aixo, afición txuri-urdin! Me he enganchado a esta sección del periódico. Vivimos días de confinamiento. Y, aunque toque entrenarse en casa, hay luego tiempo para hacer de todo. Ver la tele. Mantenerse informado. Tirar de series. Y leer la prensa, claro. El caso es que no sé qué le pasa al periodista que se encarga de esta página con los futbolistas zurdos. ¡Qué obsesión! Mark González, Javi Garrido, Chory Castro... No me quedó más remedio que escribirle ayer para pedirle que nos hiciera un hueco a los diestros, solicitud a la que accedió raudo y veloz. De hecho, me pidió que os escribiera la siguiente carta. Y aquí estoy, solo ante el peligro. Como el día de mi debut oficial como realista. ¿O quizás me estoy pasando un poco? Sí, definitivamente me estoy pasando. Porque aquel partido fue, en realidad, un amistoso encubierto. No nos jugábamos nada. Mis compañeros ya habían hecho los deberes.

Me costaría luego hacerme con un hueco en la plantilla. Fui acumulando poco a poco minutos en Primera. Hasta que la llegada de un nuevo entrenador terminó de abrirme la puerta. A partir de ahí, tampoco es que deslumbrara de inicio. Pero empecé a competir con regularidad. Y las horas de vuelo que adquirí me convirtieron en un futbolista importantísimo para la Real. O al menos eso decía la gente para subrayar la relevancia de mi salida cuando dejé el club, tras dos temporadas en el primer equipo. ¿Que cuáles eran mis virtudes? A la hora de exponerlas, tengo que reconocer que mi condición de diestro ha supuesto solo una excusa para encabezar estas líneas. Porque sí, la derecha es mi pierna buena. Pero comentan quienes saben de esto que la inteligencia y la lectura del juego suponen mi fuerte.

Desde el debut ha pasado ya una década. Y supongo que el perfil de jugador al que respondo ahora es más completo. Me encantaría demostrarlo de aquí a final de temporada. Si es que queda temporada. Parece que sí, que se va a jugar lo que resta, aunque sea en fechas inusuales. ¡Fantástico! Entiendo que el actual parón ha supuesto un quebradero de cabeza para la mayoría. Pero a mí me puede haber beneficiado, porque en las once jornadas finales seré ya uno más. Y sumadle a esto que ahora tendré opciones de acudir a la próxima Eurocopa. Hace dos años me quedé sin ir al Mundial de Rusia. Y eso que yo mismo había ayudado, con un golito, a certificar el billete .