Lo que corresponde

–Menudo papelón, anteayer, el del diputado okupa de UPN Sergio Sayas, clamando sobre la voracidad insaciable del Gobierno español, que ahora quiere esquilmar a los pobrecitos bancos y a las desventuradas energéticas. De saque, fue una oportunidad malograda de demostrar el navarrismo de las siglas en que fue elegido. Si algún discurso tiene que hacer al respecto alguien que se reclama foralista, es la exigencia de que el Estado no birle a las arcas navarras la porción del nuevo impuesto que les corresponde en virtud del Convenio. Volvemos a eso luego, porque es la parte que importa también en la CAV y donde hay que concentrar todos los esfuerzos para que nuestras Haciendas reciban lo que les corresponda.

¿VoN der Leyen, comunista?

De lo otro, del sentido ideológico de una medida así, casi ya no hace falta hablar. Quien insista en que se trata de una nueva tropelía bolivariana contra los que creadores de riqueza solo tiene que ponerse el vídeo de la intervención de ayer de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “No está bien recibir beneficios de la guerra y que paguen el pato los consumidores”, dijo en el Parlamento Europeo al detallar los pormenores del impuesto que se aplicará a las energéticas, con el que se espera recaudar 140.000 millones de euros. Esa cantidad se destinará a paliar una parte del impacto del brutal invierno que se espera en los 27 estados de la Unión. Procede recordar que Von der Leyen es miembro de la CDU alemana, socia en Europa del mismo PP cuya portavoz, Cuca Gamarra, calificó la medida del Gobierno español como “propia del comunismo más bilioso”. A la hora de redactar estas líneas, no hay rectificación.

Compromiso

Aclarado lo anterior, como apuntaba arriba, para la demarcación autonómica y para la foral lo importante es conseguir que la medida se aplique de modo que no pueda sortear el Concierto ni el Convenio. Recuérdese que el planteamiento inicial de Moncloa era sacarse de la sobaquera una fórmula para que formalmente la cantidad que se le quiere cobrar a la banca y a las energéticas no fuera estrictamente un tributo. Se buscaba cuidarse las espaldas jurídicas ante la batalla judicial que van a emprender las firmas afectadas. En el penúltimo episodio del envite, Sánchez se ha comprometido a respetar la foralidad, es decir, a apoquinar a los territorios lo que les corresponda. Eso le ha servido para que PNV y EH Bildu le dieran, como primer voto de confianza, el sí a la tramitación parlamentaria de la medida. Veremos si se mantiene la palabra para cuando llegue la hora de la verdad.