Sabido es que el Gobierno Vasco, formado en coalición entre el PNV y el PSE, se marcó como objetivo ensanchar las bases para el acuerdo en la aprobación de los presupuestos. Se marcó como firme propósito incorporar los votos de alguna otra formación como Elkarrekin Podemos o EH Bildu a la cómoda mayoría que sustenta al Ejecutivo de Gasteiz. Este martes el consejero Azpiazu trasladará al Consejo de Gobierno las cuentas, tras lo que se abrirá un periodo para la negociación. Antes de que esto ocurra y se comience el juego de la presentación de las propuestas y las posteriores enmiendas, los partidos de la oposición ya han marcado el terreno. EH Bildu, Elkarrekin Podemos-IU y PP+C’s no retiran su mano tendida, si bien aseguran que el proceso no será un camino de rosas.

Ayer, el parlamentario de EH Bildu Iker Casanova aseguró que ha sido el propio lehendakari Iñigo Urkullu el que ha establecido “un marco en torno al debate de estos presupuestos un tanto extraño, en tanto que los proponía como un posible acuerdo de país”. Durante la tertulia de los representantes de los partidos en Radio Euskadi, abundó en que ese comienzo de la partida es un brindis al sol. “Decir que se quiere un acuerdo de país, cuando no hay ninguna disposición de hacer las cosas de forma distinta a como se hace siempre me parece que es gastar la palabra y vaciarla de contenido”, calificó. No obstante, vio margen para el pacto, al igual que sucediera el año pasado, cuando la coalición negoció un acuerdo parcial. “Se puede llegar a algún acuerdo” con base en las prioridades de la coalición, “que son las de la ciudadanía”, pero no a un “acuerdo de país en el sentido de hacer un presupuesto compartido”. “Somos escépticos, pero ya hay una constatación empírica de que EH Bildu puede llegar a algún tipo de acuerdo”. “Habrá que poner contenidos encima de la mesa y veremos la recepción”, detalló.

Por su parte, Elkarrekin Podemos-IU incidió en la necesidad de ir tejiendo acuerdos “de forma previa” a aprobar los presupuestos. Tras insistir en que “de forma previa es donde se demuestra la voluntad de negociar por parte del Gobierno”, su miembro Iñigo Martínez manifestó que por parte de su formación “siempre hay voluntad de negociar”, con la fiscalidad como prioridad. En todo caso, el PNV “tiene un veto a la izquierda para hablar de fiscalidad” y hay “una reforma fiscal pactada con el PP, que parece un pacto de hierro”. “Hay margen para hablar de muchas cosas, pero, sobre todo, para hablar de gasto hay que hablar de ingresos”, remarcó.

Por su parte, el parlamentario de PP+C’s Carmelo Barrio criticó que “la fórmula de la izquierda para garantizar los ingresos y la recaudación es espantar al capital, subir los impuestos a las empresas y todo el que tenga beneficios”, lo que, a la larga, ha advertido, es “debilitar los servicios públicos” porque “si se espantan las empresas, las sociedades y los capitales, mal vamos”. Aun así, su grupo parlamentario presentará sus propuestas y enmiendas, que pasan por “una rebaja fiscal” y por “el apoyo a los emprendedores, autónomos, pymes y a los creadores de empleo”. “La mejor política social es la creación de empleo”, ahondó.

El apunte

PNV y PSE. El parlamentario del PNV José Antonio Suso apunto gráficamente que ya hay formaciones “que han puesto el carro por delante” a la reclamación del lehendakari a “ampliar la base de apoyos” al presupuesto, incluso antes de acometer las negociaciones de las cuentas. En todo caso, adelantó que “hay buenas sensaciones, porque parece que todo el mundo está dispuesto a hablar”. El PSE, por su parte, calificó de “fundamental” que el presupuesto “sea capaz de sumar todas las sensibilidades” y llegue al mayor de los consensos.