El pasado viernes, el pleno del Parlamento Vasco para abordar las consecuencias de la guerra de Ucrania saltó por los aires. Está por ver si lo ha hecho algo más: la relación entre el lehendakari y EH Bildu. La coalición abertzale había solicitado ese debate, pero no contaba con la posibilidad de que Iñigo Urkullu acudiera con un paquete de medidas valorado en 200 millones de euros, un anuncio que copó los titulares de los medios de comunicación y se convirtió en el centro de la atención.

Maddalen Iriarte mostró su sorpresa, pero no fue más allá. Hasta que Iker Casanova dio una réplica que fue recibida como un ataque a la figura institucional del lehendakari: acusó a Urkullu de haber saltado en paracaídas sobre un Parlamento que se suponía que iba a debatir un conjunto de medidas, y lo tildó de hombre de paja. Los rictus en la bancada del PNV lo decían todo, y no se pactó una sola medida con EH Bildu, con quien se venía de acordar los Presupuestos y las bases educativas. Se pasó del blanco al negro en veinticuatro horas.

EH Bildu ya ofreció esa misma tarde su versión. La coalición dijo que habían apalabrado algunas propuestas de resolución que tocaban materias como la transferencia de migración o las ayudas a la economía, pero atribuyó la ruptura a una "pataleta" del PNV. Faltaba por conocer la versión de Lehendakaritza y del grupo parlamentario jeltzale, y si consideran lo sucedido como una causa suficiente para romper las relaciones.

En caliente, pocas horas después del pleno del viernes, no se ha producido un terremoto en las relaciones. Hay heridas y desconfianzas pero, por ejemplo, Lehendakaritza recuerda que la estrategia parlamentaria es intentar pactar con EH Bildu, con todos salvo con Vox, y ensanchar los acuerdos más allá de la mayoría absoluta de PNV y PSE. Otro cantar será lo que suceda ley a ley con un partido con el que existe una rivalidad histórica y, a juzgar por su discurso del viernes, una tensión creciente en puertas de las elecciones municipales y forales de 2023.

EL FUTURO, CASO POR CASO

En ámbitos jeltzales atribuyen lo sucedido a que EH Bildu había concebido este pleno para que toda la oposición fuera contra el PNV y contra Urkullu. Creen que no acudía con una voluntad de pactar, y que la situación se torció más aún cuando el lehendakari acudió con un paquete de medidas bajo el brazo que "eclipsó" a EH Bildu. "Pero, si el lehendakari hubiera ido con las manos vacías, también lo hubieran criticado", se lamentan en el grupo parlamentario.

Fuentes de Lehendakaritza consultadas por este periódico aclaran que la decisión de romper o no relaciones corresponderá en todo caso al PNV como partido, pero aseguran que por su parte no existe una decisión política en ese sentido. En cualquier caso, matizan que los puentes con EH Bildu se construyen de "ley a ley". "Por lo pronto, el viernes se rompió la posibilidad de ir a un acuerdo sobre Ucrania, pero no sabemos qué ocurrirá a futuro", dicen. Desde el grupo parlamentario, aseguran que la tramitación de leyes sigue adelante. El EBB no se ha pronunciado.

¿SE ORILLÓ A EH BILDU?

El pleno del viernes pudo arrojar la sensación de que hubo un giro deliberado hacia el PP y Elkarrekin Podemos-IU, con quienes se pactaron varias propuestas. ¿Se orilló de manera deliberada a EH Bildu? Si acaso, el acuerdo con EH Bildu podría ser problemático para los socialistas a la hora de venderlo en Madrid y sí se proyectaron fricciones en educación a cuenta del papel del euskera, pero el PNV no pisó el freno en ningún momento con ese pacto, aunque pudiera parecer que no le conviene dar la centralidad a EH Bildu.

Se insiste en que no hay nada detrás de la foto del viernes. La atribuyen a que fue el PP quien lo puso más fácil, porque se ha producido un cambio de liderazgo en el Estado, y a Alberto Núñez Feijóo le interesa mejorar su relación con determinados partidos para formar mayorías y llegar a La Moncloa.

Cuando Feijóo visitó Euskadi para presentar su candidatura, envió algún mensaje de cortesía a Urkullu, pero no hubo más. Desde el grupo del PNV aseguran que "los hechos demostrarán" si hay un nuevo PP, aunque matizan que en materia económica, salvo la fiscalidad, siempre ha sido más sencillo ese entendimiento, no así en la educación. Y puntualizan también que el viernes hubo "el mismo acuerdo que con Podemos".