donostia - Objetivo cumplido. La Real Sociedad disputará el 11 de mayo en Granada su primera final de Copa. El conjunto txuri-urdin superó con solvencia al Sevilla por 3-1 en Anoeta y se jugará el título ante el Atlético de Madrid, que batió al FC Barcelona en la otra semifinal. Un rival a la altura del reto, ya que el conjunto madrileño es el líder de la Liga Iberdrola y en lo que va de temporada ha ganado 20 partidos y solo ha perdido uno. Casi nada. Pero a ver quién dice a esta Real que el título no es posible. Su andadura en la Copa y el nivel que está mostrando estas últimas semanas en la Liga -lleva diez partidos sin perder en ambos torneos- permiten soñar con todo. Por ahora jugará su primera final de Copa. Un hito dentro de la historia que comenzó en 2004. Falta, eso sí, lo más difícil, rematar la faena dentro de casi tres meses.

Lo que se vivirá en Granada será, en cualquier caso, un día grande para el club txuri-urdin. Como el de ayer. Anoeta respondió -acudieron más de 18.000 espectadores- y disfrutó de lo lindo con un equipo firme, que dominó de principio a fin al Sevilla. Con una defensa muy segura, con un centro del campo incansable, con unas bandas que generaron peligro continuo y con una dupla atacante que era un incordio para la zaga rival. El conjunto de Gonzalo Arconada concedió muy pocas ocasiones al equipo andaluz, que además se encontró con Mariasun Quiñones las pocas veces que llegó con claridad. La portera internacional mostró su talla con dos paradones en la segunda parte que acabaron con cualquier esperanza visitante. Mucho nivel bajo palos. Hizo todo bien la Real. Le faltó quizás un poco de lucidez y frescura en los últimos metros para lograr un resultado incluso más abultado, pero poco más se le puede pedir. Pasó a la final sin sobresaltos y eso es mucho decir cuando hay tanto en juego, cuando hay que manejar tantas emociones, cuando enfrente está un equipo con el mismo objetivo y cuando la exigencia ha sido tan alta en los últimos ocho días. No hay que olvidar que el domingo anterior el equipo txuri-urdin jugó un derbi intenso y que el miércoles plantó cara al tercero Liga, el Levante. Normal que las piernas no respondieran en el último tramo del choque.

frenético inicio El comienzo fue el soñado. 1-0 a los 20 segundos. La Real sacó de centro, el balón llegó a Cardona y la extremo, tras deshacerse de varias jugadoras del Sevilla en un espectacular slalom, sirvió a Kiana Palacios, que batió a Noelia con un toque sutil con la derecha. Sin embargo, la explosión de alegría duró un suspiro, ya que el Sevilla igualó antes de que se cumpliera el minuto dos en un centro desde la derecha desviado de forma involuntaria por Maddi. 1-1 y vuelta a empezar tras un frenético inicio de una semifinal que anunciaba emociones fuertes. Eso sí, la Real pareció acusar el golpe y en los quince minutos que siguieron al tanto de la igualada, el Sevilla pareció estar mejor puesto en el campo. No es que el conjunto visitante creara excesivo peligro, pero dominaba y la Real corría detrás del balón. La semifinal iba a ser larga y competida, tal y como preveían las propias protagonistas. Si no se complicó más la tarde fue porque la Real volvió a coger la delantera mediado el primer tiempo tras un centro de Carla Bautista desde la izquierda que desvió a su portería la capitana del Sevilla, Marta. El 2-1 dio tranquilidad al equipo de Arconada, que a partir de ahí marcó el ritmo.

decisivo 3-1 de etxezarreta Leire Baños e Itxaso empezaron a adueñarse del centro del campo con una impresionante exhibición física y entre ambas y las cuatro defensas controlaron a la perfección los intentos del Sevilla. La única jugadora visitante que se salió un poco del guion fue Lara, pero el peligro no pasó a mayores. En la otra portería, Cardona, Kiana y Baños crearon tres ocasiones, aunque sin acierto. En la reanudación la Real salió decidida a dar el golpe al partido, a sentenciar antes de que el físico empezara a pesar. Saltó al campo con gran intensidad y en el minuto 52, en otra jugada de estrategia, Carla Bautista centró y Etxezarreta, entrando con muchísima fuerza desde atrás, controló el balón y batió a Noelia para poner el 3-1 que dejaba el sueño muy cerca, aunque aún quedaban 40 minutos para sufrir.

Cardona estuvo cerca poco después de fabricar el 4-1 en otro de sus jugadones por banda. La extremo creó mucho peligro antes de ser sustituida en el minuto 60 tras haber hecho un esfuerzo tremendo. Fue incontable la cantidad de jugadoras que desbordó por banda mientras estuvo en el campo. Eizagirre, la jugadora que la había sustituido, saltó al campo con la confianza que le dan los dos goles marcados en los dos anteriores partidos y faltó poco para que Nahikari llegara a su centro desde la banda izquierda. Fue justo antes de que Quiñones hiciera un paradón a Maca, que aprovechó un balón suelto para conectar un disparo duro y raso que pudo perfectamente significar el 3-2 con muchos minutos por delante. Pero Quiñones lo sacó.

Arconada notó que a su equipo le faltaba algo de oxígeno y dio entrada a Chini Pizarro para reforzar el centro del campo. Su entrada fue un alivio porque Baños, Itxaso y compañía empezaban a notar los kilómetros acumulados y Soldevila sufría ante la velocidad de Payne, una rapidísima jugadora de banda que había salido al descanso. Eran ya los últimos 20 minutos y la Real se dedicó prácticamente a defender el 3-1 porque ya no tenía fuerzas para irse al ataque. Nahikari era una isla arriba, aunque la delantera se basta y se sobra para hacer peligro y en una de sus jugadas se alió con Eizagirre para rozar el cuarto tanto. Sin embargo, el lanzamiento de la tolosarra lo sacó una defensa. No importó, porque la Real ya acariciaba el pase a la final. Por si había alguna duda, Quiñones sacó otra extraordinaria mano y acabó con las escasas esperanzas del Sevilla.

El 3-1 y el pitido final dieron paso a la fiesta en Anoeta. Las jugadoras estuvieron un cuarto de hora más sobre el terreno de juego celebrando su victoria. Se acercaron a la grada de animación y cantaron y bailaron. La ocasión lo merecía. La Real, quince años después de su nacimiento, dio, más que un paso, un salto en su historia: jugará una final de Copa. La tarea es titánica, pero nunca ha tenido un título tan cerca. La ilusión que ayer por la tarde desbordaba Anoeta llegará a Granada.