- La plaga de lesiones que asoló la plantilla de la Real Sociedad la temporada pasada parece no tener fin. Y el sábado se cobró una nueva víctima: Carlos Fernández. El delantero, según el parte médico emitido por la entidad blanquiazul ayer por la mañana, sufre una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. El futbolista, así las cosas, tendrá que pasar por quirófano y, como mínimo, estará de baja un periodo de seis meses. Un duro golpe para el delantero y también para Imanol Alguacil, que se queda de golpe y porrazo sin un jugador llamado a tener un papel relevante esta temporada.

Viendo las imágenes de la jugada en la que Carlos Fernández cayó lesionado, nada invitaba al optimismo, aunque hubo que esperar a la mañana de ayer para que se confirmaran los peores augurios. El delantero andaluz se lesionó en una jugada totalmente fortuita, cuando se disponía a ayudar en la recuperación de un balón que había perdido Adnan Januzaj. Pero en su intento, Carlos saltó como un resorte, se tiró al suelo agarrándose la rodilla con ostensibles gestos de dolor. La acción, repetida a cámara lenta por televisión, confirmó que la lesión se la produjo él solo, lo que nunca suele suponer un buen augurio cuando la rodilla está de por medio, como así ha sido.

Los futbolistas que rodearon al blanquiazul no tardaron en reclamar la entrada al campo de las asistencias y en pedir la sustitución. El doctor Javier Barreda ejecutó sobre el mismo césped la habitual maniobra para examinar la estabilidad de la rodilla. Y el futbolista terminó abandonando el terreno de juego por su propio pie, sin la ayuda de camilla, pero sí con una evidente cojera.

Carlos Fernández ya sabe lo que es pasar el trance de una lesión similar. Ocurrió en 2016, cuando defendía los colores del Sevilla. Fue en el mes de octubre en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva del conjunto andaluz, cuando Carlos Fernández se rompió el cruzado de su rodilla izquierda. En aquella ocasión fue operado en Barcelona por el prestigioso médico Ramón Cugat. Entonces tardó seis meses en volver a entrenarse y otros tres más hasta que pudo entrar en la dinámica de grupo. Aquella no fue la única vez que ha pasado por el quirófano. En julio de 2018 tuvo que hacerlo de nuevo por culpa de unas molestias que venía padeciendo en su rodilla izquierda. El jugador fue revisado por el doctor Cugat en la barcelonesa clínica Quirón, que fue quien intervino al jugador en octubre de 2016. Cugat aconsejó una artroscopia para reparar el daño descubierto en el menisco.

Será el segundo jugador que deba pasar por el quirófano durante la pretemporada. El primero en hacerlo fue Mathew Ryan, que apenas ha podido ejercitarse con el equipo desde su llegada. El guardameta australiano padecía una "lesión en el cartílago del platillo tibial externo" de su rodilla derecha de la que ya ha sido operado. Todavía se desconoce la fecha de su vuelta a los entrenamientos. Nacho Monreal, por su parte, no ha pasado por el quirófano, pero está siendo sometido a un tratamiento regenerativo con infiltraciones para intentar paliar las molestias físicas que viene padeciendo en su rodilla derecha desde el final del pasado ejercicio y que le tienen en el dique seco casi desde que comenzará la pretemporada. Y a estos dos casos hay que unir el de Kevin Rodrigues, al que una lesión muscular le tiene fuera del grupo desde hace un par de semanas.

Imanol Alguacil ya sabe lo que es hacer frente a la plaga de lesiones. Le tocó hacerlo la temporada pasada y, pese a todo, saboreó las mieles del triunfo con la conquista de la Copa del Rey y con la obtención de ese quinto puesto liguero que le dio el pase directo a la fase de grupos de una nueva edición de la Europa League. Pese a todo, el alto número de lesionados no pasó desapercibido. Fueron muy pocos los que se libraron de una plaga que sí afectó, por ejemplo, a Mikel Merino, que jugó la final de la Copa con una vértebra fracturada, a Guridi, a Merquelanz, a Sangalli, a David Silva, a Miguel Ángel Moyá, a Asier Illarramendi, a Aritz Elustondo, a Adnan Januzaj, a Joseba Zaldua o al propio Mikel Oyarzabal. En la mayoría de los casos con roturas fibrilares de por medio.

La temporada está, como quien dice, a la vuelta de la esquina y los problemas se le comienzan a acumular a Imanol Alguacil. El de Orio ya se había hecho a la idea de no poder echar mano para el arranque liguero ni de Mathew Ryan ni tampoco de Nacho Monreal. Lo que no contaba era con el percance sufrido por el bueno de Carlos Fernández, al que una rotura en el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha le va a tener en el dique seco por lo menos hasta el mes de febrero de 2022. Un duro golpe para el entrenador txuri-urdin, pero sobre todo para el propio delantero, ilusionado de ofrecer su mejor versión en su primera temporada desde el inicio.

La resonancia a la que fue sometido ayer por la mañana confirmó los peores augurios sobre la gravedad de la lesión

En octubre de 2016 fue operado de una lesión similar en la rodilla izquierda y en 2018, de unas molestias en el menisco de esta articulación