- La Real no puede fallar. El tropiezo en casa ante el potente Nápoles en Anoeta le obliga a tener que ganar los tres puntos en la visita del AZ Alkmaar. Ahora es cuando cobra mucha más importancia el gol que marcó Jon Bautista en el minuto 90 en Rijeka, porque, sino, el encuentro ante los holandeses se hubiera elevado a la categoría de final. Es lo que tiene que en Europa la marcha txuri-urdin no esté siendo tan arrolladora como en la Liga, donde cuenta sus últimos encuentros por goleadas. Por ahora, al menos en la fase de grupos, a los de Imanol les está costando plasmar la superioridad que ha demostrado durante muchos minutos de sus dos anteriores encuentros ante croatas y transalpinos. Los dos triunfos del AZ, en San Paolo y en casa ante los balcánicos, le colocan en una cómoda situación que le permite afrontar el duelo de hoy con la opción de firmar unas tablas que le concederían muchas posibilidades de clasificación para la siguiente fase. Ni qué decir tiene que a la Real todo lo que no sea sumar los tres puntos le dejaría al borde del abismo, aunque todavía quedaría la mitad del calendario por disputarse. Pese a que nadie esperaba este inicio de los holandeses, el duelo está respondiendo a la previsión de igualdad que anunció Roberto Olabe.

Los realistas han estropeado sus notables registros en la Copa de la UEFA y la Europa League en casa, en las que acumulaba doce partidos seguidos sin perder. Ahora acumula tres encuentros sin conocer la victoria tras caer ante el Zenit y el Nápoles y empatar ante el Salzburgo. Pero la referencia a la que debe agarrarse es a su convincente paso como local en la Liga, en la que ha goleado al Getafe y al Huesca, ha empatado contra el Madrid y ha caído, de forma muy injusta y dolorosa, frente a un Valencia menor. El AZ ya conoce lo que es visitar Euskadi, ya que empató 2-2 en San Mamés en la sexta jornada de la Europa League del curso 2015/16. Su balance total en la fase de grupos desde que se cambió el formato de la competición es de cuatro victorias, nueve empates y seis derrotas. Es decir, siempre peligrosos, pero batibles. Su triunfo en Nápoles es lo que ha trastocado la marcha del grupo.

La Real está instalada en un estado de optimismo que pretende extender también en su salida al Viejo Continente. El triunfo en Vigo y la forma en la que se produjo fue perfecta, porque Imanol pudo dar descanso y reservar a varios de sus jugadores clave en la confirmación de lo mucho que se juegan hoy. En principio, el técnico tratará de apostar por su once de gala en este inicio de la temporada, con la gran duda de Aritz Elustondo, que llega muy justo tras el pinchazo que sufrió hace una semana. El canterano se ejercitó ayer con normalidad, pero si el oriotarra considera que es mejor no arriesgar, volverá a recurrir a la pareja gala de centrales, Le Normand-Sagnan, con Gorosabel y Monreal en las bandas. Zubimendi podría mantenerse en el pivote, aunque Guevara también cuenta con opciones. Merino y Silva son intocables, al igual que Portu y Oyarzabal. Isak, que no disputó ningún minuto en Vigo, parte como favorito sobre Willian José para ejercer de ariete.

El AZ es un equipo peligroso. Muy parecido a la Real. Joven, con canteranos de calidad y con un buen gusto en su juego. Le gusta tener el balón y no sabe defender replegados. Por si fuera poco, llegan sin sus dos centrales titulares. Sus laterales son muy ofensivos; Stengs es su gran estrella; y Boadu, su mayor peligro de cara al gol. Dos futbolistas de nivel Champions.