¿Ha cambiado el clima en el primer año de la nueva legislatura con respecto a la anterior?
–La entrada de Vox ha hecho que escuchemos algunos discursos ciertamente peligrosos, dañinos para la convivencia, incluso de odio. Las primeras declaraciones escuchadas después de la primera Mesa y Junta fueron bastante altisonantes por parte de la portavoz de Vox.
Pero este tono es santo y seña de esta formación.
–El conjunto de grupos compartió abrir una ponencia que va a trabajar desde el 13 de septiembre hasta diciembre, para tratar de aprobar un código de conducta. Los discursos altisonantes y la excesiva teatralización que vivimos en el periodo de sesiones anterior no son buenos para la función de la política.
Viene un curso marcado por el final de los Fondos Europeos, y las nuevas reglas de estabilidad de la UE. Es lógica una cierta preocupación sobre el alcance de esos cambios.
–Hay incertidumbres pendientes de concretarse en cuanto a negociaciones con Madrid para determinar el objetivo de déficit, las cifras finales de la recaudación o la aportación al Estado. Parece que aunque vamos hacia el final de un ciclo expansivo va a haber un cierto margen, y los Presupuestos en su globalidad todavía van a crecer.
El solo hecho de apretarse el cinturón traer recuerdos tremendos, cuando la austeridad se convirtió en austericidio.
–Geroa Bai es muy consciente de las prioridades políticas que compartimos en este Gobierno con Contigo-Zurekin y con el Partido Socialista en el acuerdo programático para una legislatura plural y progresista: salud, reindustrialización, infraestructuras, convivencia y vivienda. Tenemos que ser capaces de buscar el margen necesario para tener unos Presupuestos que acompañen dichas prioridades.
¿Por qué es importante la futura nueva ley foral de Salud, que sustituye a la del año 90?
–Es uno de los debates fundamentales en este periodo de sesiones. La actual ley prácticamente de cuando se recibió la transferencia, organizó el sistema navarro de salud, y ahora tenemos unos retos en el siglo XXI en cuanto a atención primaria y demás, que requieren sentar las bases para otro modelo, adaptado a los tiempos. La situación que vivimos con la sanidad navarra no es de ahora. Geroa Bai asumió la responsabilidad de este departamento hace un año, con un equipo experimentado que a lo largo de este año ha preparado ese proyecto de ley foral, donde creo que todos los grupos parlamentarios deberíamos arrimar el hombro.
La reforma de la Lorafna va a ir por doble vía este otoño, por medio de la ponencia parlamentaria y con el recorrido en las Cortes de cara a la transferencia de tráfico. ¿Un proceso tan largo como este dificulta la conexión social?
–Son los ritmos decididos por el conjunto de grupos parlamentarios en la ponencia. El viernes reanudamos el trabajo para la actualización de la Lorafna. Al final se trata de que tengamos elementos de juicio para actualizar una norma institucional básica que se debe hacer aspirando a que Navarra goce de un mayor autogobierno. Necesitamos nuevas herramientas en las instituciones forales porque la sociedad tiene nuevas necesidades, y profundizar en el autogobierno garantizando que nuestras competencias no se nos vacíen o se vayan erosionando con determinadas interpretaciones que se dan por parte de los tribunales. Hay además competencias reconocidas ya por la Lorafna y no transferidas, y unos compromisos con dos materias: I+D+I o becas que esperamos que en este curso político podamos ver culminadas.
Geroa Bai coincide con UPN y PPN en conectar el TAV por Ezkio. Mientras, los socialistas parecen decantarse por Vitoria, si bien los informes están pendientes.
–Ha habido un cambio de posición de algunos agentes en esta cuestión.
¿De quién?
–Del Partido Socialista, claramente. De 2018 a la votación del otro día, con una abstención. No se puede tomar una u otra conexión sin tener todos los elementos técnicos, económicos y ambientales encima de la mesa. Es lo que se está reclamando al Estado, que es el competente en hacer la infraestructura. Tenemos diferentes opciones de trazados desde 2018, en tiempos del Gobierno de Rajoy, con el ministro de la Serna, y todavía no tenemos todos los elementos que permitan decantarse por una u otra opción.
Si esos informas confirmen que Ezkio tiene más dificultad de ejecución, ¿una conexión con Vitoria sería un problema para Navarra?
–El Parlamento foral y el Gobierno de Navarra en su día optaron claramente como mejor opción por la de Ezkio, por considerarla más ventajosa para Navarra, y este martes volvió a recordarse en el debate habido.
Este verano ha irrumpido el debate sobre el autogobierno financiero a propósito del acuerdo en Catalunya. ¿Es de temer un relato recentralizador?
–Es el riesgo de estos debates. Creo que Navarra tiene que defender su sistema con uñas y dientes ante cualquier cuestionamiento del sistema de Convenio Económico, de financiación bilateral con el Estado basado en nuestros derechos históricos y al margen del sistema autonómico de régimen común, al igual que en el caso de la Comunidad Autónoma Vasca con el Concierto. El debate de Catalunya afecta a ese sistema de régimen común. El Convenio Económico, sobre el que lamentablemente nos toca hacer mucha pedagogía de forma recurrente, es absolutamente solidario con los territorios del Estado, y está basado en un sistema de responsabilidad absoluta en cuanto que recaudamos nuestros impuestos y con la aportación que recibimos no solamente financiamos los servicios que el Estado da en Navarra, sino que también aportamos a la solidaridad del resto de los territorios.
El acuerdo en Catalunya ha venido dado entre el Partido Socialista y Esquerra Republicana. El PSE ha vuelto a liderar el Govern. ¿Cómo ve este entendimiento de cara a una federalización del Estado?
–Abre un marco desconocido, en el que no se había profundizado hasta el momento en el Estado hacia el reconocimiento de la plurinacionalidad, y habrá que ver. La política estatal es compleja, hay un bloque de investidura en el que pueden suceder muchas circunstancias inesperadas a la vista de los últimos acontecimientos.
¿Qué valor político le otorga a la vista del lehendakari Imanol Pradales a la presidenta María Chivite y a usted mismo?
–El valor de la normalidad, de que se perciba socialmente con absoluta normalidad que dos comunidades vecinas, que tienen lazos históricos, culturales, económicos tan importantes como Navarra y la comunidad autónoma del País Vasco se reúnan, colaboren, y y eso no suponga ninguna noticia en negativo. Lamentablemente durante muchos años en los gobiernos presididos por UPN daban la espalda y persistían en mantener a Navarra en el aislamiento en cuanto a las relaciones con la CAV, y desde 2016 con el Gobierno de Uxue Barkos se recuperó un protocolo de colaboración entre los dos ejecutivos, el de María Chivite lo volvió a actualizar en 2021. Hay muchos otros en cuestiones culturales, lingüísticas, mediáticas, que cuelgan de esa colaboración. El miércoles se reafirmó por parte del lehendakari y de la presidenta la necesidad de seguir trabajando, manteniendo y desarrollando una relación singular y especial como es la de las dos comunidades.