El felino, llamado Barus, sufrió uno de los ataques crónicos que padecía desde pequeño y cayó en el foso que rodea la instalación que habitaba, quedando en una posición inaccesible. A diferencia de otras ocasiones en las que este mismo animal ya había caído en el foso fruto de estos ataques, en esta ocasión los cuidadores y veterinarios no pudieron hacer nada por ayudarle y sacarle del foso, por lo que su reanimación no fue posible y murió.