- Anoeta acaba de ganar el certamen 'Prix Versailles 2020 for Sports', uno de los galardones más prestigiosos a nivel internacional en lo que al diseño de instalaciones deportivas se refiere. Una distinción que le enorgullece, ¿no?

-Así es. Este año ha coincidido que optábamos al premio seis estadios de fútbol, en el que se valoraba el diseño y la arquitectura. Es para estar satisfechos.

¿Qué significa esto para la Real?

-A la Real le permite proyectarse hacia el mundo. Su nombre se le relaciona, así, a la innovación y al prestigio arquitectónico gracias al proyecto impusaldo por el propio club. Este premio le permite crecer. El estadio ha tenido una aceptacion muy buena a nivel de la ciudadanía, de la apetencia para ir... Este es el gran éxito. Y, a través de un reconocimiento a nivel mundial, ya que nos han dicho que se han hecho las cosas bien, para la Real es un paso más para ir creciendo.

¿Con base en qué criterios ha sido premiado el estadio donostiarra?

-La Unesco hace un informe anual indicando cuáles son los principios a valorar en cuanto a lo que la arquitectura tiene que aportar a la sociedad. Y este año señalaba que la arquitectura tenía que contribuir a reinventar el mundo y para ello debía englobar la ecología, la convivencia, la belleza, la cohesión social... Es decir, tenía que ser un aunador de estos conceptos y ser una herramienta para ir en esta línea. Y en Anoeta esos aspectos los han valorado muy positivamente.

¿Y estos conceptos cómo se reflejan en el estadio donostiarra?

-Aquí se ha transformado un estadio que ya existía, ya que no hemos ido a hacer algo nuevo, y se ha aprovechado esto. Hemos reutilizado, hemos reciclado, hemos reiventado, hemos transformado una instalación en un concepto nuevo, pero con unos recursos ajustados y, de alguna manera, en una línea sostenible. Hemos tratado de generar más usos, poniendo en valor lo local, además de la convivencia y lo que ha generado. Y, finalmente, la línea estética, que es algo que entienden que está bien. Pero, sobre todo, se ha valorado, en mi opinión, transformar algo con pocos recursos.

Recibió la calificación como "institución deportiva más bella del mundo" y superó en el concurso a estadios como el del Tottenham.

-Ese estadio, el del Tottenham, lo he visitado y está francamente bien. Cuando llegamos a la final creía que era nuestro gran rival. Y le hemos ganado por estos aspectos: es más equilibrado, más transformador, ha puesto muy en valor lo local y, sobre todo, porque ha tenido éxito al momento. En este premio se valora la arquitectura no como algo atómico y snob, sino que pretenden que se contribuya más a un nuevo mundo, a innovar... A nosotros nos dijeron que habíamos hecho un buen ejercicio de interpretar lo que teníamos, lo que necesitábamos, diagnosticarlo, aplicar el diseño y hacerlo rápido.

Este galardón, ¿sitúa a Anoeta entre los mejores estadios de Europa y a nivel mundial o solo premia la gestión de su remodelación?

-El jurado lo componían arquitectos muy reconocidos, y yo creo que colocan al estadio a nivel mundial. Muchas publicaciones especializadas van a reflejar nuestro trabajo. Por esto pienso que es un gran salto y sitúa al estadio en lo más alto.

¿Cree que este premio confirma que Anoeta puede albergar partidos de primer nivel internacional, como, por ejemplo, una final de la Europa League o de la Champions?

-Las finales de la Champions y de la Europa League no se deciden solo por la instalación, sino que también influyen la ciudad que la acoge, la capacidad hotelera, las comunicaciones... Cuando hemos optado a ser sede para el Mundial de 2018, se han requerido más cosas. Como instalación propiamente dicha, si se entiende que 40.000 espectadores son suficientes para acoger esa final, claro que optaría a ser sede. Sin duda, cumple los requisitos.

Como ha mencionado, ha logrado este galardón sin ser un estadio nuevo, sino que se reformó cerca del 40% y se mantuvo el 60% de la estructura vieja€ ¿Ha tenido algún límite para hacer el proyecto que soñaba hacer?

-El único límite que teníamos es que el diseño siempre debía respetar el poder mantener la competición en marcha. Este aspecto era muy importante. También contábamos con un presupuesto muy ajustado porque la financiación venía prácticamente de la Real y estaba invirtiendo muchos recursos propios. Esos límites siempre los hemos sentido y en eso no podíamos fallar. Podíamos haber hecho más cosas y haber construido más, pero el límite presupuestario siempre ha sido un elemento a tener en cuenta. Los objetivos principales había que cumplirlos, como era acercar el campo de fútbol a la afición y la modernización de los accesos; y otros objetivos los hemos entendido como que no tocaba ahora llevarlos a cabo. Sí que hemos tenido límites, pero los he entendido siempre como positivos. Estos años hemos visitado muchas instalaciones y hemos visto verdaderos derroches de dinero y luego apenas se han usado. Ver esto te generaba angustia. Se ha invertido mucho dinero por un Mundial u otro evento, pero luego sin soporte de masas, o de afición. En nuestro caso, las decisiones han sido correctas y nos hemos centrado en lo importante; una visión más modesta, pero equilibrada. Y nos han dado la razón; está bien poner en valor lo que tienes. Por eso, los límites que nos han puesto han redundado en beneficio del ejercicio final.

¿Qué papel juega la afición en un estadio que recibe un premio tan prestigioso?

-Su papel es importante. En el apartado de cohesión social y convivencia. Han valorado los datos que les llegaban y que rápidamente se pasó de 25.000 socios a 36.000 casi en un año. También han tenido en cuenta la opinión de la gente, que decía que se sentía a gusto y que era una sensación agradable. Que la gente se sintiera en el estadio como en su casa ha tenido mucho que ver. Han visto que ha tenido una aceptación natural y rápida.

¿"La casa de todos", como la bautizó el presidente Jokin Aperribay, se ajusta a lo que se pretendía inicialmente una vez vista la respuesta de la afición txuri-urdin?

-Sobre todo, en la apetencia de acudir. Mucha gente nos decía qué ganas tengo de ir al estadio. Había entusiasmo y este ambiente se ha contagiado. Eso es muy abstracto, pero es real. Y ahora en la calle nos dicen tengo muchas ganas de volver porque se quedaron con que había un muy buen ambiente. Y la afición retroalimenta al equipo y al revés. Si hay animación, el que ha ido solo un día quiere volver. Este el mayor éxito del estadio.

¿Habrá más novedades en el futuro en cuanto al diseño del estadio o por ahora no existe ningún proyecto más relacionado con él?

-Sí que tenemos pendiente terminar el ámbito fútbol, en la parte de los vestuarios, que es un trozo menos significativo pero que es muy interesante y lo queremos hacer este verano. Se ha retrasado un año por la pandemia. Vamos a hacer un par de cosas que van a estar muy bien para los jugadores, con los que hemos trabajado, y para la competición en los prepartidos y los pospartidos. Va a ser la guinda para ser un estadio muy competitivo. Los equipos de fuera también van a ver algo ahí que va a estar muy bien. Nos queda también una esquina, la que da al bar Xanti, donde queremos hacer proyectos relacionados con el club, que le permitan potenciarse. Y, por último, nos quedan algunas ideas para complementar lo que ya está hecho, así que en cuanto haya recursos se podrán hacer. Nosotros tenemos algunas propuestas, pero no puedo comentar mucho.

Pero no tendrán que ver con el diseño global del estadio...

-No. Son más bien complementos.

Ha sido una pena que la pandemia del coronavirus haya impedido que el público no acuda a los estadios desde el pasado mes de marzo, en un momento en el que la hinchada txuri-urdin acababa de empezar a disfrutar del nuevo Anoeta.

-La verdad es que sí. Es como cortar con ello en un momento brillante, de disfrute total, con media temporada por delante con muy buena pinta y triunfando. Pero ¿sabes qué veo también? Que la gente, acompañada de que el equipo va súper bien, ha convertido el partido de la Real en el acontecimiento de la semana, y por esto tiene unas ganas inmensas de volver, por lo que veo que la vuelta al estadio va a ser como una reinauguración. A ver si el equipo mantiene los éxitos deportivos y si esta temporada nos dejan ya volver en alguna medida.

La remodelación del estadio ha tenido distintos proyectos desde que el Consejo de Adminitración presidido por José Luis Astiazaran presentara el suyo, Gipuzkoarena, proyecto en el que también participó usted. ¿Cómo ha vivido este proceso?

-Llevo ya unos 16 años o algo más con este tema y he conocido toda la génesis. Participé en la primera entreplanta que se hizo en los fondos del estadio, con Luis Uranga de presidente, porque el diseño original se estaba quedando corto. En esos fondos se hicieron 6.000 localidades nuevas y se llenaron al momento. Pero el diseño ya no daba más de sí. Entonces se percibió que había que reformar el estadio porque había ganas de ver el fútbol más cerca. Esto lo he visto en los últimos 20 años. Pero, claro, son proyectos grandes que necesitan muchos recursos y no es fácil proponer modificar una instalación que no tenía muchos años. Así que durante esos años ha tenido mucho que ver que la instalación era muy reciente, que la inversión tenía que ser grande y que no es fácil conseguir financiación, además de los propios debates de la ciudad, que son respetables. Pero ha llegado un momento en el que la demanda por parte de la afición, que ha tenido mucha fuerza, era muy grande e ilusionante. Y estaba bien que la ciudad pudiera acoger proyectos innovadores e interesantes.

Por lo que se ha visto, en menos de 25 años de existencia del estadio ya se pudo comprobar que, además de quedarse pequeño, las pistas de atletismo impedían que tuviera el ambiente propio del fútbol.

-El gran error que tuvo Anoeta es que en los años 1990-1993 hacer un estadio con pistas de atletismo no era un modelo que se estaba aplicando porque ya se había comprobado que el atletismo es un deporte cuyos aforos son más pequeños, de 4.000 o 5.000 espectadores, como el que ha impulsado el CSD hace poco con un aforo de 1.500. Es un deporte que requiere muy buenas instalaciones, pero no mueve masas de 40.000 personas. En ese momento, por tanto, apostaron por una tipología de estadio que no respondía a la demanda real. Uno de los primeros estadios que visité yo fue el de Stuttgart, que se había hecho en 1930, cuando el atletismo en Alemania era un deporte mayoritario. Por eso, a nosotros nos penalizaba que fuera una instalación reciente.

¿Y contemplaron la opción de construir un nuevo estadio o le hablaron de esta idea?

-Más que algo serio, para viabilizar ejercicios se estudia, miras, analizas, haces números... Cosas que en la gestión se hacen intentando aportar visiones nuevas que permitan solucionar un problema. Siempre se han barajado opciones intentando aunar diferentes intereses. Y una de las cosas importantes es que no hay muchos proyectos con financiación pública y privada que acaben en éxito. Es muy dificultoso y cansado hacer toda esta gestión de aunar, y este proyecto se ha valorado como un logro porque saben que esos ejercicios no son fáciles. A nosotros, por esto, nos han hecho muchas consultas desde otros proyectos de estadio.

Es un estadio para cerca de 40.000 espectadores y su récord hasta el momento es de 36.730 espectadores del derbi del pasado mes de febrero€ Cuando vuelvan las aficiones a los estadios, todo apunta a que se superará esta marca.

-Yo estoy segura porque hay lista de espera para hacerse socio. Estábamos en plena ola de contagio verbal: yo también quiero ir, ama hazme socio, etc. Con el boca a boca que había por el ambiente que se respiraba la temporada pasada, y más si se une al gran momento deportivo del equipo, que genera más afición, pues está claro que el techo aún no lo hemos tocado.

Y más con el número de abonados, que no deja de crecer, en 35.287, según el último dato ofrecido por el club, ¿existe la posibilidad técnica de que Anoeta pueda acoger a un mayor número de espectadores?

-De los 40.000 actuales a 42.000 lo tenemos facilísimo. La instalación está preparada porque en el proyecto que se aprobó las medidas de seguridad que se aplicaron en las salidas y las evacuaciones (anchos de escaleras, de las puertas...) fueron con la previsión de un estadio para 42.000. Se decidió colocar 40.000 asientos, pero sabiendo que adaptarlo hasta 42.000 lo tenemos muy fácil. Ese colchón lo tenemos todavía y si hubiera más demanda, que ojalá haya, seguro que también lo tendríamos.

Si llega esta tesitura, con el crecimiento del número de socios y de espectadores, ¿qué aforo máximo podría tener el estadio donostiarra?

-Tenemos un cierto margen. En la instalación hacia lo que son los extremos y arriba, con los huecos que hemos dejado para esponjar un poco y dejar que entre más la luz, tenemos margen. Hasta 42.000 lo tenemos muy sencillo, pero si hubiera una demanda, seguro que otros 2.000 más (44.000) lo podríamos conseguir sin hacer grandes cosas.

"La demanda de la afición, que ha tenido mucha fuerza, ha influido mucho en que se llevara a cabo la remodelación del estadio"

"El gran error de Anoeta fue que en los años 1990-1993 el modelo de estadio que se hacía no era con pistas y no respondía a la demanda real"