No puede ser. Ya es hora de que alguien se dé cuenta. La Real es el equipo que más puntos regala en superioridad, es decir después de mostrarse mucho mejor que el rival, de la Liga. Lo lógico y normal es que los blanquiazules se hubieran impuesto por goleada a un Betis casi entregado que no sabía por dónde le daba el aire cuando se entonaron los donostiarras. Era un 2-0 claro y justo que debía ser más abundante visto el baile de los atacantes guipuzcoanos a una zaga sevillana rendida ante su inferioridad. Una vez más, los realistas perdonaron la sentencia y cuando su rival acortó diferencias les entró un ataque de pánico que acabó con la pérdida de dos puntos vitales en el descuento. Imperdonable. Era un partido clave. Lo sucedido no hace más que ratificar lo acontecido en la Supercopa. Todo el mundo hablando de lo bonito y lo bien que juega la Real, todos mirándonos en el espejo para comprobar lo guapos que somos, y en dos zarpazos el adversario recobra la vida y puntúa sin ninguna justificación. En cambio, otros no juegan mal y ganan competiciones. Sí, es importante verlo así, porque el tema comienza a ser grave. Una victoria de diez en Liga, unos números de crisis galopantes para un conjunto que, como acreditó tras el descanso, puede destrozar a cualquiera. Pero tiene pies de barro.

Ya es hora de que en la dirección deportiva alguien se dé cuenta de que se necesita un central de verdad y de plenas garantías que ofrezca seguridad atrás cuando los de arriba, que demostraron otra vez que son buenísimos, ya no puedan ofrecer más. No hay nada más frustrante que comprobar semana tras semana que un cuadro con un nivel y una capacidad para batir a cualquiera acabe regalando puntos sin ninguna explicación razonable. Y esta vez sí, el señalado es Imanol, que era plenamente consciente del problema que arrastran sus pupilos, que disparan con escopetas de feria y tienen una mandíbula de cristal para cuando se les tuercen mínimamente las cosas.

Real-Betis, primer round. Se esperaba mucha igualdad entre los dos equipos. Lo que quedó claro desde el primer momento fue que quien marcara primero parecía tener asegurado el no marcharse de vacío del duelo de la Liga. No fue así. Imanol confirmó en la pizarra de alineaciones que la jugada de las rotaciones de Córdoba le salió redonda al cambiar a sus diez jugadores de campo. La única novedad reseñable o menos esperada fueron quizá la presencia de Gorosabel, una vez recuperado de su garganta, y de Isak, que arrastraba unas molestias. El resto, lo esperado.

Los dos equipos aparentaron desde el arranque que su nivel era parejo y que el duelo se podía decantar por pequeños detalles o, simplemente, por acierto o puntería. La Real arrancó bien, con buenas combinaciones, pero, una vez más y van demasiadas, lo que le faltó fue atinar con el último pase. Especialmente reincidentes en los centros laterales al área, sobre todo cuando llegaban en ventaja después de una elaboración complicada para sorprender descolocada a la ordenada zaga bética. Esto provocó que apenas rematara a puerta con peligro antes del descanso pese a generar peligro en bastantes oportunidades.

El Betis demostró que había mejorado bastante y que cuando entraban en juego Fekir y Canales es un adversario a tener muy en cuenta. El galo fue el primero en probar a un seguro Remiro desde fuera del área. Merino también lo intentó desde lejos, pero demasiado flojo y centrado. Una vaselina en semifallo de Portu y otro chut de Fekir que atrapó Remiro se convirtieron en las siguientes opciones destacables. Guevara, que se erigió en el mejor realista del primer acto, sirvió en ventaja a Gorosabel, cuyo centro con la cabeza lo atrapó Joel sin que llegara un poco productivo hasta entonces Isak. Portu volvió a desperdiciar otro centro tras un gran servicio de Merino en una recuperación de Monreal; y en el minuto 35, en la mejor acción del primer acto, Guevara proyectó en profundidad a Merino, que buscó a un Oyarzabal inteligente que la dejó pasar, y Guridi, con todo a su favor y esta vez con su pierna buena, no logró batir a Joel, que hizo una buena parada. Un balón que había que meter. Una historia ya conocida.

En la reanudación, la Real se enchufó y en pocos minutos acreditó que, a día de hoy, es superior a los verdiblancos. A los tres minutos, Merino metió en largo a Oyarzabal, que recortó y sirvió a Isak, cuyo flojo remate lo salvó bajo palos Mandi. En la continuación, Merino ganó de forma imperial un salto, Oyarzabal volvió a asistir al centro y Guridi dejó un balón franco al escandinavo, cuyo disparo con la zurda se tragó Joel. Con la Real lanzada, en el minuto 57, Merino sirvió en largo a Isak, quien profundizó antes de asistir a Oyarzabal, que definió con una picadita. 2-0 y la Real quería más. Gorosabel en dos ocasiones, la segunda sin portero, lanzó por arriba. Portu, que falló un cabezazo a dos metros de la meta, y Oyarzabal, con un punterón a servicio otra vez de Merino, se quedaron con la miel en los labios. Impresionante cómo funciona la Real cuando aparece la mejor versión del navarro, hasta que, y en esto es reincidente, vio una tarjeta evitable y acabó siendo sustituido, lo que acabó provocando el desplome txuri-urdin.

Con los blanquiazules siendo claramente superiores, el peligro fue remitiendo con las sustituciones, entre otras cosas porque Januzaj se metió en una batalla sin explicación con un pipiolo como Miranda cuando debía matar o aguantar. En el minuto 85, Joaquín sirvió un centro que cabeceó Canales entre los dos centrales para hacer el 2-1. Otra vez el cántabro. Un minuto después no empató porque no remató a botepronto un servicio de Carvalho; y en el descuento, Tello desbordó por la banda a Zubimendi y Joaquín anotó sin que Monreal y Remiro pudieran evitarlo.

Que no se equivoquen, así escuece mucho más. Cuando demuestran ser mejores y no ganan, la impotencia es mucho más grande. No nos vale de nada defender que durante 40 minutos la Real fue uno de los equipos que mejor juega de la Liga. Ni nos gusta ni nos reconforta. Nos da igual. A ver si se dan cuenta de una vez. No es cuestión de discutir el estilo, pero como no aprendan a cerrar los partidos de una vez por todas el proyecto amenaza con fracaso. Es lo que hay.

En una gran segunda parte hasta el 2-1, los realistas desarbolaron al Betis gracias a la calidad de Merino, Guridi, Oyarzabal e Isak

Imanol dio el duelo por ganado y sus cambios acabaron descolocando a una endeble Real que vio cómo le empataban en el 92'