La propuesta presupuestaria a PP+C’s, con inversión para concertar aulas de niños de dos años, ha sido criticada por Podemos, que amaga con dejar el pacto educativo. ¿Ha habido una descoordinación entre el departamento de Hacienda y el de Educación?

Yo diría que no. Nada más producirse las primeras reuniones del departamento de Hacienda con los tres grupos de la oposición, el consejero Azpiazu nos remitió a todos las propuestas que los grupos estaban haciendo. Y todos hemos dado nuestra opinión. A partir de esas respuestas, el consejero Azpiazu ha hecho sus contrapropuestas a los grupos. La mayor parte traen consigo una mejora de las cantidades que se han consignado. La contrapropuesta que se hace desde el departamento de Hacienda al grupo PP+C’s toma como base algo que ya está previsto en la Ley de Presupuestos y en el decreto contra la segregación, y lo que se hace es mejorar una partida. Otra cosa son las interpretaciones que se hagan, pero en ningún caso se ha ido más allá de lo que está establecido en el acuerdo educativo, ni en las previsiones que ya estaban recogidas en el proyecto de Ley de Presupuestos ni en el decreto aprobado en Consejo de Gobierno.

Aunque no sea nada nuevo, puede chocar que se haga este planteamiento al PP, que es un partido que representa todo lo contrario al pacto educativo. ¿Por qué se le ha hecho esta oferta al PP?

Bueno, hemos respondido a todos los grupos en cuestiones en las que no necesariamente hemos estado de acuerdo los años anteriores. Se responde en sentido positivo a lo que parezca asumible, y en sentido negativo a lo que no lo sea. Lograr el acuerdo educativo fue un proceso muy complejo, y mantenerlo vivo también está siendo complejo. Hay muchas posiciones e intereses diferentes. El compromiso del Gobierno y el consejero Bildarratz es cumplir de pe a pa el acuerdo educativo que se alcanzó entre PNV, PSE, EH Bildu y Podemos.

La consejería de Educación defiende que la propuesta que se ha hecho al PP va en consonancia con el pacto educativo porque, en la medida en que las aulas de niños de dos años reciban dinero público, se les pueden imponer condiciones y pueden acoger alumnado vulnerable. ¿Podemos no ha leído bien ese acuerdo, y no ha entendido bien lo que se le ha ofrecido al PP?

Quiero que se entienda que yo no quiera polemizar. Tenemos un tema muy complejo entre manos que necesita de muchos acuerdos y gestiones. Desde el Gobierno no deberíamos contribuir a generar más polémicas.

¿Va a ser posible recuperar la confianza de Podemos, o se sitúa con un pie fuera?

El compromiso del consejero Bildarratz es hacer cuantas reuniones haya que hacer, siempre que las pida cualquier grupo de la oposición para analizar si las diferentes medidas que se están tomando están de acuerdo o no con el acuerdo educativo. Esa puerta está permanentemente abierta.

¿Usted diferencia entre la actitud de Bildu y la de Podemos? Podemos da por roto el acuerdo educativo, y Bildu dice que las cosas no van bien pero no llega a desmarcarse.

Estamos comprobando todos que hay diferentes movimientos que están provocando una tensión y añadiendo una tensión al debate parlamentario desde otros ámbitos y otras esferas. Todo esto hay que gestionarlo adecuadamente, y ese es el compromiso y el empeño del consejero Bildarratz.

¿Se refiere a los ámbitos sindicales?

Bueno, se advierte un debate tanto en el ámbito sindical como en algunos ámbitos educativos con respecto a la ley que pueda surgir. Es normal que haya nervios, que haya también una tensión, y es nuestra obligación generar un clima de confianza, de lealtad y de respuesta para superar los posibles malentendidos.

¿Se está tratando de condicionar desde fuera la labor de los partidos políticos?

Es legítimo que cada colectivo defienda sus intereses, y en el tema educativo hay intereses corporativos, hay también mucha ideología, y se está produciendo una presión para que el acuerdo bascule hacia un lado o hacia otro. Nos corresponde gestionar esta complejidad.

¿Se tomaría el Gobierno vasco como un fracaso que Podemos se desmarcara de este acuerdo?

Me tengo que poner en la hipótesis de que vamos a cumplir con todos los acuerdos adoptados y vamos a lograr el acuerdo más amplio posible.

En cuanto a la negociación presupuestaria, los grupos dicen que este año hay mayor Presupuesto pero, sin embargo, se les hace una oferta inferior. Se lo están tomando como si el Gobierno estuviera menos interesado en un acuerdo. ¿Es así?

Vamos a ver qué resulta de este proceso y ese será el momento de desvelar los acuerdos o los desacuerdos.

Para que se produzca un acuerdo, ¿hace falta que el Gobierno vasco ponga más dinero sobre la mesa, o que la oposición ponga más voluntad por su parte?

Los Presupuestos hablan de dinero y, por lo tanto, todos los acuerdos tienen que ver con que haya mayores o menores partidas. De todas formas, creo que esto, más que de dinero, va de un momento político muy concreto y de las posiciones ideológicas.

¿Cree que este año la posición de EH Bildu es menos proclive a un acuerdo y ha puesto condiciones más difíciles de asumir? ¿Las elecciones están influyendo?

Cada uno tiene sus prioridades y es legítimo que las tenga. De todas formas, creo que todos deberíamos hacer un ejercicio de coherencia. Todas las fuerzas que están en el Parlamento Vasco están también en el Parlamento de Navarra; en las Juntas Generales de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba; y en el Parlamento español.

Hay quien piensa que este año es más posible un acuerdo con el PP, que tiene un tono más conciliador. ¿Al Gobierno vasco, del que forma parte el PNV, le viene mal que haya un acercamiento al PP y se haga una lectura en clave estatal?

El Gobierno vasco no ha excluido a nadie de este proceso de negociaciones. El acuerdo podría ser con cualquiera de los tres, si lo hubiera.

¿No existe por parte del PP un acercamiento al Gobierno vasco tras el ascenso de Feijóo?

Yo creo que hasta el momento no se ha demostrado ningún cambio de posiciones por parte del PP vasco.

La oposición no se ha tomado muy en serio la disposición del consejero de Hacienda a abrir el debate fiscal el año que viene. Dicen que, al mismo tiempo que está dispuesto a hablar en enero, quiere hacerlo solo cuando los indicadores económicos se estabilicen. ¿Qué está dispuesto a hacer para abrir el melón?

Tanto el Gobierno vasco, que no es el competente en esta cuestión; como las diputaciones, que sí son las competentes, así como el PNV y el PSE, tienen la voluntad de iniciar el año que viene un proceso de reflexión. Se aprobó una normativa que ha estado en vigor cuatro años, como consecuencia de la pandemia no se ha podido abordar la reflexión, y es un compromiso pendiente de los dos partidos. Destaco la voluntad de iniciar un análisis. Hay dos factores que tampoco se le ocultan a nadie: un contexto general de incertidumbre, y en mayo habrá unas elecciones forales. Antes habría que conformar los nuevos gobiernos.

¿Es buena o mala noticia que el índice de cálculo del Cupo que tiene que aportar Euskadi al Estado vuelva a ser del 6,24%? Es el mismo de las últimas cuatro décadas y supera el peso de Euskadi en el PIB estatal y la población, y además Euskadi ha asumido nuevas competencias.

Es muy importante que en este panorama de incertidumbre, guerra e incremento de precios, hayamos logrado estabilizar para los próximos cinco años cuáles van a ser los flujos financieros entre las haciendas forales y la administración central. Da estabilidad al modelo financiero. Y se constata el valor de la bilateralidad. A partir de ahí, siempre puede haber una discusión sobre los índices. Desde que se aprobó el Concierto Económico en 1981, siempre ha funcionado ese criterio del 6,24%, que más o menos responde a la riqueza que Euskadi produce. Todas las partes, de momento, hemos aceptado que continúe.

EH Bildu anunció el jueves un acuerdo con el PSOE para concertar las tasas a la banca y las energéticas. ¿Se ha arrogado el acuerdo en el que ya trabajaba el Gobierno vasco?

Había un acuerdo tácito entre las diferentes administraciones para que eso se acomode a nuestro régimen fiscal. No hay mucho más que decir. En realidad, el acuerdo que anunció EH Bildu es el resultado de la necesidad que el Gobierno de España tiene de lograr la mayoría suficiente para sacar adelante este nuevo gravamen en el Parlamento español. Con respecto a las formas, yo recordaría que los parlamentarios que han ido desde la primera legislatura española al Parlamento español y al Senado español han sido acusados por la izquierda abertzale durante más de 40 años de ser unos traidores y no preocuparse por los grandes asuntos de este país. Comprobar, después de 40 años, que la mayor parte de los representantes vascos en el Congreso y el Senado han estado haciendo lo que debían hacer es algo que a todos nos debería hacer pensar.

¿Y a usted qué le hace pensar?

Me hace pensar que la mayoría de esta sociedad hace 40 años adoptó la decisión correcta, la vía correcta, y hubo algunos que se opusieron a todo y ahora de alguna forma están reconociendo su error.

¿Le sorprendió la actitud del PSOE?

No le daría más importancia, porque la negociación se circunscribe a un apoyo parlamentario que necesitan para sacar este nuevo gravamen.

¿Ha vuelto a hablar el Gobierno español con el vasco sobre la transferencia de trenes de cercanías tras esa reunión que no fue bien?

No. Todavía no se ha logrado un acuerdo y el Gobierno vasco está esperando a que haya una nueva respuesta del Gobierno español.

Pero el Gobierno español dice que es el Gobierno vasco el que debe mover ficha…

El Gobierno vasco ya ha manifestado su posición. Es una negociación en la que el Gobierno vasco mantiene una actitud unida, como una piña, todos los departamentos…

¿También el PSE?

Todos. En esta negociación, tienen mucho que decir el departamento de Gobernanza, el de Hacienda y el de Transportes, y hay una posición única y común. En el Gobierno vasco no hay ninguna fisura en esta negociación. Es una cuestión compleja que tiene que ver con la titularidad de las infraestructuras, los contratos de adjudicación que están en vigor, unas necesidades de inversión, y la fórmula de financiación, que en opinión del Gobierno vasco se debería ajustar al Concierto y el Cupo. También quiero decir que, como consecuencia de los acuerdos presupuestarios de PNV y PSOE en esta legislatura, se van a producir más inversiones. 

¿No saben lo que va a suceder con el resto de los traspasos? ¿Se habla de cercanías y nada más?

Esa es la situación en este momento. El compromiso del Gobierno vasco es continuar insistiendo en el cumplimiento íntegro del Estatuto. El presidente Sánchez adoptó ese compromiso y esperamos que cumpla.

¿Confía en que los jueces vascos hagan una aplicación más posibilista de la ‘ley del sí es sí’?

En primer lugar, hay que esperar a que se consolide una doctrina en la justicia española con respecto a algunas reducciones de condena que se han producido. Será el momento en que el poder legislativo, el Parlamento español, tendrá que decidir si hay que cambiar o no la ley. El objetivo de la ley era ponerse en el lugar de la mujer que ha sido víctima de la agresión sexual, y endurecer las penas. Es difícilmente compatible que se reduzcan las penas.

Sobre la unificación del servicio de Cardiología, la batalla mediática parece difícil de ganar. Se ha extendido la idea de que, si se unifica el servicio, si una persona acude con un infarto a Basurto y la redirigen a Cruces, se pueden perder vidas…

Una decisión judicial ha establecido como medida cautelarísima que no se puede proceder en estos momentos a esa unificación del servicio de cirugía compleja cardíaca. Pero el Gobierno quiere salvar el mayor número de vidas. Hay una norma general que existe en todo el mundo: que los servicios más especializados deben estar concentrados. La semana pasada leí que a una persona que se había intoxicado con unas setas venenosas la llevaron a Cruces, porque en Cruces se atiende a estas personas que tienen una dificultad hepática grave. Si un buceador tiene un problema en el mar, normalmente es trasladado a Cantabria, donde está centralizado este servicio.

“Esperamos un gran dato de ‘arigunes’ en Euskaraldia”

Zupiria aborda la situación del idioma en pleno Euskaraldia, que se celebra hasta el 2 de diciembre.

¿Le consta si esta edición de Euskaraldia está teniendo una recepción superior a la del año pasado?

Uno de los grandes objetivos de este Euskaraldia es que se constituyan muchos arigunes, grupos de personas que se relacionan habitualmente, en el trabajo o el ocio, y que asumen el compromiso de hacer un uso mayor del euskera. Puede ser la base para que haya nuevas actitudes y el uso del euskera siga avanzando. El gran dato que va a arrojar la tercera edición es un número muy elevado y muy importante de arigunes.

El 24 de noviembre se cumplen 40 años de la Ley de Normalización del Euskera. Algunas decisiones de los tribunales cuestionan su exigencia en determinados puestos de la administración pública. ¿Qué tipo de reflexión le motiva?

Alabo el carácter básico y a la vez flexible de la ley. Hay sectores, sobre todo en el mundo más euskaltzale, que creen que debería ser mucho más concreta. Pero, si uno se lee las actas del debate parlamentario de 1982, sobre todo no le gustaba que la ley fuera tan general a la derecha española, UCD y AP. Florencio Aróstegui, de AP, reprochaba que la ley decía tan pocas cosas que su desarrollo posterior se iba a ver impulsado por diferentes leyes del Gobierno. Se han ido haciendo decretos, siempre de acuerdo con las realidades sociolingüísticas diferentes de nuestra comunidad. Se ha avanzado muchísimo, y los casos en los que ha habido pronunciamientos judiciales contrarios se pueden contar con los dedos de las manos.

¿En ese desarrollo flexible se encuadra el decreto de los perfiles asimétricos para el euskera oral y escrito en la Administración?

En esta nueva situación, el objetivo es el uso del idioma. Los perfiles asimétricos pueden ayudarnos a ese uso mayor del euskera, en puestos de trabajo donde no es necesario tener un nivel de escritura elevado.

¿El hallazgo de la mano de Irulegi, a unos kilómetros de Iruñea, debe impulsar que el euskera sea oficial en toda Navarra, sin zonificación?

Es un hallazgo científico. Si se confirma que tiene que ver con el euskera antiguo, quiere decir que hubo una comunidad humana que recibió esa lengua y la ha transmitido cientos de años. Quienes hemos recibido esa lengua evolucionada, tenemos obligación de transmitir el tesoro. A partir de ahí, no debo entrar en consideraciones políticas.