“Catalunya es España, no tiene sentido que tenga que ponerme un pinganillo en mi casa, que es España”, “España es una nación, no es plurinacional, y solamente se usa el idioma para mostrar un Estado plurinacional que no existe”, “lo que no puede ser es que se use el idioma para que, en según qué regiones, pueda parecer que somos extranjeros”, o “lo siguiente será venir sin etiqueta” en la vestimenta en la conferencia de presidentes. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha respondido con una negación total de las singularidades dentro del Estado, en un discurso más propio de Vox y de Santiago Abascal que del PP, por mucho que el PP esté abrazando posiciones cada vez más escoradas hacia la derecha. Ayuso arrojó más gasolina al fuego en la rueda de prensa posterior a la conferencia de presidentes, tras haber abandonado la sala en cuanto el lehendakari Pradales anunció que iba a hablar en euskera y tras haberse negado a regresar durante el discurso del president Illa, que utilizó el catalán. Pero el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, también del PP, se limitó a defender que él utilizó el castellano tras un breve saludo en su lengua propia por “operatividad”, y no quiso entrar a respaldar la posición de Ayuso ni a valorarla. Desde Ceuta, se ha confirmado que su presidente usó el pinganillo.
El ministro Torres: una "falta de respeto" y algo "imperdonable"
Por su parte, el ministro socialista de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, defendió la decisión del Gobierno español de haber permitido el uso de lenguas cooficiales, y recordó que “hay lenguas que son incluso más antiguas que el castellano, que la Constitución las avala y debemos respetarlas”. Añadió que el castellano es “más joven” que el euskera, y entiende que el lehendakari se haya sentido “herido”. Que un presidente se levante “cuando habla un colega” es, de entrada, “una falta de respeto”, pero hacerlo además cuando habla una lengua oficial con reconocimiento estatutario es “imperdonable”. Avisó de que esto ocurría “en las etapas más oscuras”, en alusión al franquismo, y su defensa llegó hasta tal punto que terminó diciendo: “Yo que soy de Canarias no tengo lengua oficial, y lo lamento”. Además, vio dividido al PP y puso en evidencia que Ayuso no se levantó cuando el presidente Rueda hizo una introducción en gallego, ni cuando Baleares hizo lo mismo. No entró en detalles sobre la propuesta vasca de descarbonización ni sobre la migratoria porque no hubo votación.