- En un verano en el que apenas se produjeron novedades en lo que respecta a la plantilla del primer equipo, sí que llamó la atención la incorporación de dos jugadores cadetes. El cántabro Dani Díaz, del que hablan auténticas maravillas, y del lanzaroteño Darío Ramírez, una de las perlas de la inagotable cantera canaria. No han sido meses sencillos para ninguno, sobre todo para el segundo, ya que, pese a haberse integrado de maravilla en la dinámica del club, el covid-19 ha provocado que no haya podido competir y, como es lógico, nunca es sencillo dejar tu tierra para atravesar la península cuando solo tienes quince años y no jugar.

La espera ha merecido la pena. El pasado fin de semana el equipo cadete se estrenó por fin en competición oficial imponiéndose al Vasconia por 2-1 con uno de los goles anotados por el canario, cuya actuación fue destacada por los presentes. Darío estrenó su cuenta goleadora al aprovechar con potencia, velocidad y oportunismo un buen servicio a la espalda de los centrales rivales. Aunque en el campo dicen que es valiente, fuera del mismo es una persona bastante tímida hasta el punto de que todavía no había podido conocer ni coincidir con su paisano David Silva. Eso en parte por las restricciones de la pandemia, que ha provocado que el primer equipo haya trabajado en una burbuja en Zubieta, y en parte por su talante reservado; Darío no había logrado dar el paso ni de presentarse en los partidos en los que ha actuado de recogepelotas en Anoeta. El domingo era un día grande, porque iban a coincidir en el campo David Silva y el azulgrana Pedri. La misión de juntar a los tres canarios para una fotografía no era sencilla, porque el mundo culé es complicado, pero al menos el cadete cumplió uno de sus sueños, saludar y posar con Silva, que no se vistió de corto. Fue como si Darío hubiese marcado su segundo gol...