donostia - Asier Garitano tenía una complicada papeleta para justificar el decisivo error de Rulli ante el Rayo después de que le volviera a sacar de inicio: “Ya había habido pitos hacia él antes de la jugada del primer gol del Rayo. Gerónimo había empezado bien el partido, con una buena parada, y se mostró tranquilo hasta esa jugada, en la que le metieron un poco el codo y le desequilibraron, por lo que perdió el balón. No le vi tan mal. Hay que darle tranquilidad y tratar de ayudarle. Como entrenador, estoy tranquilo porque es un buen portero y tenemos también a Miguel (Moyá). Hay que mostrar tranquilidad y seguridad con esta gente. Entiendo que esto forma parte del fútbol y viene condicionado de la temporada pasada. Hay que saber convivir con ello y a nadie le gusta escuchar pitos, pero es parte del fútbol. Estoy seguro de que esto le va a hacer mejor. Hay que saber mantener un buen nivel y vamos a ver si lo conseguimos”.

El meta argentino no se escondió y dio la cara en la zona mixta al atender a todos los medios que se lo pidieron: “Estoy bien, tranquilo. Fue una jugada rápida, un centro en el que la pelota se elevó y yo lo que hice fue mirarla y antes de agarrarla sentí un contacto de un delantero, que en televisión se ve claramente que no va a disputar la pelota. El árbitro interpretó que no había sido suficiente y acepto las consecuencias y lo que pasó después”.

Un sector de la afición le silbó cuando volvió a intervenir con el pie, aunque, tras el descanso, la grada Aitor Zabaleta le recibió con una gran ovación y con cánticos de apoyo: “Es evidente que los silbidos no le gustan a nadie, pero yo prefiero quedarme con la gente que en todo momento me aplaudió y me apoyó, en todo tipo de circunstancias. Necesito de ello para poder salir adelante, para poder reivindicarme con la gente que pita. Que coreen mi nombre no solo me hace bien, sino que me revitaliza. No es lindo para nadie los pitos, pero a esa gente le digo que voy a dejarme todo por este club, que me cuidó como si hubiese salido de la cantera. Voy a cambiar los pitos por aplausos. En mi cabeza solo está sacar esto adelante”.

El problema es que, como reconoció Garitano, la situación viene de antes. De una temporada como la anterior, en la que confirmó que se había estancado después de unos buenos tres primeros cursos en Donostia: “La temporada pasada las cosas no salieron como me hubiese gustado y se dio esta situación, que, insisto, no le gusta a nadie. El año pasado no supe manejarla, me sobrepasó, pero este año tengo la mentalidad más abierta, estoy más tranquilo y solamente me preocupo por entrenar y competir para que el míster tenga otra vez la confianza en mí”. Si sigue jugando, supondrá una gran sorpresa para todos. Necesita parar. - M.R.