El derbi menos derbi
el duelo guipuzcoano de anoeta entre real y eibar se resolvió por primera vez, en su sexta edición, por una renta de más de un gol
donostia - Dice el tópico que los derbis son partidos cerrados, en los que las precauciones defensivas priman sobre la alegría en ataque, y que se resuelven con marcadores muy reducidos, a menudo con empates. La frase hecha, sin embargo, saltó por los aires ayer en Anoeta, siguiendo así con la evolución histórica que han vivido en Anoeta los duelos guipuzcoanos entre Real y Eibar. El de ayer fue el sexto, y el primero que se resolvió con la victoria de un equipo por más de un gol de renta. Este último dato simplemente refrenda la trayectoria que han vivido durante los últimos años las características del derbi territorial.
El primero se jugó durante la temporada 2007-08, y sí respondió a los tópicos. Se saldó con empate a un gol, en la primera campaña de la Real en Segunda. Goiria adelantó a los armeros. Y en la jugada siguiente Díaz de Cerio estableció la igualada definitiva. Un año después se repetiría la historia. Partido cerrado e igualado. Pocas situaciones de gol. Y reparto de puntos. El encuentro deparó un final recordado, con la grave lesión del propio Iñigo Díaz de Cerio y el botellazo destinado al árbitro González González y que terminó llevándose el entrenador de la Real, Juanma Lillo. El conjunto azulgrana descendería esa temporada a Segunda B sin haber perdido en partido de Liga en el campo de la Real (sí cayó en un duelo copero disputado durante la década de los 80 en el viejo campo de Atocha).
cuatro en primera Los Real-Eibar no regresaron hasta la temporada 2014-15, tras el brillante ascenso azulgrana a Primera División. Con Moyes y Garitano en los banquillos, un encuentro muy soso y sin apenas fútbol se resolvió, en otra circunstancia apuntada por los tópicos de los derbis, a balón parado. Un córner botado por la Real en la segunda mitad lo peinó a gol Xabi Prieto. También ganó la Real un año después, en un partido que poco a poco empezó a abrir esta serie de duelos. Se adelantaron los visitantes y remontó Agirretxe con dos tantos. Y el pasado mes de febrero llegó un alocado 2-2 en una contienda de alternativas, durante la que los de Eusebio Sacristán se adelantaron en dos ocasiones.
Los duelos ásperos y poco vistosos habían ido perdiendo fuerza en virtud de partidos más abiertos. Y el de ayer refrendó esta evolución, un hecho alimentado por los planteamientos de ambos entrenadores. Eusebio y Mendilibar ordenaron a los suyos presiones adelantadas que dificultaron a ambos conjuntos sacar el balón jugado, pero que propiciaron también espacios en zonas adelantadas. Los aprovechó en mayor medida la Real para marcar tres goles y para generar oportunidades suficientes como para lograr una renta superior. Pero el Eibar, en un contexto de inferioridad, también dispuso de oportunidades para lograr más goles. Terminó la cosa en 3-1, tras un partido que huyó de lo que dicen es habitual en estos derbis territoriales.
Las noticias son buenas para la Real, y no tan positivas para el Eibar. Los txuri-urdin llevan tiempo basando su fortaleza en un potencial ofensivo fuera de toda duda, que les concede cierta licencia a la hora de cometer errores defensivos que, en cualquier caso, vienen corrigiendo últimamente. El cuadro armero, mientras, siempre ha hecho de la solidez un arma fundamental en sus recientes y exitosas campañas, una característica que no pueden permitirse perder bajo ningún concepto.