donostia - Como suele ser habitual cuando su equipo se lleva los tres puntos, los medios madrileños pasaron de puntillas por encima de la actuación de Iglesias Villanueva. Anoeta, que temía su actuación desde su designación (el Madrid ha cosechado 15 victorias y dos empates en 17 encuentros con el gallego), se marchó con la sensación de que había sido decisivo en el marcador.
En el Marca, su cronista califica al trencilla con la peor nota, aunque no explica muy bien por qué. Se limita a señalar que en la jugada del segundo tanto “la Real protestó una falta de Mayoral sobre Llorente”. El posible penalti a Prieto ni lo cita, aunque Rafa Guerrero, en su análisis a la actuación de Iglesias, señala que sí existe la pena máxima. Eso sí, en cambio, afirma que no hay falta previa a la diana de Kevin en su propia portería.
En el As, Relaño define de forma esperpéntica la acción de Mayoral, que se llevó el balón “en una jugada de tío, en la que robó el salto a Llorente”. El cronista, Luis Nieto no menciona al árbitro. En su columna, Iturralde González, afirma que no es falta a Llorente (“se desequilibró y cayó al césped”) y que no hay penalti a Xabi Prieto (“no hay nada”). Por el contrario, opina que sí hay pena máxima de Carvajal a Zurutuza: “Le golpea, pero no es tarjeta roja”. Para luego concluir, sin tapujos, que Iglesias firmó una “gran labor”.
En El Mundo y en El País no se cita al colegiado, pese a que solo le califican con una estrella sobre tres en el primero.
Sin embargo, en los medios guipuzcoanos fueron muchas las firmas que, aunque no le responsabilizaron de la derrota txuri-urdin, mostraron su indignación por su disparidad de criterio. En la edición de Gipuzkoa de Mundo Deportivo, Ángel López dice que “fueron mejores, más contundentes, más fuertes físicamente y más mimados por el cuarteto arbitral”. En su columna, Xabier Isasa, sentencia de forma contundente que “en cuanto el partido se igualó un poco, ahí estuvo el árbitro para dejar claro que hay un reglamento más permisivo para el Madrid que para los demás, con especial énfasis en un Casemiro que juega con una permisividad inaudita”. - M.R.