Si Francis Ford Coppola cogiera uno de los discursos más conocidos de Jon Idigoras, una sede del PP vasco, medio centenar de figurantes, un irrintzi y niñas con aros rosas de gimnasia rítmica, podría rodar una escena similar a la que se vio ayer en Donostia.

Segundos después de que dieran las 18.00 horas, una versión del Speak Softly Love de la trilogía de El Padrino empezó a llamar la atención de viandantes y vecinos de la calle Illumbe de Amara, que se asomaban a la ventana, curioseaban y volvían al interior. Era una de las concentraciones que Sortu convocó en Donostia, Vitoria, Bilbao, Getxo e Iruñea para señalar al PP. A quien con la música quiso comparar con la familia Corleone.

“Sacad vuestras sucias manos de Euskal Herria”, se leía en la pancarta solo en español que desplegaron varios simpatizantes que, con pequeños carteles negros con la palabra lotsa (vergüenza) en blanco, respondieron a la llamada de la capital guipuzcoana. La frase de las “sucias manos”, más joven que la música que este año cumple 45 años, no es nueva. Viralizada en las generales de 2011, la popularizó en 1995 el histórico diputado de HB Jon Idigoras en su célebre intervención del Congreso. En aquel caso, trató a los contrarios de usted. Costumbre de otros tiempos. O de la corrección parlamentaria.

Ya en 2017, con la música que compuso Nino Rota a todo volumen a 20 metros de la entrada habitual de la sede popular -con la persiana bajada-, los concentrados permanecieron media hora mientras iban y venían coches en doble fila. Mientras los padres que recogían a sus hijas de gimnasia rítmica cruzaban la calle. Como el vicepresidente del PP guipuzcoano, Ramón Gómez, que sin detenerse y en referencia a la extorsión de ETA se acordó de “la corrupción que aquí ha habido durante años”.

Lejos del escenario de “vuelta a lo peor del pasado de esa gente que está en EH Bildu” que por la mañana auguró el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, no hubo gritos de los asistentes, entre los que no hubo dirigentes de primera fila de Sortu. Solo silencio, si no fuera por El Padrino y por el irrintzi que lanzó una de las presentes mediada una cita en teoría pensada contra el PP.

“¿Cómo es posible que un partido que se dice nacionalista vasco vaya a sostener en este contexto de corrupción generalizada a este partido y a este Gobierno?”, se refirió Rodriguez al PNV en la antesala del pacto presupuestario en ese Madrid en el que Podemos se hace oír con autobús que busca hacer fortuna de la trama.

“El rosario de casos de corrupción” que Sortu llamó con poco poder de convocatoria a denunciar mientras sonaba El Padrino “comienza a asemejarse demasiado”, dijo Rodriguez, más que a una trama, “a la mafia o a una organización criminal”. Como si en esa película de Sortu Marlon Brando pudiera interpretar a Mariano Rajoy.