Hasta dónde ha llegado aquella pegada de carteles para buscar remeras en Donostia!”. Son palabras de Itziar Eguren, presidenta de un club que, pese a sufrir una acuciante crisis económica, ha sabido resurgir de sus cenizas para llegar a lo más alto. La dirigente de Donostia Arraun Lagunak evoca un pasaje de 2014, cuando la entidad tomó la pionera decisión de poner en liza una trainera femenina donostiarra. Fruto de ese esfuerzo y de su valentía, se echó al agua en 2015 para participar en una Liga Guipuzcoana en la que finalizó séptima entre nueve participantes. Al año siguiente consiguió alcanzar incluso la cuarta plaza. En 2017, ya en la Liga Euskotren tras clasificarse en el play-off previo, Arraun finalizó cuarta. En 2018 tuvo que volver a disputar el play-off, que superó, y subió un puesto, hasta el tercero. En 2019 avanzó hasta ser segunda. Y, pese a volver a la tercera posición en 2020, 2021 ha sido el curso de su explosión. La temporada en la que ha saboreado las mieles del triunfo y, de la mano de Juan Mari Etxabe, ha obtenido el premio al arduo trabajo desempeñado durante los últimos siete años, desde la pegada de esos carteles. Su primera liga, los campeonatos territoriales... Pero, lo más importante, ha devuelto la bandera de La Concha a su ciudad. Gracias a morir remando.