recuerdas con cariño. Yo al menos lo hago así. Eso por un lado, por el otro, es una lesión que te va a hacer perder el tiempo, que no es perderlo, y que vas a volver siendo el mismo jugador, incluso mejor. Mira Canales. Ha tenido tres y después de la tercera era más fuerte, más rápido que antes de la primera. Y eso es una oportunidad también.

¿Cuál es el peor momento, cuando te confirman el alcance de la lesión o cuando notas que te has roto?

-Es más en el día a día de después, porque al final hay que pensar que al inicio recibes muchas muestras de cariño, muchos mensajes, pero hay que estar en el día a día, en ser consciente de que es un proceso largo, en el que hay un día en el que vas a ir a la recuperación sin ninguna ilusión, que te va a doler, que estás peor que ayer, que ya no te está llamando la gente, que ya no sales en el periódico. Ese es el día en el que te vas a encontrar y tienes que estar fuerte. Pero es como todo, un aprendizaje. Estoy convencido de que será para bien. Se tira mucho del chascarrillo ese de que volverás más fuerte. Eso depende de él. Pero que es una experiencia que le va a marcar, no solo en su carrera deportiva, sino en su vida, eso es seguro.

¿Te hace más fuerte?

-No sé si más fuerte, pero sí que te encuentras contigo mismo. Si tienes una fuerza dentro, la vas a descubrir ahí. Si no la tienes, también, pero para ser jugador de la Real la tienes que tener. Y creo que Carlos la tiene. Hay cosas que seguro que tiene ahí dentro que no lo sabe y que las va a descubrir. Y eso le va a valer no solo para cuando se recupere, y no solo para su carrera, sino para el resto de su vida.

¿Cuánto de largo se hace ese periodo en el que te tienes que entrenar en solitario, machacándote en el gimnasio?

-Hay días que se te hacen larguísimos y hay otros en los que te das cuenta de que ya corres, que has pasado lo peor. Hay días, en cambio, en los que piensas que estás peor que ayer y se te hacen eternos y te entra la incertidumbre de si vas a volver a ser el que eras, pero, si le tengo que mandar un mensaje al chico es que cuando piense esas cosas, decirle que no es así, que se lo quite de la cabeza. Que va a volver siendo igual o mejor jugador. Son seis, siete, ocho meses que pierdes, pero que no los pierdes. Y es eso lo que hay que entender. Además, una recuperación en Zubieta no es una recuperación como en otro lado. Tienes todo, tienes la ciudad, tienes La Concha... Yo tenía a Tximist. Hoy es el día en el que sigo pensando en él. Con ese era imposible que se te hiciera largo. Te metía una energía... Ojalá estuviera ahí para Carlos también. Pero está Imanol (Soroa), que le va a ayudar en ese proceso. No hay mejores manos en ningún lado del mundo. Descubres muchas cosas, descubres a las personas, te descubres a ti mismo, descubres una ciudad. Yo la descubrí y también a su gente. Y eso me llevó en volandas. Con esto no quiero decir que todo es bueno, no. Es una putada lo que le ha pasado, pero con el tiempo va a descubrir cosas muy positivas.

Cuando se vuelve, cuando uno tiene que volver a meter la pierna, ¿uno piensa en lo que le pasó?

-No, que va. Este chico va a volver a meter la pierna como un animal. Sin ningún problema. Por supuesto que la recuperación es ir paso a paso, hay que ir poco a poco... Hay un momento, cuando llegan los seis meses y empiezas a entrenar con el equipo, que te van a tener que parar, porque hay que ir poco a poco. Tú piensas que vas sobrado, pero hay que hacerlo poco a poco. No va a tener ninguna limitación. Ya te digo. En el 99% de los casos, los futbolistas vuelven a meter la pierna más fuerte que antes. Hoy en día, la suerte que tenemos es que vamos adelantados con lo que es tanto la cirugía como el proceso de recuperación.

¿Está disfrutando de la Real desde la distancia?

-Sí, claro. De hecho voy mucho por Donostia. Voy siempre que puedo. Sigo teniendo muchos amigos y, cuando no estoy, echo mucho de menos Donostia.

¿Qué me dice de la Real?

-Ha dado un salto a otro nivel. Ha tomado una dirección, en términos de profesionalizarse de la mano de Roberto, sobre todo siguiendo una línea de identidad muy férrea, que me encanta, y evolucionando en todos los ámbitos que se puede, comenzando desde la identidad. Desde fuera es precioso verlo, y sobre todo la imagen que proyecta, no solo en España, sino en Europa. Cuando ganas los títulos y haces cosas importantes en una liga como la española, suena más tu nombre, pero casi te diría que lo de la Copa es algo anecdótico, digamos que es la guinda. Todo lo demás es lo interesante. Y no me olvido de la cantera, del Sanse, del tercer equipo... Eso es lo bonito.

Le veo muy puesto en la Real.

-(Risas) Ya me conocéis. Es que estoy deseando de que le vaya bien. La gente de la Real y de Donostia se lo merece todo.

Por cierto, ha colgado las botas. ¿Echa de menos el fútbol?

-No me ha dado tiempo. Echo de menos algunas cosas. Lo que echo de menos es estar en el campo con la pelota y tener que hacer algo. El fútbol te da situaciones tan insuperables que saber que no las vas a vivir más te genera cierto desasosiego, pero, más allá de eso, estoy bien.

¿Se había aburrido del fútbol?

-Aburrido, no. Pero uno siente que es el momento, que hay más cosas. Uno se siente que ya ha vivido todo lo que quería vivir y en la balanza de la vida, hay que tomar decisiones, y tarde o temprano, te toca. Cuando se retiró, por ejemplo, Xabi Prieto, me eché las manos a la cabeza. Le dije: No puedes hacer eso. Luego, cuando te ves a ti mismo, lo ves de otra manera. No quiero hacer ninguna comparación, porque Xabi es Xabi. Uno lo ve venir, lo siente, adelante y sin rencor.

¿Se ve vinculado en el mucho del fútbol o todavía no lo ha pensado?

-No lo sé. Posiblemente sí, pero no voy a ser entrenador. No sería tan bueno como otros. Ya veremos. Hay tiempo para pensar las cosas e ir paso a paso.

¿Por qué alguien nacido en Pozuelo de Alarcón, que ha jugado en el Madrid, siente tanto la Real Sociedad y habla tan bien de Donostia siempre que puede?

-El cariño no es algo que se elige. Es algo que te llega. Todo lo que he recibido de la Real y de todo lo que la rodea, Donostia, y las personas, porque la Real son las personas, todo lo que he recibido es muy grande, algo muy excepcional. Estoy súper agradecido, de verdad. Y todo lo que sientes te genera un vínculo, te genera ese sentimiento de pertenencia y agradecimiento.