El termómetro marcaba 30 grados. Y Nahikari García estaba en la grada, lesionada. Lo más sencillo sería achacar a ambas circunstancias las dificultades que encontró ayer la Real para hacer daño al Athletic, tras adelantarse las rojiblancas en el primer minuto de juego. Pero no nos engañemos. Hablamos de una empresa que, más que intensidad, exigía precisión de cirujano para abrir la lata vizcaina, y en la que poco influía la temperatura. Hablamos también de un contexto de partido en el que, siendo una jugadora importantísima, a la urnietarra le cuesta más marcar las diferencias. Fue una cuestión de fútbol puro y duro. El rival se mostró superior y poco cabe achacar al resultado. Nos quedaremos así con el ambiente registrado y con la cifra de asistencia, más de 28.000 espectadores. La escena del estadio apenas ofrecía diferencias respecto a la habitual en los encuentros del equipo masculino, y en ello reside la mejor noticia del fin de semana. Lo que antes resultaba extraordinario empieza a adentrarse en el terreno de lo normal. Lástima que la tarde, 0-2 mediante, no fuera completa.
Cualquier análisis sobre las intenciones iniciales de ambos equipos en el derbi será hoy en vano. Principalmente porque el primer gol, transcurrido solo un minuto de partido, lo condicionó todo. En un saque de banda favorable a la Real, junto a la zona de banquillos, Nerea Eizagirre y Bárbara Latorre cruzaron sus demarcaciones para que Iraia buscara a la aragonesa en el carril interior. Cortó el balón el Athletic. Oroz pivotó y se anticipó a Maddi. Y su dejada a Azkona permitió a esta recorrer toda la banda en solitario, con la central y la propia Iraia fuera de sitio. La atacante rojiblanca levantó la cabeza y encontró dentro del área a Nekane, que no perdonó. Tocaba remar contracorriente. Aunque de inmediato procedió seguir achicando agua. La Real, golpeada por el tanto, tardó un rato corto en entrar en el encuentro, y las visitantes pudieron aprovecharlo mediante un cabezazo de Jone Ibáñez que se marchó fuera.
Poco a poco, el derbi tendió a lo que podía esperarse de la situación generada por el gol. Dominio txuri-urdin en pos del empate. Y contragolpes de un Athletic aferrado a la velocidad de la mencionada Azkona. A las de Gonzalo Arconada les costó meter mano al rival con el balón. Su homólogo en el banquillo contrario, Ángel Villacampa, tapó la banda diestra realista gracias a la férrea vigilancia a Lucía por parte de Nekane. Obligó así a iniciar por el sector de Iraia. Y las ofensivas locales en estático se resintieron una barbaridad. Lo hicieron en cuestión de peligro generado. Pero al menos metieron al Athletic en su campo, abriendo dos vías para hacer daño: la presión tras pérdida y los errores del adversario en la salida del esférico. No hubo ocasiones clarísimas, pero sí cuatro o cinco opciones nítidas de transición en las que faltó acierto en el último pase.
mejoría rival El panorama prometía, pero desapareció mediada la primera parte. El Athletic redujo a la mínima expresión la dosis de equivocaciones no forzadas. Encontró salida al contragolpe en un par de acciones consecutivas. Y dio así con el oxígeno necesario para equilibrar la balanza del juego. Siempre tapando a Lucía e insistiendo en que la Real tuviera que volcar el juego en la izquierda, las de Villacampa pasaron a vivir relativamente cómodas y a ver sin apuros cómo los minutos del marcador electrónico avanzaban rápido hacia el 45. No es que el descanso les aliviara. Tampoco es que el intermedio cortara nada parecido a un asedio txuri-urdin.
Gonzalo Arconada aprovechó el paso por los vestuarios para modificarle la cara al equipo. Sustituyó a Bárbara Latorre, dio entrada a Leire Baños, intercambió las posiciones de las laterales y pasó del inicial 4-3-3 a un asimétrico 4-2-3-1. Con la irundarra más próxima a Itxaso buscó taponar mejor las contras visitantes. Con Kiana de mediapunta intentó dotar al equipo de mayor presencia en el área. Y con Eizagirre de falsa extremo trató de conservar juego interior dejando toda la banda a Lucía Rodríguez. La primera jugada tras la reanudación resultó esperanzadora, con la ex del Madrid CFF llegando a tres cuartos y centrando sin oposición. Pero el Athletic había encontrado ya una solidez de la que no se desprendería.
El desborde de una notable Marta Cardona, pegada al ala derecha, se convirtió en la mejor baza para buscar la remontada. Y Arconada quiso doblar luego la amenaza apostando por Manu Lareo en la izquierda, aún moviéndose la vitoriana por zonas más interiores. Sin embargo, solo las arrancadas de la propia Cardona hicieron que el olor a empate llegara al graderío. El Athletic se defendía bien, y cada vez encontraba más espacio para transitar, ante una Real de líneas adelantadas y riesgos crecientes con el balón. Era lo que había que hacer para intentar marcar el 1-1, y lo aprovechó el rival para sentenciar, en una contra culminada por la exrealista María Díaz. Nada grave. Esto continúa. Y la gente está enganchada, con un sobresaliente aforo ayer en Anoeta. Fue una derrota normal, sin sobreexcitaciones que penalizaran. En un partido normal. Bendita normalidad. Que sea por mucho tiempo. Dentro de quince días viene el Atlético de Madrid. Por comentarlo?