Síguenos en redes sociales:

El nieto de la Patro

Tiempo de conejos y gatos

Tiempo de conejos y gatosN.G.

No hay vuelta atrás. Estamos en la campaña electoral. Ese período en el que los partidos echan más madera a las calderas de su locomotora para que conozcamos lo que han hecho, y lo que nos ofrecen para el futuro. Pero como ocurre en otros ámbitos, no siempre se nos trata de seducir con la calidad del producto o del servicio, sino que más de uno centra su estrategia en sacar conejos de la chistera o darnos gato por liebre. En el grupo de los del conejo encontramos a los que cada vez que hablan aumentan el número de viviendas que van a construir. Como el mago que no para de sacar pañuelos del sombrero, en menos de dos semanas, se nos han prometido miles y miles de viviendas. En el caso del gran Tamariz, aunque sabías que había truco, te dejaba sorprendido y además, te sacaba una sonrisa. Con aquellos que en política tratan de marear al personal con datos que no salen de una calculadora, sino de agitar la varita, la cosa no tiene gracia. La ciudadanía acepta, con más o menos resignación, que en campaña haya que dar algo de espectáculo y tirar ciertos cohetes, pero no faltar al respeto de su inteligencia.

Y, por otro lado, están los que tratan de darnos gato por liebre. En política algunas preguntas son fundamentales: ¿para qué?, ¿con quién?, o ¿para cuándo? Pero hay una cuestión que es imprescindible contestar: ¿cómo? Y la respuesta es indispensable por dos motivos. En primer lugar, porque muchos de los actuales retos son lo suficientemente complejos como para tratar de decirnos que, solo con que gobierne su partido, todo se arreglará. Y en segundo lugar, porque muchas de las soluciones que se ofrecen cuestan dinero y eso vuelve esencial decir de dónde saldrá o de dónde se quitará. En todo caso, lo bueno de la democracia no es solo que quieran vendernos sus conejos y sus gatos, sino que tenemos el derecho de elegir si se los compramos.