Joxemari Mitxelena (Oiartzun, 1958) desea que la pelota empiece a rodar por el Jai Alai de Gernika y que la oficialidad de Euskal Selekzioa se haga carne con su debut internacional oficial. Hay mucho trabajo detrás.
La Liga de Naciones está a la vuelta de la esquina. ¿Cómo se vive desde la Federación de Euskadi?
—Con muchas ganas. Va a ser algo muy especial. Al fin y al cabo, es nuestro deporte y va a ser oficial. Por fin vamos a poder jugar una competición internacional con la denominación de Euskal Selekzioa.
El aspecto deportivo de Euskal Selekzioa
En lo puramente deportivo, Euskadi tiene rivales potentes. Por ejemplo, en el campo masculino hay selecciones como Francia o Estados Unidos de alto nivel. Y en el femenino parece que España puede marcar la pauta.
—Lo tendremos muy difícil en chicas, desde luego. Se presupone que la final será Euskadi contra España y ellas pueden partir con la etiqueta de favoritas. Sin embargo, con la ilusión y las ganas de nuestras puntistas seguro que hacemos un buen papel. En esos aspectos no nos gana nadie. En el campo masculino, por otro lado, se podría considerar favoritos a los puntistas de Euskal Selekzioa, pero si tengo que mojarme, veo una final contra Estados Unidos.
En la selección norteamericana juegan los hermanos de Biarritz Johan y Gorka Sorozabal y los hermanos Matt y Ben Langhans, que no son mancos. Francia tiene a Laduche y Basque como puntas de lanza, acostumbrados a jugar en Gernika... Hay nivel.
—Son seis países muy potentes. Diría que los doce mejores puntistas del mundo son los que van a tomar parte en la Liga de Naciones. Se espera una competición bastante igualada.
¿Qué puede contar de las delegaciones de México –Tania Mayorga se une a María Fernanda Ballesteros en chicas y, en la cita masculina, juegan Marco Antonio Ochoa, Mauricio Zapata, Gonzalo Sierra y Javier Ruiz Poveda– y Filipinas –Ronald Jay de la Cruz, Robin Galgana, Carlo Benavente y Daniel Eric García–?
—Los mexicanos, por ejemplo, son pelotaris que han estado jugando en Estados Unidos. No son cuatro pelotaris que cogieron la cesta ayer. Tiene peligro. Lo mismo pasa con los filipinos, jugaban en Santa Ana Cagayan Valley. Va a haber un gran nivel.
La organización, un reto
Respecto a la organización, ¿qué supone para la Vasca?
—Es un reto muy gordo. Desde el primer día nos pusimos en marcha y hay mucho trabajo y mucha gente implicada. Da la sensación de que, como este deporte es nuestro, lo vamos a hacer muy bien, pero ya estamos hablando de cosas mayores. Hay países que nos van a examinar con lupa. Los países que votaron a favor nos están mirando también. Han confiado en nosotros y queremos corresponderlo.
Tal vez su objetivo es más convencer a los favorables y que han apostado por vosotros.
—Hay gente que no nos conoce y que no sabe cómo organizamos los eventos. Ese encargo lo queremos hacer bien, ya que no nos lo ha dado un país, sino una federación internacional. Son 63 miembros que quieren saber cómo hacemos las cosas. Los hay que no saben ni dónde está Euskadi. Hay que darles a conocer que la pelota no es solo deporte, es algo más, es cultural. Como dice Kiko Caballero: “Si el euskera es la expresión lingüística de un pueblo, la pelota es la expresión corporal de un pueblo”.
El conflicto con España
¿Cómo está el conflicto con España?
—El tema está en los tribunales y acataremos las decisiones. Lo que había que decir y la documentación que había que aportar ya está donde tiene que estar.
Tiene más ganas de frontón que de despachos, ¿no?
—A los que hemos sido pelotaris nos habría hecho mucha ilusión jugar con esa camiseta y ahora no podemos. Lo vivo con una envidia terrible. Eso sí, los pelotaris tienen una motivación especial porque va a ser histórico. Van a ser los primeros de la historia en jugar como nuestra selección.