D’Anjou reivindica que los Presupuestos darán estabilidad pese al rechazo de la oposición
El Gobierno vasco, con mayoría absoluta, sigue adelante con un proyecto que “responde a las preocupaciones” sobre vivienda y seguridad. No ha visto voluntad real
Esta vez ha sido cuestión de una semana y no ha habido drama, ni negociaciones hasta el último minuto, ni cinco contraofertas a EH Bildu para no llegar a ninguna parte. Toda la oposición enmendará a la totalidad los segundos Presupuestos de Imanol Pradales tras unas brevísimas conversaciones en las que, esta vez, ningún grupo ha querido estirar el chicle. EH Bildu y PP confirmaron este lunes que ellos también van a registrar enmiendas a la totalidad, un movimiento que ya realizó Sumar el pasado viernes. Vox está excluido de las negociaciones. Por tanto, el Gobierno vasco aprobará sus Presupuestos para 2026 con su mayoría absoluta, con los votos de PNV y PSE, en la sesión plenaria del martes 23 de diciembre. El consejero de Hacienda y Finanzas, Noël d’Anjou, compareció este lunes por la tarde tras los desmarques de la oposición para dar por concluidas estas conversaciones y, aunque atribuyó lo sucedido a la falta de voluntad de los grupos, tampoco se quiso detener demasiado en ese punto. Prefirió reivindicar estos Presupuestos aunque no haya podido ensanchar el acuerdo. Los puso en valor como herramienta para garantizar la estabilidad (España y Francia no tienen Presupuestos) y para responder a las dos principales preocupaciones que ha identificado el Gobierno vasco en la ciudadanía: el acceso a la vivienda y la seguridad en las calles. Cree que el proyecto es sólido con independencia de este desenlace.
EH Bildu y PP rompen la negociación de los Presupuestos y hacen críticas "estructurales"
La cuestión es que el PNV se había declarado dispuesto a adaptar las Cuentas, pero no a cambiar por completo la dirección política de un Gobierno que tiene el respaldo de una mayoría absoluta y un programa transversal, acordado entre dos formaciones que son distintas, el PNV y el PSE. Sin embargo, la oposición no ha querido renunciar a escenificar su alternativa, y ha acudido con un enfoque diferente, con análisis de los problemas “estructurales”, en sus propias palabras. En sentido estricto, ha sido la oposición quien ha roto la negociación. No ha tenido que hacerlo el Gobierno. No obstante, en la batalla del relato, los grupos dicen que fue el Ejecutivo quien dejó sin recorrido el debate al no presentarles un documento con posibles enmiendas.
A un Gobierno con mayoría absoluta no le hace falta lograr el apoyo de nadie más, y este hecho objetivo lo ha utilizado la oposición para cuestionar su voluntad de acordar. Pero cabría matizar que, aunque no sea numéricamente necesario, hay otros factores que entran en juego en este ejercicio del Gobierno vasco, como el deseo de buscar cierta paz social implicando a la oposición, la convicción personal, o minimizar el desgaste de gobernar. El año pasado, el consejero D’Anjou llegó a presentar cinco ofertas a EH Bildu, el único partido que quedó vivo en la negociación. El diálogo se rompió igualmente. Esta vez, el consejero presagiaba que no iban a llegar tan lejos. No se trataba ya de que EH Bildu hubiera dejado mal sabor de boca a PNV y PSE el año pasado en una negociación que se convirtió en un escaparate para la izquierda abertzale, sino que el consejero había constatado esta vez que la oposición estaba desmarcándose desde el primer momento del proyecto presentado. Tras unos primeros meses de oxígeno para pactar y tantear al nuevo lehendakari Pradales, este año han comenzado a aflorar sin remilgos las enmiendas a la totalidad y los desmarques, empezando por el pacto de salud. Hay otro posible argumento que sobrevuela, pero quizás sea demasiado forzado: la proximidad de las elecciones municipales y forales de 2027, que en realidad no es tal, porque queda más de un año. Sí está presente en el debate el riesgo de un adelanto de las generales en el Estado español.
Dos reuniones con cada grupo
En su comparecencia, D’Anjou dio por concluidas las negociaciones tras haber mantenido dos reuniones con cada grupo, en las que había “escuchado con atención sus prioridades y presentado propuestas para ahondar en una negociación honesta”. El consejero admitió que, en muchos casos, comparten como diagnóstico que hacen falta unos servicios públicos fuertes aunque, a pesar de esa coincidencia, no ha encontrado “voluntad de diálogo”. Pero no ahondó en el reproche. “No se trata de buscar culpables”, dijo, para apostar por seguir trabajando y por una política que “no puede reducirse a maniobras de corto plazo”. D’Anjou insistió en que su propósito era ensanchar el acuerdo y buscar puntos de encuentro, y dijo que, a pesar de este desenlace en esta ocasión, mantendrá su compromiso.
A partir de ahí, miró al futuro, y defendió que estos son unos “Presupuestos sólidos, responsables y positivos para el país” pese a “no haber alcanzado acuerdos adicionales”. Sigue adelante con ellos porque, más allá de los números, son un “compromiso con la ciudadanía y la estabilidad institucional”, y “responden a un triple objetivo irrenunciable”: fortalecer los servicios públicos, responder a las principales preocupaciones (vivienda y “pasear tranquilos por las calles”), e invertir en las transformaciones del futuro, como el desarrollo sostenible y la digitalización. Conjugó “ambición y responsabilidad”.
El proyecto que aprobó el Consejo de Gobierno y que está en plena tramitación parlamentaria asciende a 16.378 millones, un 4,1% más que el aprobado el año pasado en Consejo. Se cuentan al margen de esa cifra los 935 millones de la alianza financiera. Salud y Educación absorben más de la mitad de las Cuentas, el 53%, y el mayor incremento se lo llevan Vivienda (que dispondrá de 482 millones) y Seguridad (849).
Los jeltzales matizan que es un acuerdo de dos partidos distintos, PNV y PSE
También reaccionó el PNV a nivel de partido, donde tampoco se quiso poner el foco en los desacuerdos, sino en el valor del proyecto presupuestario en sí mismo. La parlamentaria Alaiz Zabala puso en valor que tener Presupuestos es un hecho “extraordinario” en comparación con los estados español y francés. Y también destacó que el proyecto nace de dos partidos distintos, PNV y PSE. Como hizo D’Anjou, subrayó que el proyecto responde a las preocupaciones sociales, que refuerza los servicios públicos, y que es el resultado de que el consejero hizo los deberes antes del verano con las directrices presupuestarias y las reuniones preliminares.
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El PSE vio "maximalismo" en la oposición
El vicelehendakari segundo, el socialista Mikel Torres, ya había avanzado por la mañana en Onda Vasca que los grupos se iban a ir desmarcando de uno en uno. “Como siempre, hemos tendido la mano a todos los partidos, una mano tendida sincera”. Pero “en la ronda de contactos del consejero D’Anjou se pudo vislumbrar la dificultad” de alcanzar un acuerdo por las posiciones “maximalistas” de la oposición. Un escenario que “muchas veces da un poco de tristeza” porque supone constatar que “nadie” quiere colaborar. El PSE gestiona Vivienda, que es el departamento en el que había centrado todas sus exigencias EH Bildu.
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