aialen Chourraut refleja ese carácter guipuzcoano trabajador que no ceja en su empeño hasta que consigue su objetivo, que lleva sus éxitos con humildad, sin vanidad alguna, y con el orgullo de sentirse arropada por la gente que le ha ayudado a auparse hasta lo más alto. En estos Juegos Olímpicos de Tokio, que se recordarán por los efectos y estragos que ha causado la pandemia del covid, la lasarteoriatarra completó su particular podio olímpico con una medalla de plata en K1 en la modalidad de slalom de piragüismo. Pero a su gesta siguieron las de los futbolistas de la Real, el eibartarra Mikel Oyarzabal y el donostiarra Martín Zubimendi, además del navarro Mikel Merino, que firmaron sendas platas; y la del jugador de balonmano irundarra Julen Aginagalde, que suma la presea de bronce a su ya excelso palmarés. Es decir, de los doce guipuzcoanos que marcharon a tierras niponas, cuatro vuelven con una medalla al cuello y otros dos, Ander Elosegi e Iñigo Peña, con sendos diplomas. Hazaña que evidencia, una vez más, el gran nivel que existe en Gipuzkoa. Razón por la que los niños y las niñas de este territorio quieren emular a estos brillantes deportistas y comienzan a muy temprana edad a practicar deporte para tratar de alcanzar el Olimpo.