- A diferencia de con muchos otros, 30 minutos con David Zurutuza se hacen cortos. Imposible rememorar en media hora dos décadas de vida txuri-urdin -20 de sus 34 años los ha dedicado a la Real-, pero suficientes para poder charlar un rato con David, la persona, que está por delante del Zurutuza futbolista, tan especial dentro como fuera del campo.

La conversación comienza con un recuerdo. Un detalle personal que tuvo David con este plumilla. 2014, Málaga, el equipo llega al aeropuerto tras ganar la noche anterior 0-1 en La Rosaleda. Recuerdo que pasamos frío durante el partido. Por la Costa del Sol también pasa febrero€ Entonces, aparece Zuru en la terminal, y a pesar de mi insistencia, mi aita se le acercó: Oye, David, ¿te acuerdas de la camiseta?, le preguntó. Sí, toma, respondió el futbolista. Abrió su mochila y, efectivamente, la tenía preparada dentro de una bolsa. La última camiseta negra de la Real, hasta que estrenen la nueva de este curso. Cumplió con la palabra que nos había dado el día anterior, en el vuelo de ida. Hoy, esa camiseta del 17 la luce con orgullo en Burgos un joven hincha txuri-urdin con síndrome de Down. Aquel era el motivo de la insistencia. Y David no lo dudó.

Seguramente, no se acordará de aquello.

-Si te soy sincero, no.

Lo imaginaba. Pero tenga por seguro que él si lo recuerda.

-Mira, te contaré una anécdota. Un día, ya estando en el primer equipo, iba con mi aita andando por Irun, y paró justo al lado nuestro un autobús de la ikastola Txingudi. Bajaron los niños y uno de los últimos, una niña, ¡pam!, se cayó y se torció el tobillo. Yo lo vi y, lógicamente, me acerqué. Le pregunte: ¿Estás bien? La niña estaba llorando, pero levantó la cabeza, me vio, y pareció que se le fue el dolor. Ya no se quejaba. Parece una tontería, pero allí me di cuenta de que, hacer algo tan simple para otros, podía significar mucho para alguien.

Acaba de poner en marcha una subasta solidaria de varios objetos personales suyos. ¿Cómo así?

-Llevaba tiempo pensando en hacerlo, pero no era fácil encontrar la fórmula: cómo llevarlo a cabo, para quién destinar el dinero recaudado€ Hacia final de esta temporada, las fichas se juntaron y he podido ponerlo en marcha. Son objetos que para mí tienen mucho valor personal y sentimental, como el reloj de cuando nos clasificamos para la Champions, mi última camiseta€ Espero poder sacar beneficio para mucha gente que lo necesita y, para quien compre, creo que son artículos de valor.

Cualquiera que viva en la comarca del Bidasoa le ha podido ver decenas de veces en Irun, con la familia, tranquilamente.

-Sí, no me escondo (ríe).

Se lo pregunto porque hay gente que, cuando ve a un futbolista o a alguien famoso en su misma acera, parece que ha visto a un extraterrestre: se le dilatan las pupilas y camina de forma extraña. Y murmura. ¿Ha podido hacer lo que ha querido en estos doce años como profesional?

-En general, he hecho lo que me apetecía en cada momento. Hay veces que, siendo consciente del impacto que pueden tener mis actos por mi trabajo o por quién soy, no las he hecho. Pero con los años he aprendido a que me dé igual el qué dirán. Con la edad vas dejando de pensar en lo que pueda decir la gente en temas que tienen relación con tu privacidad.

Elija: ¿sanmarciales o tamborrada?

-Ni una ni otra (ríe). No he sido muy de fiestas. Me gusta estar con los amigos, y celebrar, pero como mis aitas no son de Irun ni de Donostia pues tampoco han sido muy folclóricos y no me han metido esa pasión por las fiestas.

Bueno, en esta nueva etapa que inicia tendrá tiempo para interesarse por los alardes, las tamborradas, o lo que quiera. ¿Cuál es su futuro a corto y medio plazo?

-Ahora quiero descansar, desconectar, volver a mi vida privada€ Estar con la familia y los hijos€ Quiero disfrutar de los más cercanos, porque, con la vida que he llevado como futbolista profesional, no he podido hacerlo tanto. Mi futuro a corto plazo es bajar revoluciones, y luego ya se verá. Las botas ya están colgadas.

¿Y ya está?

-Llevo desde los diez años compitiendo, queriendo ser mejor y ganar. Quien ha llegado a Primera o a la Real es porque ha sido muy competitivo. Eso es duro y desgasta mucho mentalmente. Mucho.

No le insisto entonces. El 'Zuru' futbolista acaba aquí.

-Se acabó. He tenido, además, un final súper bonito: no lo quiero fastidiar (ríe).

En la retirada, parece que hay dos tipos de exfutbolistas: los que siguen a 'full' con el deporte y los que miran el gimnasio pero de lejos. ¿De qué grupo será usted?

-Del primero. Deporte siempre haré, es algo que el cuerpo me pide. El correr siempre se me ha hecho fácil, ahora me han regalado una tabla de surf€ Me apetece probar un poco lo que me gusta.

¿Le apuntamos ya para la Behobia de 2021?

-Qué va. Igual un año la hago, no te digo que no, pero mi manera de ver la vida no necesita de ninguna prueba o reto.

¿Qué es lo que más va a echar de menos del fútbol?

-Los entrenamientos. Me ha encantado desde siempre entrenar. Ese día a día de ir a Zubieta, echar unas risas con los compañeros, la convivencia€ Creo que es lo que más echaré de menos. La parte previa de los partidos es lo que más me gustaba.

¿Y lo que no va a echar nada de menos?

-La vida pública y la exigencia de estar siempre al 100%. Aunque no cambiaría nada de lo que he hecho estos años, ser futbolista profesional tiene también sus sacrificios. Hay muchas cosas que me he perdido.

Tendrá una lista larga de cosas por hacer.

-Sí, bastante larga (ríe).

Dígame la primera.

-Ahora tengo ganas de ir al monte, a los Pirineos. Voy todos los veranos y este tampoco fallaré. Y luego sí tengo pensado irme por ahí lejos una temporada.

¿A dónde?

-Muy lejos€ (ríe)

Vaya donde vaya, se marchará con 303 partidos a sus espaldas con la camiseta de la Real. ¿Algún día había imaginado poder completar una trayectoria así?

-No, en toda mi carrera nunca me he puesto expectativas ni retos. He ido viviendo las cosas tal y como han ido llegando. Justo ahora, con la despedida, sí que he mirado un poco más hacia atrás y he pensado que vaya vida he tenido€ He disfrutado mucho. He podido hacer lo que sentía en cada momento y, lo que dije en la rueda de prensa del otro día, ha sido un privilegio vestir esta camiseta y dar por ella todo lo que llevaba dentro.

Entre el Sanse y el primer equipo, se estrenó como profesional en el Eibar, en Segunda. ¿Le vino bien aquel año fuera de Zubieta?

-Sí, el Eibar en aquel entonces era muy diferente al de ahora, era, con todos los respetos, un equipo más de barrio. Pero para mí fue un gran aprendizaje: yo era un chaval, llegaba del Sanse, y me encontré con Manix Mandiola de entrenador y una plantilla con jugadores veteranos, futbolistas que habían estado muchos años en Segunda B. Y por otro lado, también me vino bien salir de Zubieta para comparar y valorar lo que tenía en la Real.

Luego volvió y, en su primer año completo con el primer equipo, el ascenso. ¿Uno de los mayores subidones de su carrera?

-Sin duda. Aquel ascenso tuvo una carga tremenda. Los de casa teníamos esa presión de subir y acabó siendo un año inolvidable. Además, piénsalo, recién llegado al primer equipo, personalmente era ese momento de dar el salto: "O coges el tren o se va para siempre, y tuve la suerte de cogerlo". Jugué un montón de partidos y salió todo bien.

Un ascenso que aún se evidencia en el equipo.

-Sí, porque no fue solo el qué (ascender), sino el cómo. Lo conseguimos con gente de casa, con chavales que sentían mucho este club. Yo creo que la evolución de la Real desde entonces ha llevado a la situación actual. Desde Segunda subimos con una idea, de apostar por la gente de casa, haciendo bien las cosas en la cantera. Creyendo que así puedes conseguir levantar el club, preparando jugadores que dan un nivelazo, y llegar a objetivos. Este equipo tiene una filosofía de aquí.

Después vino Gerland. La Champions League.

-Un sueño. Ese partido en Lyon fue súper especial. Y luego, tras pasar la previa, jugamos en Old Trafford. Eran plantillas y jugadores de otro nivel. Físicamente recuerdo que sufrimos€ (ríe)

Hablando de campos de fútbol. ¿Los que más le han impresionado?

-El Bernabéu, el mismo Old Trafford, San Mamés€ Esos tres son campos especiales.

Allí no cantan el "¡Zuru, Zuru!". ¿Qué suponía para usted jugar escuchando ese cántico?

-Me daba muchísima fuerza y adrenalina. Para mí era increíble. Siempre he estado y estaré muy agradecido de todo el cariño que me han dado.

¿Qué cree que valora de usted la afición para tenerle tanto cariño?

-Supongo que es un mix de muchas cosas: el esfuerzo, mi personalidad, el compromiso... Imagino que es un todo en uno.

¿Hubiera seguido si las lesiones le hubieran respetado más?

-Pues no lo sé. Es verdad que estos dos últimos años me han marcado. No solo por no poder jugar, también porque con 33 años te cuesta mucho más recuperar, encontrar tu forma física€ Eso te quita energía y ganas de seguir. Ya no soy un chaval de 20 años.

Ponga la firma: un mensaje de agradecimiento a quien quiera de la Real.

-Difícil quedarme con uno, agradezco a todos el trato que he recibido. En la Real he sido súper feliz desde que entré en Zubieta con 13 años. Me han dejado ser yo mismo y por eso he disfrutado tanto.

"Lo que más echaré de menos es entrenar: me encanta esa parte previa de los partidos, el día a día en Zubieta y la convivencia en grupo"

"Llevo desde los diez años compitiendo, queriendo ser mejor y ganar; eso es duro y desgasta mucho mentalmente"

"Estos dos últimos años de lesiones me han marcado: ya no soy un chaval, cuesta más recuperarte y eso te quita las ganas de seguir"