donostia - “Es un fenómeno. Entiende el fútbol mejor que nadie y tiene condiciones tanto físicas como técnicas para hacer siempre lo que debe hacer. Aparte de lo bien que juega al fútbol, esa es su gran habilidad, porque es muy difícil”. Ya se rinden a sus pies hasta sus rivales y sus entrenadores. Así definió José Luis Mendilibar a Mikel Oyarzabal, al que acusó de ser el que marcara las diferencias de la línea ofensiva txuri-urdin en el derbi del pasado domingo. Con el añadido de que los otros dos, Willian José y Januzaj, participaron en dos de los tres goles. El brasileño, con el cabezazo letal en el primero y el movimiento de aclarado en el tercero, y el belga, con su carrera en el primero y la inauguración de su cuenta realizadora en el segundo.

Como suele suceder en muchas ocasiones cuando se trata de un futbolista de la Real, por ahora está pasando inadvertida la explosión definitiva de Oyarzabal. El eibartarra impresionó en su primera campaña, gustó mucho en la de su confirmación, la que suele ser más difícil, pese a tener que soportar una inesperada sequía goleadora, y en esta simplemente se está saliendo. Ya lleva seis goles en las once jornadas que llevamos de Liga, y eso que se perdió los encuentros ante el Deportivo, el Real Madrid y el Levante. Esa cifra le sitúa como el sexto máximo anotador de Primera, solo superado en la clasificación por Messi (12), Zaza (9), Bakambu (8), Sanabria y Rodrigo (7). Por si fuera poco, también anotó uno en Europa League, el 0-1 que abrió la lata en Skopje, donde pudo marcar unos cinco.

El canterano parece dispuesto a pulverizar todos sus registros. En su primer curso en la elite, durante los 22 encuentros que disputó tras convertirse en indiscutible para Eusebio casi desde su llegada al banco realista, también anotó seis dianas. En la pasada, en la que pese a tener la pólvora mojada, algo que le costó mucho digerir, en las últimas fechas logró dos dianas que resultaron claves. La primera sirvió para vencer en Mestalla 2-3 en la jornada 34; y el primer gol en Vigo en el último encuentro de la Liga que concluyó 2-2 y que permitió al equipo hacerse con un puesto directo para la fase de grupos de la Europa League. Oyarzabal participó en los 38 choques del campeonato. Además de que firmó dos muy buenas dianas en la eliminatoria de Copa ante el Villarreal.

En este curso se ha quitado de un plumazo el malicioso cartel que le quisieron poner de jugador sin gol y, aparte de ser el primer blanquiazul que vio puerta en la presente Liga, con un lejano disparo también en Balaídos, se le ve mucho más maduro y pleno de confianza, lo que le convierte en un delantero de talla europea. Mikel se ha convertido en la gran referencia del ataque de la Real. No solo por sus seis dianas (una cada 131 minutos en Liga), sino por su verticalidad, su velocidad, su generosidad y su sacrificio en defensa para ayudar a los laterales de su banda. No le importa de que carril arrancar, rompe igual por la izquierda, la suya natural, como por la derecha a banda cambiada. De todas formas, en el análisis de sus goles se nota que su punto fuerte se encuentra en su zurda, que es un cañón aún poco explorado y explotado. Cinco de los tantos los ha marcado con ella, más el de Skopje; y el otro, en Getafe, con la diestra, de chut cruzado.

Oyarzabal, además, no tiene miedo, y, aunque le gusta repetir que los galones los tienen otros, en una clara muestra de respeto a sus compañeros más veteranos, tampoco elude asumir responsabilidades. Por ahora es la gran estrella de la Real esta temporada, a pesar de que el cartel de indiscutible se lo ganó desde la primera jornada, y ahora ya es una de las referencias de la nueva sub’21, que también apunta alto. Eso sí, como consiga mantener este nivel y este ritmo de goles, no sería descabellado pensar que antes del final de curso regrese a la absoluta y cuente con opciones incluso de acudir al Mundial de Rusia. Desde luego, en Anoeta no le sorprendería a casi nadie.