Siempre he escuchado programas de deporte por la noche en la radio. Sobre todo antes, me relajaba y me ayudaba a conciliar el sueño mientras seguía las informaciones deportivas. Ahora me cuesta más. La epidemia de periodismo del Chiringuito sigue expandiéndose de forma dramática entre la profesión. El tema Cataluña ha desenmascarado a muchos de los periodistas más mediáticos que ahora, como dice García, hacen otra cosa distinta al periodismo que hacía él. Yo le seguía todas las noches y me moría de risa junto a mi primo cuando no dejaba títere con cabeza con su peculiar y singular vocabulario (chupópteros y abrazafarolas). Yo no le conocía, pero, al margen de que no siempre estoy de acuerdo con todo lo que dice, como debe ser porque eso es imposible o sería suplantar su personalidad, en estos últimos meses he descubierto al periodista catalán Dani Senabre, que no ha tardado en convertirse en mi contertulio nocturno favorito.
Días atrás, descubrí un vídeo que publicó sobre su vida que me impresionó. Al parecer, disculpen mi ignorancia, debe ser un reconocido youtuber que cuenta con muchos seguidores. Y la verdad es que no conocía esa faceta suya. Por si fuera poco, el citado vídeo en cuestión, según me cuentan, lo emitió hace un año, por lo que debo llegar un poco tarde. En su relato dice una frase que me apropio, porque pienso que da en el clavo: "Estudié periodismo. La carrera no vale para nada. La profesión sí". Con 23 años, llegó a presentar su programa de radio favorito en SER Barcelona. "Me siento un privilegiado".
A mí me pasa lo mismo. Gracias a Dios no he tenido las tragedias tan grandes que sufrió Senabre con la pérdida en seis meses de sus tres seres más queridos. Yo me siento un privilegiado como periodista. Con 27 años cubría en solitario la información de la selección española siendo el más joven de la expedición de medios para un periódico de tirada nacional. Pero, lo que me hace más ilusión, llevo doce años escribiendo sobre la Real en Noticias de Gipuzkoa. Jamás podré estar lo suficientemente agradecido a este periódico por dejarme cumplir mi sueño. El que tenía de niño era ser futbolista. Si no lo conseguía tenía claro que mi vocación era ser periodista y los que me veían con diez años con el Marca bajo el brazo lo pueden corroborar.
Soy muy futbolero, y esto me ha acercado a amantes de este deporte que se han llegado a convertir en amigos para siempre. Es el caso de Dani. Uno de esos aficionados del Madrid de toda la vida, que vive su pasión de una forma ilimitada. Pese a que la afición blanca no se caracteriza por desplazamientos masivos, mi colega se conoce casi todos los campos importantes de Europa. La última X la marcó en la casilla de Wembley el miércoles. Por supuesto que mandó una fotografía al grupo de Whatsapp que tiene con varios de mi cuadrilla de toda la vida en el que tiene que soportar, con una paciencia admirable, todos nuestros enfados y denuncias por los habituales atracos blancos.
Dani odia a Florentino. Y a Mourinho. Pero al que no puede ni ver de verdad es a Benzema. Esto ha provocado que, aunque sea solo para chincharle, el gato se haya convertido en uno de nuestros jugadores preferidos. Ahora que no escucha ni me lee, tengo que reconocer que lo del galo es, al menos para mí, un caso insostenible. Nadie discute su calidad y su destreza en las combinaciones fuera del área, pero el 9 del Madrid tiene que marcar las diferencias en las estadísticas. Eso es de cajón. Por mucho que sea un futbolista extraordinario, no figura entre los mejores delanteros centros.
Que conste que aquí tenemos un caso bastante parecido. En mi opinión, Willian José ha sido uno de los mejores fichajes de Loren. En un verano en el que sonaron varios nombres que no encajaban en el estilo Eusebio, para mí dio en el clavo con el brasileño. Su faceta oculta de centrocampista, posición en la que actuaba antes, provoca que sea un jugador que se mueve de maravilla alejado del área. Interviene mucho, de espaldas es una bestia al que muchos ni le mueven, sus cambios de banda los podría firmar el mismísimo Xabi Alonso, pero... Será porque soy uno de esos aficionados que empiezan a acumular muchos años viendo a la Real, pero a mí me entusiasman los 9 puros. Y la Real ha tenido a varios de talla mundial. No me quiero ni imaginar a Kovacevic viendo algunos centros al primer palo a los que no llega el bueno de Willian. Insisto, el brasileño me parece un gran punta. Le he elogiado continuamente, pero debe ser más contundente. Tanto en llegadas a zonas de remate como en acierto. Solo lleva tres goles en Liga y el jueves se le vio obsesionado. Una mala racha la tiene cualquiera, pero a ver si nos estamos fijando mucho en la defensa para justificar la pérdida de puntos ante adversarios que son inferiores, y otro de los problemas está siendo la falta de pegada. Más aún con el caudal de juego ofensivo de esta talentosa Real. Hoy ante un Eibar tan incómodo como cuando luchaba por puestos europeos, los blanquiazules van a necesitar acierto. Te esperamos Willy. ¡A por ellos!