La Real se despidió de Europa con un estéril empate en Old Trafford. Lo hizo con la cabeza alta, demostrando que, una vez más, se había levantado tras la dolorosa goleada de la ida y en un encuentro en el que mereció llevarse la victoria, pero se quedó con las ganas, sobre todo tras el fallo del penalti de Oyarzabal. Con un once de circunstancias, en un escenario muy exigente y con los dolorosos resquicios de la ida, los de Imanol plantaron cara en todo un Old Trafford en el que estuvieron cerca de llevarse el triunfo. Una pena, porque con el nivel que ha demostrado el equipo en Europa las cosas no han funcionado en ningún momento como se esperaba. Muchos decían que los nervios no afectaban a los blanquiazules, pero la realidad es que en ningún instante han llegado a estar a la altura de lo esperado. En un duelo gris, en el que apenas hubo ocasiones, los realistas se conformaron con un empate a pesar de fallar un penalti y de rematar en la segunda parte al larguero. Nadie pensó en una hipotética remontada, aunque si hubieran estado atinados, quizá habría habido algún instante en el que hasta el más pesimista hubiese pensado que la contienda estaba abierta.

Imanol alineó un once muy reconocible, como era de esperar. Porque aunque su mensaje en la previa era derrotista, en el fondo, albergaba alguna posibilidad de dar la gran campanada. En la defensa su gran novedad inesperada fue la presencia de Aihen, lo que sin duda confirmaba que Monreal no estaba al 100%. En el centro del campo, los elegidos fueron Zubimendi y Guevara para acompañar a Merino, que estaba sancionado para Madrid, por lo que tenía plaza fija. Y en la delantera, Januzaj, Isak y Oyarzabal. Si eso no es tomárselo en serio€ El técnico ha tenido especial cariño con el belga y su vuelta a Old Trafford, ya que en realidad el que más le suele convencer es Portu y su capacidad para presionar y explorar los espacios en profundidad.

El United no se fiaba

Enfrente, Solskjaer, con fama de especialista en rotaciones, volvió a confirmar que se tomaba muy en serio a la Real apostando por Bruno, su gran estrella, y solo descartando de su once de los pesos pesados a Rashford, que había destrozado a Zubeldia en la ida con su potencia y su verticalidad. Martial, que se encontraba entre algodones, regresó a un equipo en el que incluso había más habituales que en la ida. No se puede decir que no se tomara en serio el envite con los donostiarras, porque desconfió en todo momento de lo que podía pasar tanto en Turín como en la vuelta. Algo que, sin duda, reconfortó a la Real, porque no es normal que un club inglés encare de tal forma un duelo ante un rival de la Liga que no figura entre los más temidos.

La defensa, por si no lo recuerdan, y aunque no había mucho más que elegir, fue la misma que hizo un ridículo estrepitoso en Sevilla, por lo que las expectativas eran cuando menos pesimistas... Pero la Real entró bien al partido, algo que también se podía esperar dada su respuesta en los días importantes de esta temporada. La receta para generar alguna expectación era aprovechar las ocasiones y cerrar a cal y canto los caminos que conducían a Remiro. Una pena. A los once minutos, Januzaj, el realista más destacado de la primera parte, metió en largo a Gorosabel y James le derribó sin discusión. La pena máxima la desperdició Oyarzabal con un disparo desviado que no encontró la portería, entre otras cosas, porque Henderson le aguantó de pie. Una pena. No iba a haber muchas más como esas, como es obvio. Pese a todo, pocos minutos después, un centro del 10 no encontró a Isak porque se cruzó Lindelof; y a Guevara se le escapó un disparo franco también a asistencia de Januzaj. A partir de ahí el United equilibró la balanza y generó mucho más peligro. Martial se topó con Remiro tras un buen recorte; y Bruno estrelló su disparo en el larguero tras una asistencia del galo. Januzaj volvió a generar una ocasión en un centro que cabeceó Isak y detuvo el meta local; y, a renglón seguido, un servicio de Bruno lo remató James y detuvo Remiro. Al descanso, 0-0, y el dolor de que la mejor oportunidad fue de los blanquiazules. De esas que no volverán.

Imanol hizo tres cambios en la reanudación para intentar una nueva variante ofensiva, pero todo se quedó en un balón de Sagnan que se estrelló en el larguero al rematar un centro en semifallo de Barrenetxea. A partir de ahí el duelo se volvió a equilibrar, con dos buenas opciones de Greenwood que detuvo Remiro y con un gol de Tuanzebe que se anuló por una falta flagrante de Lindelof que confirmó el VAR. Merquelanz desperdició la última oportunidad de la Real en un disparo lejano que detuvo Henderson.

Agur Europa ante uno de los favoritos para ganar la competición. La Real dice adiós después de no tener suerte en ninguno de los sorteos y tras dejar alguna exhibición inolvidable como la de Nápoles y el gol de Willian José. Demasiadas competiciones tiradas a la basura sin lograr una proeza inolvidable como la del año pasado en el Bernabéu. Todos entendemos que las prioridades ahora mismo son clasificarse para Europa en la Liga y, de largo, ganar la final de Copa del 3 de abril. La madre de todas las batallas. Empatar en Old Trafford fue un buen ensayo para aspirar y soñar con horizontes de grandeza. Como se esperaba, la Real compitió bien y salió de Manchester con el orgullo intacto. Algo a tener muy en cuenta, a pesar de la lista de bajas con las que se presentó en un escenario de talla mundial. Seguimos, con la moral intacta ante lo que está por venir. Vuelven vivos.