aITOR Zubieta representa la antítesis del que será su rival en la zaga en la final del Parejas del próximo domingo. El zaguero de Etxarri Aranatz, muy al contrario que Aritz Laskurain, se desenvuelve como nadie entre la vorágine mediática, cada vez más agigantada, que rodea a las finales pelotazales. El joven manista navarro lo lleva bien, aunque no esconde su predilección por la rutina diaria, esa que el pasado sábado le llevó a ejercer de juez en las finales del campeonato de su pueblo, organizado casi en exclusiva por el propio Zubieta para que "las chavales pueden competir entre ellos". Sin perder de vista que el próximo domingo afrontará en el Ogueta su primera gran final como profesional de la pelota, Zubieta se distrae rodeado de sus amigos en incondicionales.

¿Cómo lleva los días previos a la final?

Son complicados por la vorágine que se monta. Te das cuenta de que la gente de alrededor se mueve mucho, está todo el mundo pendiente del partido... como durante todo el campeonato, aunque la cosa ha ido a más poco a poco. La gente ha seguido el torneo muchísimo. La prensa está más encima que antes, pero son cosas que vienen de la mano... y que duren. Ojalá todos los años tuviera que lidiar con una de éstas.

Da la impresión de que le gusta estar en la cresta de ola.

Lo llevo bien. A veces agobia, pero los pelotaris sabemos que es lo que viene cuando estás en una final. Es una buena señal: quiere decir que estás ahí y hay que asimilar la situación y comprenderla.

Convertirse en el centro de atención mediático quiere decir que ha llegado muy arriba. En su caso, ¿es el premio a la progresión?

Más bien a la continuidad. Siempre he dicho que en este deporte es importante jugar de continuo en el frontón para tener confianza y estar bien. Y desde los problemas que tuve en la rodilla derecha antes de que comenzara el campeonato lo estoy consiguiendo. Además, las manos me están aguantando bien, aunque estoy jugando con bastante taco, y en este sentido se ve que voy con confianza al frontón. Y cada día más.

Se ha hartado de repetir que su relación con Xala es casi perfecta.

Estando o no en la final ya éramos muy amigos, y lo seguimos siendo. Tenemos muchísima confianza para todo y eso se nota en el juego.

Son amigos y da la impresión que bastante divertidos, muy dados a bromear con todo el mundo.

La tensión de los partidos te hace estar más serio, más en tu sitio, pero en los entrenamientos nos gusta reirnos y gastarnos bromas. Además tenemos unos compañeros (señala a Beroiz, Idoate, Laskurain y Xala, con los que comparte vestuario en el momento de la entrevista) que ayudan a las bromas y un entrenador (Jokin Etxaniz) que se mete también en el asunto. Entre todos creamos un ambiente muy bueno.

¿Ha comenzado la guerra psicológica en el vestuario con Gonzalez y Laskurain, sus rivales en la final?

Siempre. Como todos somos amigos, el vacile siempre está ahí. Siempre está ahí la tontería de "te voy a hacer estoy y te voy a hacer lo otro", pero son cosas que también ocurren en otros partidos, aunque no sean una final.

Una final es especial. Para usted es la primera, pero no ha cambiado sus hábitos. Por ejemplo, no ha dejado de seguir entrenando a los chavales de Gure Pilota, la escuela de pelota de Etxarri Aranatz.

Me encanta estar con los críos y creo que ellos también están contentos de estar conmigo. En este sentido la vida sigue igual. En la calle se nota que voy a jugar la final, pero mi vida es la misma: los horarios de preparación, los entrenamientos con los chavales... Todo es igual.

Le vendrá bien para desconectar de todo lo que rodea a la final.

Está claro. Lo importante es no cambiar la vida diaria. Yo tengo unos horarios, mis cosas, mis entrenamientos, mis aficiones, mis amigos... y no cambio nada. Creo que es una de las cosas que hay que intentar mantener.

Tampoco cambia su afición por otros deportes como el fútbol y su simpatía por el Real Madrid. ¿Puede reconocerlo públicamente?

Sí, no hay problema. Siempre quiero que gane Osasuna porque es el equipo de mi tierra y siempre tira. Pero desde siempre también he sido de la Real Sociedad y me gustan muchísimo el Real Madrid y el Athletic.

¿A qué otros deportes le pega

A casi todos. Me gusta ir a jugar a tenis con mis amigos, a frontenis, a pala, a fútbol cuando puedo. Si me dicen de jugar a baloncesto, también voy. Vamos, a cualquier cosa.

¿Siempre tuvo claro que quería ser pelotari?

De pequeño también jugaba a fútbol. Lo que pasa es que llega una edad en la que tienes que decidirte y, en mi caso, la pelota me iba bien, estaba contento y me gustaba mucho. Además, en mi cuadrilla hemos tenido la suerte de que cuatro o cinco de la misma edad andábamos a buen nivel y eso también me empujó a decidirme por la pelota.

Del fútbol dicen que es el deporte rey. ¿No le dio pena dejarlo?

Siempre te queda la duda de qué habría pasado de haber seguido, pero la pelota es una cosa que me gusta muchísimo, es un deporte de aquí, es un deporte nuestro y la gente de aquí te apoya más por este motivo. No me arrepiento. Soy feliz como pelotari.

Como pelotari todavía le queda por cumplir el sueño de ganar una txapela, pero, ¿qué otros le quedan por realizar en la vida?

Soy una persona que materialmente se conforma con poco, pero tengo la suerte de que tengo muchísimo. Personalmente siempre he pensado en el Manomanista y en el Parejas, y desde chiquito he tenido en mente ganar esos dos torneos. Y por lo demás, seguir igual porque tengo la suerte de tener una familia maravillosa, unos amigos que no sé si me los merezco, me quieren un montón y yo a ellos también, y mi sueño es que siga todo igual, que en este sentido no cambie nada.

¿Cuánta gente va a ir al Ogueta para apoyarle?

Una barbaridad. Me dieron 150 entradas y ya están finiquitadas desde hace tiempo. Creo que si me hubieran dado la opción de reservar más entradas para la parte de arriba (la zona donde las localidades son más baratas)...

¿Cuánta gente habría podido llevar?

No me atrevo a dar una cifra. De las de cancha (los billetes más caros) no sé, pero creo que habría llenado toda la parte de arriba. Estoy seguro. Después del partido han organizado una cena popular en el frontón de Etxarri Aranatz y creo que va a ir mucha gente.

¿Espera ir con la txapela?

Esperar no, tendré que ir con ella. Ya que ellos han cumplido y se han portado, yo tengo que responderles de la mejor manera. O al menos intentarlo.

Todo es señal de que su localidad natal, Etxarri Aranatz, está viviendo los días previos a la final de una manera muy intensa.

Es una pasada, una revolución. Todo el pueblo se está volcando. Los que no puedan ir a Vitoria verán el partido en algún bar del pueblo, hay mucha gente apuntada a la cena de después y todo esto me llena mucho. Que piensen tanto en mí y que hayan preparado semejante fiesta me resulta muy importante.

Etxarri Aranatz ya tiene a un campeón, Oskar Lasa, ganador del Parejas en tres ocasiones. Con él comparte amistad y ¿qué más?

Siempre hablamos de pelota y entrenamos juntos a los chavales de le escuela. Todavía no hemos hablado de la final, pero en los próximos días seguro que sale en la conversación y estaremos un buen rato charlando sobre el partido. Para mí es un gran amigo y los amigos siempre están para dar consejos. Siempre que hay un buen consejo, lo escucho atentamente e intento aprender.