Cuando la XXVIII Conferencia de Presidentes ha finalizado en Barcelona a las 15.30 horas de este viernes ha dado la impresión de que el guion de su decepcionante resolución estaba escrito de antemano. Y es que, pese a las cinco horas de reunión, no ha habido ningún acuerdo entre el jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, y los presidentes autonómicos. En una cita en la que las decisiones se adoptan por unanimidad, los barones del PP han compartido la misma estrategia y han exigido al líder socialista que convoque ya elecciones generales ante la situación “crítica” de España. Sin embargo, Sánchez ha insistido en que agotará la legislatura y que las urnas saldrán a la calle “cuando toca”, en 2027.

Pese a que sobre la mesa había 16 temas, entre los que destacaban cuestiones tan trascendentales como el acceso a la vivienda, la migración o la financiación autonómica, el clima de confrontación entre el principal partido de la oposición y el Ejecutivo de coalición ha acabado desnivelando la balanza. Este sábado se celebrará la movilización que el presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, ha convocado en Madrid contra el Gobierno español con el lema Mafia o democracia. Y lo que interesaba era mantener las brasas encendidas de cara a esa cita.

La que se ha encargado de atizar el fuego con más ahínco ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha logrado su objetivo de desviar la atención gracias a la “maniobra del pinganillo”, en la que ha exteriorizado su rechazo al uso de las lenguas cooficiales en esta cita con una performance en la que entraba y salía de la sala de reuniones. Un gesto que no ha secundado ninguno de sus compañeros de partido.

Necesidad de cerrar acuerdos

El cónclave ha dado inicio pasadas las 10.30 horas tras los saludos protocolarios a las autoridades y un desayuno con el rey Felipe VI, y después de sendas declaraciones institucionales de Sánchez y del president de Catalunya, Salvador Illa, que ha ejercido de anfitrión. Ambos han recalcado la necesidad de cerrar acuerdos.

Sin embargo, los gestos y lo simbólico han primado sobre el orden del día, y hay quien, como el lehendakari Imanol Pradales, se ha preguntado si merece la pena regresar a una futura convocatoria de esta Conferencia. De nada han servido los llamamientos de Sánchez a debatir con espíritu constructivo y “dejar la crispación en el perchero”. Según fuentes de Génova, los trece presidentes autonómicos del PP han acudido con el mismo mensaje y han aprovechado sus intervenciones para reclamar al jefe del Ejecutivo la convocatoria anticipada de elecciones generales. 

Han esgrimido para ello que la situación política es “crítica y convulsa” y “no da más de sí”, y han recordado al Gobierno su incapacidad de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado por la falta de apoyos parlamentarios. El primero en hacerlo ha sido el presidente gallego, Alfonso Rueda, y tras él, el andaluz Juanma Moreno y la cántabra María José Saéz de Buruaga, en el orden protocolario de la reunión, según la fecha de aprobación de sus estatutos de autonomía.

Sánchez ha aprovechado la propuesta del presidente de Asturias, Adrián Barbón, de que el Principado acoja la próxima reunión de la Conferencia de Presidentes para animar al resto de comunidades a presentar candidaturas porque “habrá ocasión para todas”. Al cerrar la conferencia, el propio Sánchez ha asumido que era imposible el acuerdo ante las posiciones expresadas por los dirigentes del PP, según fuentes del Ejecutivo. Moncloa ha confirmado a su vez que la próxima Conferencia se celebrará en Asturias.

Críticas de Page

Si se cumple la periodicidad fijada para estas convocatorias, restarían al menos tres reuniones más antes de las generales, y desde el Gobierno aseguran que no tiran la toalla para que sea posible algún acuerdo. Condición imprescindible es que se rebaje la tensión, tal y como ha pedido Sánchez al inicio de la Conferencia.

Pero los reproches, alguno del fuego amigo del presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page, que ha vuelto a pedir elecciones generales y ha comparado España con un “puzzle roto”, han opacado el orden del día. Cuando hablaba sobre financiación y criticaba los pactos “con la extrema derecha independentista”, en alusión a Junts, el propio Sánchez le ha interrumpido. Preguntado al respecto, Page ha dicho después que “es una pequeña tradición ya”.